Por Elisa Alcalde / Fotos por Andrés Lagos
Perdón fans de Kurt Vile, si bien lo encontré seco y amé las chascas metaleras, yo estaba ahí por Thurston Moore.
Hay ciertos momentos en que internamente me defino como qué tipo de fan soy para ciertos grupos, y en el caso de Moore yo era del tipo «Me gusta mucho Sonic Youth, me gusta el disco nuevo de Moore pero no soy una sicópata que se sabe las tallas de su ropa» por lo mismo y dada mi pobreza, yo no iba a ir al concierto del domingo. No iba a ir sabiendo que Thurston Moore se había separado de Kim y que ahora estaba en Chile (el culo del mundo aunque nos creamos otra cosa) para tocar su último disco y más encima, de buena onda, traer a su apadrinado Kurt Vile. Lamentablemente no iba a ir, pero justo aparece jefe Disorder para cambiar las cosas y darle una entrada a mi persona.
Vi el concierto desde lo alto del Teatro Oriente, a ratos sintiéndome en el cine, a ratos sintiéndome en el living de mi casa, a ratos divagando sobre cómo era que Moore no había venido antes a Chile a tocar sus hits individuales, pensando sobre cómo habría conocido a la violinista y también si se tiraba a la violinista ahora que está sin Kim. Que se yo, divagando por mi vida y lo que sé de la vida de Moore, escuchando su música a ratos calma y a ratos igual de noise que el grupo que lo hizo famoso.
Thurston es un genio y lo mejor de todo es que no se comporta como tal. Compartió las mejores anécdotas del condado en la noche de ayer como si estuviera en el living de su casa conversando con nuevos amigos, diciendo por ejemplo que «Fri/End» era para su amigo chileno Felipe Orrego, miembro de Los Blops, y que si no fuera por esa mítica banda nacional la música de Sonic Youth no sería la misma. Dijo incluso que deberían escribirse de nuevo los libros de historia y situar a Los Blops antes que a Sonic Youth. Aplausos del público.
Thurston Moore está resfriado por subirse a tantos aviones en 10 días, seguro causado por el aire acondicionado y los cambios de temperatura. En un momento él se suena y se le caen los papeles con mocos, yo temo que algún fanático enfermo quiera recogerle los mocos a Thurston Moore, pienso «¿Yo lo haría?» y me digo que no, que los mocos no, pero pienso también en que Thurston está resfriado igual que yo y gana nuevamente mil puntos de empatía. El genio es humano.
Sigue el concierto de lo impredecible, Moore se baja al público y luego vuelve al escenario, pero unos pelusones más fans que yo se le acercan a tocar la guitarra. Ahí yo pienso que debe estar acostumbrado. Pienso que está quedando la zorra, pero es mentira, no es la zorra porque lo que está pasando es algo natural. Es el dios bajando de las alturas y sus feligreses alabándolo. Luego el genio se reestablece en su lugar, ordena las hojas y sigue tocando.
Tocó de sus dos discos, del Psychic Hearts (1995) y del Demolished Thoughts (2011), tocó canciones sobre NY («Orchard Street») y tocó canciones sobre hippies enamorados («Groovie and Linda») y sobre rock and roll («Its only rock and roll but i like it»), tocó lo que a mi me pareció suficiente para dejar en claro por qué el Teatro Oriente estaba lleno.
Para terminar esta seguidilla de divagaciones, voy a compartirles la mejor de toda, la divagación de Thurston Moore: él se pregunta en el escenario si la lluvia sabe que es de noche cuando llueve, porque cuando viene a estos lares siempre llueve despues que se pone el sol. Así que a reflexionar: ¿Sabe la lluvia que es de noche cuando llueve?
Publicado por disorder.cl
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