Arribismo provinciano o el Starbucks de Viña.

Publicado por Francisco Campos

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Si bien soy una persona que gusta de salir a comer o a «servirme» algo, no soy de esos que frecuentan cafeterías y ese tipo de boliches, por lo mismo, nunca le he encontrado la gracia al famoso Starbucks. Primero, porque no tomo café y, segundo, porque lo encuentro descomunalmente caro para lo cagonas de las porciones que te sirven. Sin embargo, no deja de extrañarme cual es la fascinación que tiene cierta gente con ese lugar, como si fuera un lugar de culto al que hay que ir por que sí.

¿Por qué mierda Starbucks? ¿Que chucha tiene de especial una cadena de cafeterías que en Estados Unidos,  su  país  de origen, están al mismo nivel que McDonalds? ¿Cual vendría siendo la idea de endiosar el lugarcito ese? Seguramente, porque los primeros que abrieron en Chile fueron en el barrio alto de Santiago, entonces quedó la idea de lugares exclusivos, concepto que vuelve locos a los viñamarinos arribistas que encontraron el lugar ideal en su reducido mundo.

Igual, ya estaba familiarizado con el «concepto Starbucks» y todo lo que implica, pero en ningún momento me imaginé que iba a alcanzar tales niveles de patetismo. Hace un par de días inauguraron un Starbucks en Viña y quedó la cagada. Todo el mundo quería ir y habían unas colas enormes de gente que simplemente tenía la curiosidad de cachar que onda con el lugar ese. Pero los días pasaron y la cuestión seguía atestada de gente, incluso de gente que se producía con sus mejores tenidas y que sacaba a pasear sus cagadas de Macs para allá, lo que me dio la idea de Starbucks transformado en el nuevo lugar de la Ciudad Jardín para ir a lucirse, tal como en Santiago, sólo que aquí es imposible que pase piola.

Muchos amigos consideraron la inauguración de Starbucks en Viña como un verdadero acontecimiento, un evento al que había que asistir, como si Viña ahora SI fuese una ciudad completa que no tenía nada que envidiar a la capital, incluso le escuché comentarios parecidos a mis alumnos de segundo medio.  Que mierda? que nivel de razonamiento es ese por favor? Está bien, todo el mundo tiene derecho de hacer lo que se le antoje e ir a pasearse donde se le pare la raje, pero lo que me molesta es ese instinto gregario inducido por la necesidad de parecer pulento de una forma vergonzosamente forzada.

Por supuesto que, luego de leer este artículo, muchos me van a tratar de fascista o de atentar en contra de lo shúper, cuando por el simple hecho de escribir en esta revista o poner música en una que otra fiesta, yo vendría siendo abc1, hijito de papá y todos esos epítetos que abundan en los comentarios. La santa y pura verdad es que  ir al Starbucks a pasear para hacerse el bacán, es una estupidez incuestionable. Por eso mismo, incluso hay gente que piensa que el Starbucks ya se chacreó y que se volvió popular, por lo que dejó de ser cool.

Pues bien, en mi humilde opinión, nunca se trató de un lugar cool y quienes lo frecuentan religiosamente, están al mismo nivel que el público de «Morandé con Compañía», cumpliendo sus distintas aspiraciones de clase. Unos estando cerca de sus referentes culturales y líderes de opinión y los otros, haciendo algo que aparentemente los hacer ser más especiales. En tu purísima mente.

UPDATE: Vean el grupo en Facebook, con más de 5 mil miembros, llamado «Exigimos Starbucks en Viña». El nivel de comentarios da para pensar.

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