Por  ‘Jhonny Reyes’ / Fotos: Mandiola

Una atractiva rubia, de unos 45 años, se echa el sombrero Gucci fedora de piel con estampado jaguar hacia atrás sobre la cabeza. Es para poder meterse en la boca todo el contenido de un Absolut blue doble.

—¿Por qué tomas tan rápido? —le pregunto mientras me embucho, a la misma velocidad, un Pampero con Shot.

—No creo que te importen mis problemas. ¿Quieres bailar? —me dice mientras mira mi credencial All acces en la solapa de mi abrigo Monsieur Christian Dior.

Suena David Guetta & Glowinthedark feat. Harrison – Ain’t a party, el mix original, estamos en el lounge de Las Urracas, que celebra 20 años. Me acompaña Mandiola, mi camarógrafo, que viajo desde San Javier para beberse todo lo que aguante su hígado: esta noche hay barra libre.

Dejo a la rubia bailando con Mandiola —que toma una Heineken y anda vestido con un terno gris de Emporio— y voy al primer piso por unos skirts de Undurraga Chandon Extra Brut. En la escalera me tropiezo con una bandeja de carpaccio de res. Saco dos y me los trago de un chupetón, como si fueran limones luego de un tequila. Suena Blue Monday de New Order, la versión británica en CD de 1995.

Después me quedo bailando en medio de un trío de barely legal que me preguntan de qué medio soy mientras toman unos mojitos de Havana Club. Les respondo cualquier cosa y me dicen que son del SS.CC. Manquehue y me piden que hable de ellas en la crónica y luego les pregunto dónde está la barra de Havana.

En la barra de Havana pido dos mojitos, sin mineral, luego de hacerme una foto con la promotora (ella lo sugirió). Le llevo uno a Mandiola que ya no está con la rubia y conversa en una esquina, a risa tendida, con alguien que se parece o viste como Juan Pablo Queraltó. Toman unos Mistral Ice Dry así que los dejo solos. De fondo suena Brother Louie (Metro Club Mix).

Vuelvo al primer piso, exactamente a la barra principal, que está llenísima, me ofrecen una bandeja de california roll que dejo junto a la mesa y que mezclo con una copa de cabernet de Undurraga. Al instante pido un Absolut doble con Canada Dry.

De pronto el tipo de la barra me dice:

—¿No puedes mirarla a los ojos?

Me doy cuenta que figuro encandilado mirando a la barwoman. Me doy cuenta, también, que todos en la barra hacen lo mismo. Sin embargo le envío un SMS a Mandiola para que venga y la capturé con su Nikon D4.

Mandiola aparece con dos Mistral sour, uno a medio tomar. Le dice a la barwoman si le puede hacer una foto y esta lo rechaza. Mandiola se encoge de hombros y se toma los dos sour a la vez. Luego me pide que le haga una foto con ella de fondo.

Nos vamos en dirección a la terraza climatizada para fumadores que se acaba de inaugurar. Me siento en un sillón de felpa blanco y le digo a Mandiola que pida dos mojitos de Havana, ahora con mineral. Este se demora ya que queda mirando por largo rato a Artur Logunov. Son algo así como las 22:30 en la Vitacura profunda y por fuera de Multiespacio Las Urracas los autos pasan tocando las bocinas. Mandiola me dice que en la alfombra roja está entrando no sé qué modelo mientras miro hacia la calle.

Me voy de la terraza, en dirección a la discotec, mientras Mandiola conversa con una promotora de Pampero. Le hago una seña y me sigue. En el trayecto nos zampamos unas brochetas de fruta y otras de carne. Chocamos con unas periodistas que conocí en Valle Nevado, en una fiesta de Miller, las que nos sacan a bailar. Llevan unos vestidos de Topshop y animal print de H&M y toman bourbon. De fondo suena: «Llegamos a la disco. Tú sabes que esto está encendio’».

Me sirvo una brocheta de carpaccio de salmón y voy por un blanco de Undurraga: en un par de horas tocan Los Auténticos Decadentes, son 20 años de Las Urracas y la noche está empezando.