El cine de Shinya Tsukamoto (‘Tetsuo’, ‘Tokyo Fist’) es una mescolanza entre la estética cyborg de William Gibson, los primeros discos de NIN y las lecturas sociales de Slavoj Zizek. Es decir, un esperpento psicóticamente impactante y contundente. Cabezón Gutiérrez y Vidaurre –discípulo y maestro respectivamente- han unido fuerzas para homenajear al director japonés entregándonos sus reseñas de Haze (2005), claustrofóbica y desesperante rareza digital de sólo 50 minutos de duración.
Haze: el cuerpo atribulado
Los límites de los términos no son trascendidos, simplemente transgredidos o rotos, produciendo lo informe, la putrefacción o el pudrimiento” José Miguel G. Cortés
Shinya Tsukamoto ha construido una filmografía obsesivamente reconcentrada en las operaciones de transformación e intervención del cuerpo. Desde la fundacional Tetsuo (1989): combinación insurrecta de tecnología bastarda y manierismo materico, relectura en clave ciberpunk y post Eraserhead de Lynch. Si bien en Tetsuo I y II, la mecánica sucia se combinaba con el surrealismo, en Bullet Ballet (1998) la neurología como objeto de delirio y mutación parece operar como una neo alquimia, en donde el cuerpo deviene en campo de experimentación.
Haze (2005) es una película anómala. Una pequeña rareza digital de menos de 50 minutos que se instala como una máquina de tortura sobre el propio cuerpo del director, quien ya había encarnado un rol protagónico en Marebito (2004) de Takashi Shimizu: otro filme perturbador que parece favorecer la tesis de que el mejor cine fantástico contemporáneo se produce en las cocinas del Cine B.
Una trama tan mínima que permite la formulación de operaciones materiales por sobre las las retoricas literarias, permite que Tsukamoto acometa con un filme tan breve como preciso que se asemeja a los cuentos perversos tan habituales a fines del siglo XIX –es de lamentar la necesidad de un giro iluminante que no posee más sentido que la pobre excusa de la comprensión por sobre el enigma- retórica de la crueldad que no da tregua en su falta de compasión.
En Haze, un hombre o más bien un cuerpo está literalmente encajado en un túnel. No reconocemos su diseño por lo cual puede tratarse de una cloaca, una mina o un subterráneo. O lo que es peor una trampa: algún tipo de laberinto al estilo de esa pequeña maravilla del siniestro británico que es Blind Alley, uno de los relatos que componen Tales from the crypt (1972) de Freddie Francis, con sus arquitectos ciegos y su laberinto de hojas de afeitar. El personaje de Tsukamoto no posee ningún indicio que explique su presencia en esa detestable mazmorra, a cada movimiento que intenta realizar una nueva forma de dolor golpea su cuerpo. Cada esfuerzo es recompensado por una nueva maquinaria de tortura: clavos, rocas, alambres, cañerías, todos los objetos están organizados con una lógica conspirativa sobre su cuerpo.
Pocas veces Kafka parece tan vinculado a Poe: la angustia del sinsentido se encarna en la asfixia del emparedamiento.
Haze: Una flagelación muy relacionada con su placer
Mediante este experimental filme del director de Tetsuo, ese tipo que le gustaba meterse metales hasta por el orificio, Don Shinya se manda un medio volón sobre un hombre que no puede escapar de su propio destino, y es en parte una metáfora y en gran parte algo más literal.
Haze se trata de un muchacho que pasa el 90% de la película metido en unas especies de alcantarillas, en donde con suerte entra él y su apretada anatomía. Esa es toda la cinta: el hombre que trata dificultosamente de moverse por el comprimido espacio de los túneles tratando de encontrar una escapatoria.
Igual es súper interesante. Al principio uno se comporta algo indiferente al conflicto (le importa repoco, la verdad, y cree que va salir pronto del entuerto) Pero después, cuando empezamos a notar que el protagonista no encuentra el letrero «Exit» y todo se topa únicamente con pequeños recovecos en donde difícilmente puede darse la vuelta y respirar, nos empieza a asfixiar un poco la cosa, terminando absolutamente comprometidos con el drama del tipo.
Bueno, hay que darle un tratamiento especial al flim. De partida se trata de una obra bastante experimental. La trama es unidireccional, y cuando digo eso me refiero a que existe un objetivo, una dirección y meta, y esa es salir de la trampa de concreto. Es una cinta de sensaciones que podría resultar algo inverosímil si la tratamos con nuestros ojos mainstream, pero que termina sosteniéndose y atrayéndonos hacia una extraña cercanía con el protagonista (Es bastante rara la cosa).
Don Shinya está muy interesado en las situaciones extremas. Sus personajes no comparten el bienestar de estar en una sociedad complaciente, sino que están más comprometidos con sus filias, sus objetivos y sus propio escape. Su goce es su autodestrucción, una flagelación muy relacionada con su placer. Su libido es el corte, su ambiente es la sombra. Quizás en Haze hay un giro esperanzador (vean el final) pero el tratamiento de la persona es el mismo. Muy extraña y atractiva película.
Haze (2005) trailer:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=UtkTRAdIOiE[/youtube]
Tetsuo (1989) trailer:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=uROMTzJsfOI[/youtube]
Tokyo Fist (1995) trailer:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=X1tmDxuqhBA[/youtube]
Vital (2004) trailer:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=zC9FJDhyllc[/youtube]
Nightmare Detective (2006) trailer:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=pwGUboh4jKM[/youtube]
Publicado por disorder.cl
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