Mientras Gourman on Tour prepara su travesía por diferentes picadas y restoranes, reseñando en profundidad cada uno de ellos, Felipe Navarrete -un fanático de lo que nuestros amigos mexicanos llaman «emparedado«- nos entrega desde la cotidaneidad su propia Ruta del Sándwich. Hoy es el turno del mainstream sanguchero, desde la Fuente Alemana hasta Elkika.

Por Felipe Navarrete /Fotos por: Claudio Ruiz, Gustavo Miranda y Eduardo Carrasco

Me considero un amante de los sándwiches en sus diversas manifestaciones, por lo que siempre trato de ir visitando distintos lugares y probando nuevos sabores.

Aquí va una reseña de mis fuentes de soda recomendadas de Santiago. En esta primera parte, abordaré sólo los locales más famosos, para en otra oportunidad hablar de mis picadas.

1.- Fuente Alemana (Plaza Italia)

Aunque la numeración no implica un ránking, la número uno no podía ser otra que la Fuente Alemana de Plaza Italia. El tradicional local ubicado en Alameda casi al llegar a Vicuña Mackenna es, por distancia, donde se comen los mejores lomitos de Santiago.

Las características de la casa son el pan siempre fresco y esponjoso, el lomito en rebanadas muy finas y cocinado en agua (esta es la principal diferencia), los ingredientes siempre frescos y la exquisita mayo casera. Una de las cosas que más me molesta de comer sándwiches es que los tomates estén muy helados, pero en la Fuente Alemana nunca he tenido ese disgusto.

La mayo es muy blanca y líquida, lo que la hace más liviana y al mezclarse con la palta produce un efecto exquisito.

Otro de los recomendados es el Rumano, que es una especie de hamburguesa con cerdo y especias varias que, aunque no es tan grande como el lomito y tarda un poco más en prepararse, también es excelente.

¿Los contras? Si a usted le gusta el churrasco o los completos, hay mejores opciones.

Tampoco es recomendable ir de más de tres personas ni por mucho rato, ya que se debe comer en piso o parado frente a la barra, por lo que es pedir, comer e irse.

La Fuente Alemana de Providencia (Pedro de Valdivia, al llegar a Providencia) es muy similar, salvo que el pan tiende, por extrañas razones, a mojarse más de la cuenta y a veces se queda pegado en el papel en que sirven el sándwich.

2.- Fuente de Soda Münich (Santa Isabel con Vicuña Mackenna):

Aquí la especialidad también es el lomito, pero el Barros Luco (churrasco con queso derretido) y el Chacarero (churrasco con tomate, mayo, ají verde y porotos verdes) son muy buenos.

El ambiente es futbolero y se pueden ver fotos de todos los grandes futbolistas de nuestro país y varios del extranjero, además de muchos banderines de equipos. Obviamente cuenta con CDF Premium para ver los partidos. La razón de todo esto es que el dueño está muy ligado al Audax italiano y se dice que luego de cada triunfo del cuadro verde, el plantel va a comer al local. Nicolás Peric (ex- seleccionado chileno que ahora milita en un club turco) era uno de los más asiduos y seguro que desde Turquía debe extrañarlo.

La característica más especial es el pan, que no es frica sino una hallulla bastante sabrosa, por lo que los sándwiches pierden hacia el lado pero ganan hacia arriba, así es que sólo para los expertos está reservado el placer de comerlos con la mano.

3.- Fuente Suiza (Irarrázaval entre Macul y la Plaza Ñuñoa):

La especialidad son los churrascos, aunque los lomitos también son recomendables, aunque su preparación es distinta pues son lonjas más gruesas y se calientan al horno, por lo que son más secos.

La mayonesa es más bien espesa, de esas que si uno las tira con una cuchara se quedan como jalea, y en lo personal me parece un tanto pesada, por lo que yo pido poca.

Lo malo del local es que a las horas punta hay que esperar, a veces demasiado, y en ocasiones el pan no es del todo fresco (pasado las nueve de la noche me ha tocado pan recalentado).

Además, la palta no siempre es Hass sino de esas verdes bien aceitosas y con poco sabor (N. de La R: el autor se refiere a las paltas Bacon).

Igualmente le tengo un cariño especial a este local porque una tradición de largos años me lleva a reunirme periódicamente con mis compañeros del colegio ahí, ya que cuenta con mesas para varias personas y con ambiente fumador.

Pero que se entienda bien: el local es muy bueno, sólo que es un tanto aleatorio, de esos que a veces te toca comer más rico que otras.

4.- Elkika Alemán (Providencia con Tobalaba; Guardia Vieja con 11 de Septiembre):

Un local absolutamente sobredimensionado. Ni el lomito (que por lo alemán, debiera ser el plato fuerte) ni los churrascos ni los completos son decentes.

La mayo es ahí no más, los tomates suelen estar fríos, la palta tampoco es Hass y el lomo tiene excesiva grasa. Además, es caro.

La única razón por la que es tan conocido, creo, es porque se presta mucho para el “happy hour” cervecero, sobre todo por sus terrazas.

5.- Nuria (varios):

Aquí lo importante es el tamaño. De todos los locales, este es el que presenta los sándwiches más grandes y casi al mismo precio.

En lo personal, no me gusta mucho, aunque es mejor que el Elkika. A mucha gente el gran tamaño le llama la atención y prefieren irse por ese lado.

6.- Dominó (varios):

Aquí se viene a comer completos, sólo completos y nada más que completos.

El Dominó siempre se caracterizó por sus precios relativamente elevados pero con una calidad acorde, por lo que en ese sentido no había problema.

Sin embargo, se han efectuado diversas franquicias de la marca, por lo que Dominó ya no es sinónimo de calidad como antes.
Por ejemplo, los locales de El Bosque y del centro-centro siguen siendo excelentes, pero otros como el del Florida Center o el de Providencia son derechamente malos y cuestan lo mismo.

Cuando hablo de caro me refiero a $1.200 por un italiano, por lo que hay que elegir bien el local para no sentirse estafado.
Las marcas distintivas del Dominó son la vienesa (fabricada exclusivamente para el local), el pan fresco y el hecho de que la palta vaya sobre la vienesa directamente. Sobre la palta, el tomate (normalmente es al revés) picado en cuadraditos muy chicos. Además, tienen poca sal -por no decir nada- para que uno le eche a gusto.

Al igual que la Fuente Alemana, sólo se puede comer de pie o sentado en pisos frente a la barra.