por Francisco Campos
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Aunque digan que la vida da segundas oportunidades, definitivamente para muchos – entre los que me incluyo – esta posiblemente fue la única oportunidad en nuestra vida en la que pudimos disfrutar de un concierto del ahora trío británico, luego de que hace doce años, David Gahan anunciara que nuca volvería a emprender una gira mundial con Depeche Mode, producto del temor que le generaba la posibilidad de volver a sufrir una sobredosis de drogas, a causa del stress generado por una gira de tiro largo.
Afortunadamente, el tipo se mejoró de su “enfermedad”, recuperó la confianza y progresivamente emprendió con Depeche Mode giras más largas. Hasta que, por esa gracia divina que derepente ilumina a las productoras de eventos nacionales, recaló en nuestro país por segunda vez, en el marco de su Tour of The Universe, el que también los llevó por primera vez a lugares como Bogotá y Lima.
El setlist de sus dos fechas anteriores fue el mismo, por lo que imaginé que en Santiago iba a ser idéntico y, la verdad, no me prendía mucho en un principio. Pero que mierda, es uno de mis grupos favoritos y aunque, vayan a apretar play haciendo como que tocan música – Chemical Brothers o Daft Punk stylor -, vale infinitamente la pena. Así que fui feliz igual.
Pasa que en este tipo de ocasiones uno va con muchas expectativas, entonces, uno tiene el temor de salir desilusionado y que, lo puede ser una oportunidad única, termine siendo una decepción que jamás será olvidada. Pero bueno, la cosa es que partí con la cabeza en otro lado al Club Hípico y, cuando me daba esa vuelta de mierda para entrar al lugar del concierto me vino esa sensación de ansiedad y el apretamiento de estómago que le viene a uno en este tipo de situaciones, además del apretamiento de cada una de las otras partes de mi cuerpo, en esa marea humana que trataba de ingresar al lugar.
Como me fui tarde, quedé al medio de la cancha general. Una mierda con todas sus letras ¡Estaba a casi 100 metros del escenario y no veía ni un ápice del puto escenario! La cosa es que, como andaba solo, pude escabullirme y quedé relativamente cerca de la valla que separa cancha general de cancha vip Ahí quedé bien y mientras esperaba que fueran las nueve, con esa música de mierda sonando de fondo, pensaba en tres cosas: 1) la gente moverá sus manos con Never Let Me Down Again como en el 101? 2) las chiquillas gritarán desaforadas cuando cante Martin Gore? Y 3) el espacio descriteriado que hay para separar las dos canchas hace que la gente que está lejos, quede aun más lejos.
Cuando estaba en lo mejor de mi debate interno se apagaron las luces y comenzó a salir la banda lentamente. El chancho ya estaba tirado porque, a esas alturas, daba lo mismo si era una basura de concierto porque estaba delante de mí estaba ni más ni menos que Depeche Mode. Sin embargo, el frío comienzo con In Chains y Wrong – cantadas casi de mala gana – no hicieron más que aumentar mi nerviosismo. Además, desde la entrada, me dio la impresión de que gran parte del público era bien de mierda, en el sentido de que sólo conocían los hits y difícilmente iban a prender con las canciones menos conocidas.
Luego, con Walking in My Shoes. It´s No Good y Question of Time el público se anduvo prendiendo un poco más, pero la cosa decayó cuando tocaron Jezebel. No se si habrá sido idea mía pero Gahan parecía distante, desganado, aburrido, choreado, etc, pero de a poco le fue agarrando el ritmo y eso, el público lo percibió, pudiendo romper el hielo entre ellos y la banda.
Después vino se fue todo a la chucha, la gente prendió como si le hubiesen echado bencina encima. Todos saltaban, gritaban y, efectivamente todos movieron sus manos cuando cantaron Never Let Me Down Again y todas las ex colegialas ochenteras gritaron como locas cuando Gore hizo de las suyas cantando Home y Somebody. En ese sentido, creo que los encore dejaron más on fire al público– al menos donde estaba yo – que luego de una hora de concierto, si pudo ver al grupo que quería ver y no a un par de tipos desganados arriba del escenario.
Y bien, luego de casi dos horas y de ir de menos a más, Depeche Mode cerraba su segunda visita a Chile con The Night Before. No me sentía particularmente eufórico pero si sumamente satisfecho. Gahan y Gore son incombustibles y, tanto su voz como su carisma, se mantienen intactos a pesar de los años y de las drogas. Lo mismo que Fletcher, que estuvo impecable. En definitiva, una gran concierto, pero no uno de esos en los que uno dice OH LA HUEA LA ZORRA CONCHETUMADRE, LA MEJOR HUEA DE MI VIDA LOCOOOOOOO!!!!. Bueno, pero no tanto.
Una vez terminado el concierto y mientras daba la vuelta más hueona de la a vida para salir del Club Hípico cagadísimo de frío, pensaba para mis adentros que el concierto de Depeche Mode fue un concierto necesario. Es necesario porque, tal como sucedió con los conciertos de los Rolling Stones en 1995 – que increíblemente no llenaron el Nacional -, Smashing Pumpkins y Metallica en 1998, Pearl Jam en el 2005, Sonic Youth y Radiohead en el 2009, son conciertos realizados por grupos que marcaron época y que cuentan con una enorme legión de fans que esperan ansiosos la que, probablemente, será la única visita de sus grupos favoritos y la única posibilidad que tendrán de verlos en vivo y en directo.
Para finalizar, no puedo dejar de mencionar que esa especie de palco fue lo más similar a una estafa colectiva que he visto en mi vida. Y bueno, que decir de las “credenciales oficiales” que vendían o el choripán a dos lucas, que al parecer era de wagyu y por eso era tan caro.
Setlist
1. In Chains
2. Wrong
3. Hole to Feed
4. Walking in My Shoes
5. It’s No Good
6. A Question of Time
7. Precious
8. Fly on the Windscreen
9. Jezebel
10. Home
11. Miles Away The Truth Is
12. Policy of Truth
13. In Your Room
14. I Feel You
15. Enjoy the Silence
16. Never Let Me Down Again
17. Somebody
18. Stripped
19.Behind the Wheel
20. Personal Jesus
21. Waiting for the Night
Publicado por Francisco Campos
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