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Por Francisco Campos D. / Foto por Claudio Ruiz / Video por Jonathan Bravo

Gracias a la intransigencia de Camilla Vallejo y Jorge Gajardo –que jugaron al gane todo y que mantuvieron por más de dos meses un movimiento que no tenía patas ni cabeza, sin propuestas concretas y que tenía como principal bandera de lucha el fin al lucro, pero que encontró poderosos aliados en la desinformación de la gente, la represión del gobierno y la inoperancia del poder legislativo de todos los sectores– lo que partió como un movimiento estudiantil se extendió a todos los ámbitos de la sociedad y permitió canalizar el descontento de los chilenos molestos con un gobierno de mierda, que demostró una incapacidad suprema para solucionar problemas elementales y que no no hace más que esconder la cabeza en el hoyo, cual avestruz.

Lo de anoche fue hermoso, gente en todas partes manifestándose tranquilamente, sin violencia, sin tomarse las calles, sin dar excusas para la represión, al menos en la gran mayoría de Chile, porque hubo ciertos lugares en los que los carabineros se pasaron por el aro a la gente y campantemente tiraron lacrimógenas incluso adentro de condominios como si fuera lo más normal.

Pero no todo puede ser perfecto y lo que me pone contento es la gente por fin comenzó a decir basta, ya no más de la mierda populista, por eso mismo espero que este movimiento –que dejó de ser patrimonio exclusivo de los apernados de siempre que no buscan más que protagonismo a cualquier costo– se canalice de forma correcta y alcancemos las tan anheladas mejoras, no sólo en educación, sino que en salud, previsión, condiciones laborales, sindicalización, transporte, Hidroaysén, reconstrucción  y un larguísimo etcétera.

Creo que el cacerolazo de anoche, originado espontáneamente por la molestia de la gente ante la represión irracional, tiene mucha más validez que cualquier marcha de las tantas convocadas y fue mucha más efectiva que todas ellas, incluidas las famosas intervenciones, que no pasan de ser algo anecdótico. Por eso, espero que se repita tantas veces sea necesario, hasta que el gobierno deje de hacer oídos sordos. Pero me lo tomo con mesura: Piñera no va a dimitir y, aunque lo hiciera, todos tenemos más que claro quien sería su sucesor, y tampoco van a llamar a elecciones anticipadas porque ni derecha ni izquierda tienen un candidato. Lo único más bajo que la aprobación de Piñera es la aprobación de la Concertación.

Manifestación sorpresiva en Miguel Claro con 11 de Septiembre a la hora de los cacerolazos. Toda las esquinas de Providencia estaban atiborradas de gente golpeando ollas.