Machine Head en Chile: sácate la chucha

Publicado por Ignacio Molina

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Texto: I. Molina / Fotos: Carlos Müller

Son algo así como las 23:00, suena Imperium y Robb Flynn, líder de Machine Head, grita: “Esto es para ustedes, abran el circle pit”. Entonces, cientos de tipos sudados, hediondos y de negro sagrado se ponen a rotar rajando la cancha de Teatro Caupolicán, creando, a su paso, un circuito mortal desde donde comienza a emanar una fuerza centrífuga capaz de generar un agujero negro. Que alguien llame a Ena von Baer. Que alguien la deje en medio. Y que, entonces, si alguna vez en Chile se quiere volver a hablar de violencia extrema, que en primer lugar se hable de Pinocho y los milicos, que en segundo lugar se hable de Hinzpeter y los pacos, y que en tercer lugar se hable de Machine Head y sus fans chilenos.

Escuchar a Machine Head en vivo, precisamente las canciones de Unto The Locust (2011), su último disco y el que los trae por primera vez a nuestro país, es como si una plaga de langostas de Mauritania se te metiera por las orejas, se reprodujera hasta el infinito y creara en tus sesos enjambres infernales que solo puedes desintegrar moviendo tu cabeza de atrás para adelante tal como si hubieses hecho un pacto maldito con el espíritu de Cliff Burton. El mismo pacto, quizá, que Machine Head hizo para poder crear The Blackening (2007), disco al que esta noche le van a dar duro: la segunda en sonar es Beautiful Mourning, la que recuerda tanto a Metallica como a SlipKnot.

A propósito, cuando son casi las 23:30 la postal es para el recuerdo y es rarísima: metaleros y aggros unidos como hermanos en un mismo salto mediante la música de Machine Head. Insólito. La teoría que surge, entonces, es la siguiente: sin ser aggro, Machine Head fue aggro antes del aggro. Y así lo está reafirmando con Old sonando demoledora mediante ese riff bastardo del Vulgar Display of Power de Pantera. Ese riff que esta noche, en el Caupolicán, nos tiene a todos unidos y flotando como si estuviésemos atrapados en un cuadro dañado de Chagall.

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Cuanta vibra existe en Flynn. Cuanta honestidad. Cuanto carisma. Por cierto: paralelo Universidad de Chile en Rio goleaba a Flamengo, causando la ira de Ronaldinho, tres o cuatro chunchos en las gradas del Teatro vestían orgullosos camisetas de su equipo, mientras, llenos de pasión, se ilusionaban, tal vez, con capturar un momento que para otros resultaba imposible: Robb Flynn subiendo al escenario vistiendo la camiseta de La U. Una imagen que algunos fanáticos de Machine Head y la vocal esta semana ostentaban en sus Facebooks casi como una suerte de trofeo: esa foto extrañísima del líder de Machine Head vistiendo la camiseta de la era Salas. Una postal que merece un reportaje y que esta noche, a pesar de la goleada, no se repitió.

Mejor volvamos al futuro: luego de Old, Machine Head sigue con Aesthetics Of Hate, una canción que en mayo de 2009, en Alemania, y en la marco de la gira del Death Magnetic de Metallica—y que tenía a Machine Head como teloneros—, hizo que James Hetfield se subiera al escenario para tocarla junto a la banda de Flynn. Hoy, dos años después, al escucharla en vivo, queda totalmente en claro que el último disco de Metallica, el mismo que los trajo de vuelta a Chile el pasado año, le debe bastante a Machine Head, tal como los últimos de Machine Head le deben bastante a Master of Puppets.

Y se nos caen encima los años, las cervezas, los recreos, el aggro metal, el metal. Y, claro está, no tenemos otra que saltar y saltar y saltar para así capturar y llevarnos a casa este momento

La noche sigue. Combos van, combos vienen, los muchachos se entretienen. Ni en un partido de la era Bielsa se había vivenciado un ambiente como este. Y eso Machine Head lo lee. Y mientras sudamos como cerdos antes de ir al matadero, los de Bay Area siguen tirando lo mejor de 20 años de repertorio: es el turno de Bulldozer. Es tanta la energía que transmiten, que a medida se desarrolla el tema podemos hablar del nacimiento de una suerte de zona cero en el concierto. Un surco, un epicentro, en donde Machine Head, con el teatro hirviendo, de pronto suelta, para nuestro regocijo, lo que todos esperábamos: Ten Ton Hammer.

Este el peak del show y comienza así: Phil Demmel deja caer la primera nota—que nota, imborrable—, Adam Duce (bajo) y Dave McClain (bateria) lo acompañan con el ritmo, y Rob Flynn remata con el riff . Y se nos caen encima los años, las cervezas, los recreos, el aggro metal, el metal. Y, claro está, no tenemos otra que saltar y saltar y saltar para así capturar y llevarnos a casa este momento.

Ahí estamos, entonces, dejando sangre, sudor y lágrimas en la cancha. Tal como reza esa canción del The Burning Red que hace un rato también tocaron y también saltamos.

Un día antes, en entrevista con La Tercera, Robb Flynn, líder de Machine Head, comentaba: «Chile es uno de los lugares a los que siempre hemos querido ir. El guitarrista de Exodus, el vocalista de Cannibal Corpse, la gente de Arch Enemy y muchos amigos nos han dicho que este es un lugar muy especial para el Metal y eso es grandioso. Incluso la gente de Sepultura nos dice que en Chile están más locos que en otros lados, que van a hacer headbanging, van a cantar más fuerte, van a hacer los círculos de pogo más grandes y van a saltar más alto que el resto. Esas son mis expectativas».

Y vaya que se cumplieron.

Pero, quizás, tras todo ese fenómeno, toda esa pasión por las bandas de corte Metal, hay una posible explicación: solo en un país tan jodido como el nuestro se puede generar esa suerte de agujero negro como el de esta noche, al comienzo de Machine Head en Imperium. Siendo ese forado la ebullición de la rabia y frustración contenida tras las injusticias y mentiras que día a día—lumazos, molotovs y guanacos mediante—nos toca vivenciar en las calles de Chile. El Chile de Piñera. De Coloma. De Longueira. De Ena von Baer. De Labbé. Del Cardenal Errázuriz. De Karadima.

Algo así como las 00:10. Finaliza Ten Ton Hammer y Machine Head se va del escenario, ovacionados hasta decir basta. Pero todos saben que falta una. Quizá la más importante: Davidian.

La tocan, la saltamos, nos sacamos la chucha.

El resto es literatura.

VIDEOS

IMPERIUM:

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DAVIDIAN:

[youtube width=»630″ height=»410″]http://www.youtube.com/watch?v=jrV7oxW4eVU[/youtube]

SETLIST

Imperium
Beautiful Mourning
The Blood, the Sweat, the Tears
Locust
I Am Hell (Sonata in C#)
Aesthetics of Hate
Old
Darkness Within
Bulldozer
Ten Ton Hammer

– bis –

Halo
Davidian

GALERÍA:

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