Por Cha Giadach

Huguito

Primero que nada: ¡Hugo Chávez! Pronunciar esas dos palabras a algunos les da miedo, a otros admiración, a unos asco y a otros risa.

Es un hombre de armas, de ejercito, de esos dispuestos a dar la vida por la patria. Sea ridículo o no en estos días, Hugo es así. Ya causó un golpe de estado en 1992 contra el presidente en esa época, Carlos Andrés Pérez. Cabe notar que en Venezuela la tradición militar no es como la de Chile: acá, históricamente, el ejército es una institución de clase alta, de pudientes, o sea en vez de irse a estudiar para ser cura, otros se enlistaban en el ejército, y aunque esta tendencia ya cambió, así ha sido a través de la historia. En Venezuela el ejercito siempre ha sido formado por gente de todos los estratos sociales, donde predominan los más pobres, esos que ahora son millonarios, andan en yates por el caribe solo usando zungas y boinas rojas, escuchando reggaetón por parlantes subacuáticos. Cada uno disfruta la riqueza como le da la gana ¿no?.

Pero Hugo Chávez viene de un mundo netamente rural, es llanero de tomo y lomo. Fue criado por su abuela en el estado Barinas, donde el calor predomina y donde si no sabes defenderte eres un cretino, al igual que en muchas partes de Latinoamérica. El hecho que sea presidente ya lo convierte en lo que pregonaba John Lennon, un “Working Class Hero”. Ademas Chavez tiene grandes huevos, algo que para el pueblo venezolano es fundamental, de lo contrario ya estaría fuera del poder hace mucho rato. Esto lo explica un golpe de estado efectuado contra él, el año 2002, donde duré fuera del poder solo dos días (época que muchos disfrutamos porque no hubo clases), volviendo como un mártir, y dejando a la oposición (un grupete de ricos desorganizados y sin liderazgo) como payasos.

Sin embargo este texto no pretende alabar a Chávez, porque durante su ya largo mandato ha llegado a lanzar medidas retrogradas dignas de Guerra Fría, casi como de reconstruir el muro de Berlín, o de sacar de sus tumbas a Nikita Kruschev y Fidel Castro para unirse a un baile de merengue, todos borrachos y extasiados.

No olvidemos que Chávez cierra canales de televisión, uno de ellos RCTV, canal donde todas las viejas veían las teleseries, cosa para ellos es como una tragedia nacional y significa la eventual muerte de los culebrones venezolanos que tanto aman todas las viejas con plancha en mano alrededor del continente. También le quitó las concesiones a cientos de estaciones radiales, achicando y abarcando la prensa de forma casi-exclusiva para el gobierno.

La sociedad venezolana

Describir a los venezolanos es difícil, y escribirlo puede ser una contradicción, pero hay tres clases socio-económicas, no que predominan pero que existen, una más que la otra.

Por un lado están los pobres, los que disfrutan con Chávez y sus transmisiones radiales los días domingos, los que se ríen con él y de todo lo que diga. Es algo así como el cariño que le tenía el pueblo vietnamita a Ho Chi Mihn, al que llamaban “tío”.

A los venezolanos que viven en lugares parecidos a las estereotipadas favelas brasileñas Hugo les canta, les habla como si fuera uno de ellos y ayuda, de forma directa y literal, a los que milagrosamente hablan con él vía telefónica durante la transmisión de su programa. Da lata generalizar, pero solo con una visita a este país, uno se puede dar cuenta de esta realidad. De barrios pegados a las laderas de los cerros, donde solo llegan los habitantes locales, donde hay que ser un completo idiota para meterse con un Mercedes Benz.

Por otro lado están los ricos, conocidos popularmente como los “sifrinos” (cuicos) y políticamente como los “escuálidos” (termino mal usado porque en verdad significa tiburón o algo así, pero igual es un término chistoso). Los cuicos chilensis quedarían como rotos al lado de ellos, y no es chiste. Casas, más bien mansiones, que causan aberración y no envidia; camionetas blindadas, el último auto deportivo para la hija que ni sabe manejar, perros traídos desde Europa. Trata de imaginar la casa de un narco de película, así son las viviendas del cuiquerio venezolano, todo gracias al petróleo y a que la sociedad venezolana siempre ha estado dividida. Así de tajante, así de duro. Normalmente se quejan de cómo esta el país desde sus casas en Miami, así que cada uno vera cuan importante es la opinión de ellos.

Y están los del medio, los que no son ni ricos ni pobres, la “clase media”, término que en verdad nadie puede explicar, ni él mejor ensayista, ni él mejor charlatán. Es temerario decirlo, pero la clase media es igual en todas partes, solo cambian algunos aspectos. En el caso de Venezuela este es el sector, a grandes rasgos, más afectado porque esta metido al medio de confrontaciones ricos vs pobres. A simple vista se podría decir que son fieles opositores a Chávez, son los que ahora tienen que bancales ir al baño con linterna solo porque Chávez se dio cuenta que la energía eléctrica esta guateando en el país. Son los que tienen que hacer las interminables filas cuando llega algún producto que no estaba en los estantes de los supermercados desde hace mucho tiempo, porque el debastecimiento es algo a lo que ya se acostumbró el venezolano, la falta de azúcar, café (demasiado importante para ellos), e incluso la bencina. Hubo una época en que se tenia que guardar galones de bencina en las casas, porque en Venezuela todo el mundo tiene auto, por lo barato y accesible de su principal exportación, el petróleo. Esto no quita el peso de asumir un gobierno revolucionario, de hacer filas, de pelearse por cosas que a veces suenan insignificantes, como cuando yo tuve que correr a buscar kilos de harina porque corrió el rumor de que al fin había en los almacenes, y mi vieja tuvo la genial idea de hacer queque ese día.

Sin embargo, y a pesar de todo, el venezolano es un ser relajado, de risa facil y de ir a la playa lo más que se pueda. Y estas tres clases sociales historicamente siempre se llevaron bien, solo faltaba que llegara Chávez para que esto cambiara y se llevaran como las pelotas. Un día Huguito dijo que todos son diferentes, que los ricos se aprovechaban de los pobres, que los pobres van a sacarle la chucha a los ricos, y ahora esta la cagada y todos se odian. Se siente en el aire. El ambiente es intenso, pesado. Triste.

En general el caribeño sabe sonreír frente a cualquier adversidad, y eso se agradece, hay que estar parado en una marcha o a la hora del taco para ver que convierten absolutamente todo en una oportunidad para pasarla bien. Yo personalmente estuve atrapado en infinitos atochamientos durante los años que viví allá, y muchos se convirtieron en carretes con alcohol y música asquerosamente fuerte, con gente de todas las edades y estratos sociales. Parece comercial de Kem Piña, pero flaite, en la ciudad y no en la playa.

Véanlo como la reivindicación del que siempre ha sido oprimido, véanlo como “Sí, al fin justicia”, pero con sus peleas internacionales y otros enredos, este ha sido el mayor daño efectuado por un presidente que ya lleva 10 años en el poder: La división al país. Y eso es un error, una tragedia, un crimen, y es algo que nosotros conocemos muy bien, porque aun cargamos con el peso de mirarnos feo hasta en la micro.

¡WAR! ¡UH!

Apropósito de peleas internacionales, Chávez tiene un sueño, un sueño que ya tiene características de fantasía erótica-heroica-castrista: se considera, casi literalmente, el sucesor de Simón Bolívar, y lo reitera discurso tras discurso. Hoy en día anda hablando de guerra con Colombia por la presencia militar estadounidense en aquel país, y con un Uribe desligado de todo el acontecer político del resto de América (Piñera debe ser su único amigo de la región, que miedo) y un país aun sumido en una guerra interna desde que es país, Colombia es el principal enemigo de la Venezuela Bolivariana/Nu-Socialismo/Marxista.

Acudir a figuras históricas, como la de Simón Bolívar, es el camino más fácil y más recurrente de Chávez, quien prácticamente en cada discurso, razón y evidencia que da, se tira alguna cita del prócer de su patria. Como si la Bachelet cada vez que se enoja citara al huacho O’Higgins.

Sin seguir pelando sus arranques violentistas, porque esta claro que se va a desmentir, y después otra vez va a decir lo mismo, después va a decir lo contrario y así sucesivamente, todos sabemos que ir a guerra es estúpido, es como si nosotros nos fuéramos a guerra con Perú o Bolivia, seria patético y estaríamos volviendo atrás 100 años y nadie quiere eso.

¿Y que significa todo esto?

No se que significa, ni vivir allá me lo dejo claro. Lo que si tengo claro es que los venezolanos están siendo, y hace rato, parte de un proceso histórico. Sea un proceso bueno o malo, eso no le quita la importancia del revuelo que causa la revolución de Chávez, cada vez que habla, cada vez que acude a alguna cumbre, donde le llueven periodistas como si fuera un rock star.

Y en tono muy personal es importante, extremadamente importante, darse cuenta que muchos se contradicen a la hora de hablar de izquierda. Ya no se ven los mismos luchadores de causas que se veían antes, pues porque ya estamos en una era totalmente egoísta y vivimos en libre mercado. Pero lo que se vive ahora en Venezuela no es izquierda, tampoco dictadura, ni tampoco democracia. Es un tipo de engendro raro de crear un gobierno alrededor de una persona, de un discurso, de una presunta lucha. La casualidad aquí es que esta vez paso en Venezuela, y es bien fácil asustarse y salir corriendo cuando alguien mueve los cimientos de algo que pensábamos ya estaba establecido, eso llamado el hoy, eso de haber superado los fantasmas que nuestro continente nunca ha dejado atrás.