Columna: La pescada de Al Gore

Publicado por Francisco Campos

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Por Francisco Campos

La visita de Al Gore ha revolucionado a la clase empresarial de nuestro país por el simple hecho de que les ha expuesto un tema al que nunca le han dado bola: que la preocupación por el medio ambiente es una vaina importante.

Me imagino las caras de todos aquellos empresarios, de todos esos Matte, de esos Angelini, de esos Luksic y de esos Piñera impactados y horrorizados por la exposición y por los datos entregados por Mr. Gore. Pero claro, bajo ningún caso espantados por el futuro de nuestro planeta, si no que asustados por la enorme cantidad de plata que podrían perder.

Esa misma sensación de espanto es la que experimentaron las autoridades y empresarios gringos luego del huracán Katrina el año 2005, lo que los motivó a poner atención, muy a su pesar, al vilipendiado discurso ambientalista, especialmente al que ha mantenido por más de veinte años una fracción del partido demócrata, encabezada por Al Gore, aquel tipo criado para ser presidente de Estados Unidos, al que le robaron las elecciones el año 1999 y quien -al parecer- ha canalizado sus fuerzas en algo positivo en vez de quedarse lloriquieando por “500 mil votos” como otro que yo conozco.


Bajo ningún caso le compro toda la pescada a Mr. Gore porque es más que evidente que sus intenciones no apuntan solamente a la búsqueda de un mundo mejor sino que más bien hacia la Casa Blanca, pero es más que beneficioso que un líder con una credibilidad considerable perteneciente al país que más contamina ponga en el tapete la necesidad de tomar medidas con respecto al calentamiento global, lo cual repercute en nuestro país y lo convierte en un tema cercano a lo relevante.

Más importante que la validez del discurso, la pescada de Mr. Gore es que los empresarios y las autoridades chilenas “lo compren” y lo asimilen para que se den cuenta de que no se pueden seguir pasando por la raja la legislación medioambiental chilena, que aunque es muy charcha en nuestro país y no es un esfuerzo mayúsculo cumplirla se la pasan por la raja igual, porque o si no nos vamos a ir a las rechuchas luego de haber hecho mierda el tremendo país que tenemos, naturalmente hablando.

Como dice Albert, no es nada del otro mundo, simplemente se trata de tomar conciencia de aquellas pequeñas cosas que mejorarían cabalmente nuestra situación. La voluntad social y política está. Solamente falta la voluntad empresarial.

Si la pescada de Gore provoca un cambio sustancial en la actitud de quienes ignoran a propósito y concienzudamente las consecuencias de su actuar en nuestro país, bienvenida sea que sea la compro toda.

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