El doping en la RDA: cuestión de estado

Publicado por Francisco Campos

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Todo parte en Moscú

Luego de su derrota en la Segunda Guerra Mundial en 1945, Alemania fue dividida en cuatro zonas de ocupación: francesa, estadounidense, inglesa y soviética. Posteriormente, franceses, ingleses y norteamericanos abandonaron el país luego de que los alemanes dieran garantías de que ya no quedaban vestigios del gobierno del Tercer Reich. Luego de la retirada de Los Aliados, los territorios anteriormente ocupados por ellos se transformarían en la República Federal Alemana en 1949. Sin embargo, los soviéticos no abandonaron su zona de ocupación  y contribuyeron a que esa parte de Alemania se constituyera como un nuevo país, al cual posteriormente se le conocería como República Democrática Alemana o Alemania Oriental, fundado también en 1949. Al poco tiempo, Alemania se constituiría como un estado socialista, aliado de la Unión Soviética a través de su ingreso al Pacto de Varsovia.

Distribución de la ocupación de Alemania luego de la guera. La capita, Berlín, se encontraba en el lado comunista y se transformó en un oasis occidental más allá de la Cortina de Hierro.

Mientras esto ocurría, Estados Unidos y la URSS iniciaron un conflicto indirecto por la supremacía mundial conocido como La Guerra Fría, en el que ambas potencias buscaron demostrar que su modelo de desarrollo era superior en todos los aspectos, desde el ámbito industrial y tecnológico al cultural, En ese sentido,  el deporte se transformó en una cuestión fundamental ya que los éxitos deportivos resultaban sumamente beneficiosos en términos propagandísticos  tanto para los comunistas soviéticos como para los neoliberales estadounidenses.

Producto de lo anterior, las Olimpiadas se transformaron en el principal escenario de esta confrontación, en el que la participación pasaba a un segundo plano y el objetivo principal de estadounidenses y soviéticos era vencerse los unos a los otros. Como los deportistas de Estados Unidos se impusieron en la gran mayoría de las disciplinas a los deportistas soviéticos y, en general, a los del bloque comunista – ya que la URSS hacía como propios las victorias de sus aliados –, a mediados de la década de 1960,  los soviéticos iniciaron el plan de Optimización del Rendimiento Deportivo, el cual consistió en la utilización sistemática de sustancias prohibidas por las organizaciones deportivas internacionales para lograr la victoria por sobre los norteamericanos a cualquier costo.

No te metas con los alemanes

Este plan fue organizado por la URSS y puesto en marcha en cada uno de los países que componían la órbita soviética , principalmente en aquellos cuyos deportistas tenían cierto potencial, como es el caso de Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia y por supuesto, en la propia URSS, utilizando un impresionante despliegue de recursos materiales, económicos, tecnológicos y por sobretodo, humanos. Sin embargo, el país que más se tomó en serio este plan fue la joven República Democrática Alemana, un país ansioso de mostrarse superior que su contraparte, la República Federal Alemana,   que luego de la guerra había iniciado un proceso de reconstrucción sumamente exitoso y que en pocos años los había transformado nuevamente en una potencia mundial, mientras que la mitad oriental se encontraba estancada y al borde de una crisis económica de grandes proporciones. Esta situación daría origen a una rivalidad que sería extrapolada al ámbito deportivo en el que había mucho más en juego que la mera gloria deportiva.

Utilizando todos los recursos dispuestos desde Moscú y los que se encontraban disponibles en Alemania Oriental, el gobierno de la RDA dirigido por el temible Erich Honecker,   transformó al dopaje de sus atletas en una cuestión de estado. Para dicho propósito, se reclutó a aproximadamente 15.000 atletas, los cuales fueron sometidos a un crudo entrenamiento en sus disciplinas, en el que los deportistas se ponían incondicionalmente al servicio del estado, y que era acompañado de un dopaje obligatorio para mejorar su rendimiento de manera artificial.

Este plan fue llevado a cabo por el Instituto de Investigaciones del Deporte y la Cultura Física – FKS por sus siglas en alemán –,  recibió el nombre de Medios de Apoyo – Unterstützende Mittel – y contó con la participación de médicos, entrenadores y miembros de la policía secreta de la RDA, la Stasi, quienes procuraban que todo se desarrollara en el más absoluto secreto. Por otra parte, las sustancias utilizadas en el proceso de dopaje corrían por cuenta de la empresa farmacéutica Jenapharm, la cual había sido fundada luego de la Segunda Guerra Mundial en 1950 y contaba con la participación de científicos nazis reclutados a la fuerza por el gobierno comunista de la RDA.  La sustancia más utilizada era un cóctel de hormonas, anabólicos y estimulantes llamado Oral-Turabinosi, la cual era administrada a los deportistas muchas veces sin su consentimiento y disfrazada de complementos vitamínicos.

Para aumentar el hermetismo respecto al plan de dopaje forzado, a cada uno de los atletas se les asignó un número con el propósito de mantener sus nombres en secreto al momento de realizar los registros y el monitoreo de los avances.

Delegación olímpica de la RDA en los juegos de Munich en 1972, la primera prueba del plan de dopaje forzado.

Los resultados no se hicieron esperar y la RDA cuatriplicó el número de medallas   entre Berlín  1972 y Seúl 1988, sin embargo, el número de atletas que consiguieron resultados era muy inferior en relación al número de atletas que no pudieron resistir el doping, pues la gran mayoría de ellos presentaba problemas de salud, como fallas al hígado, infertilidad y disfunción eréctil, trastornos de personalidad y alteración de la identidad sexual en las mujeres, las cuales adquirían marcados rasgos marcadamente masculinos producto de las altas dosis de testosterona contenidas en el Oral-Turabinosi. En ese sentido, se destaca el caso de la lanzadora de bala Heidi Krieger, que nunca alcanzó a participar de una Olimpíada y quien producto de un desequilibrio hormonal ocasionado por el Oral-Turabinosi se vio forzada a cambiarse de sexo.

Luego de la caída del Muro

El elevado número de atletas con problemas de salud asociados al dopaje hizo imposible mantener el hermetismo del plan iniciado en la década de 1960. Además, en 1990 se produjo la Reunificación Alemana luego de la caída del Muro de Berlín, la cual a su vez produjo la fusión de los organismos deportivos de ambos países, situación que dejaría en evidencia las prácticas llevadas a cabo por la RDA en materia deportiva.

Sin embargo, la real magnitud del doping institucionaliza se conocería en  1991, un par de meses luego de la Reunificación Alemana, cuando la ex atleta de la RDA Brigitte Berendonk y su marido, el catedrático de Heidelberg Werner Frank, publicaron un libro llamado Doping Dokumente,   en el cual dejaban al descubierto el dopaje forzado de atletas en la RDA con fines políticos.  Los autores del libro lograron determinar el número asignado a cada uno de los participantes del programa y así poder revelar sus nombres. De esta forma, Berendonk y Frank dieron a conocer los nombres de más  de doscientos atletas que fueron parte del Unterstützende Mittel, muchos de los cuales no tenían ni la menor idea de habían participado de él.

Entre los nombres revelados en el Doping Dokumente se encontraban los de las velocistas Kerstin Behrendt y Sabine Busch, ambas medallistas en Seúl 1988 y los de Jenz Carlowitz y Christian Schenk, también medallistas en Seúl. Sin embargo, los nombres que causaron mayor impacto fueron los de Marita Koch, medallista en Moscú 1980, y Heike Dreschler, medallista en Seúl, debido a que amabas eran consideradas dentro de las mejores atletas del mundo. Ambas iniciaron acciones legales en contra de Berendonk y Frank, sin embargo, la justicia alemana falló a favor de los autores del libro, confirmando que ambas habían consumido sustancias prohibidas a lo largo de su carrera. No obstante, Dreschler continuó su carrera como atleta, logrando medallas en Barcelona y Sidney.

La atleta Kerstin Behrendt mostrando evidentes cambios hormonales: falta de busto y abundante pelo en las axilas. Si, a mi también me costó creer que era mujer.

Luego de que quedara en evidencia el plan de dopaje forzoso, muchos de los atletas que participaron de él de forma involuntaria y que sufrieron importantes problemas de salud, presentaron el año 2000 una demanda en contra de la farmacéutica Jenapharma  y del ex ministro de deporte de la RDA, Manfred Ewald, y del ex jefe médico deportivo de la RDA, Manfred Hopfne. La justicia alemana desestimó los cargos en contra de la farmacéutica – aun en funcionamiento –  debido a que afirmó que ellos solo fabricaron la sustancia utilizada para el dopaje y no les cabe responsabilidad en su uso inadecuado, mientras que en el caso de Ewald y Hopfne, ambos fueron condenados a 22 meses de libertad condicional. Un chiste.

Luego del escándalo que significó la política deportiva de la RDA durante la Guerra Fría, comenzaron a conocerse otros casos similares a los ocurridos en Alemania Oriental en otros países del bloque soviético, siendo el más significativo el de la rumana Nadia Comaneci, quien es considerada la gimnasta más grande de todos los tiempos y quien afirmó que durante la pubertad se le administraron gran cantidad de sustancias y hormonas para prolongar su adolescencia en términos físicos y retardar su crecimiento con el propósito de mejorar su desempeño como gimnasta.  Las sustancias habrían sido administradas por médicos vinculados a la Securitate, la policía secreta rumana y fueron la causa de que Comaneci haya podido ser madre recién a los 40 años.

Nadia Comaneci, ex gimansta olímpica, actual MILF. No tiene mucho que ver con el artículo pero hay que reconocer que está bastante rica.

Pese al gran impacto que significaron todas estas revelaciones, los principales responsables jamás fueron descubiertos y la gran mayoría pudo eludir su responsabilidad gracias a la caída de la Unión Soviética en 1991, dejando inconcluso uno de los más importantes y vergonzosos episodios del deporte mundial.

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