Por Víctor Letelier desde Barcelona.

Tao Lin está dando vueltas lentas por el segundo piso de la librería la Central de Barcelona. A veces mira con la vista perdida hacía algún rincón. Otras apunta a las ventanas o a el cielo raso como tratando de escapar. Hoy es el lanzamiento de su nueva novela, Taipéi, y al parecer no quiere interactuar con los organizadores. Algo en su forma de moverse da cuenta que se trata de un buen tipo. Saco mi iPhone con un poco de miedo y trato de hacerle una foto. Tao Lin se da cuenta. Le hago una seña y se ríe. Mi amiga, que me acompaña, dice que él tiene algo extraño.

Nos sentamos en la segunda fila frente a un pequeño escenario que tiene una mesa de madera con un micrófono. Son las 19:30, hora del lanzamiento, y no hay más de seis personas a nuestro alrededor. Alguien anuncia que tenemos que esperar quince minutos más porque aun falta gente. Para hacer tiempo bajo al primer piso y me pongo a revisar libros de Alpha Decay, la editorial que publica a Tao Lin en España, y un vendedor se acerca y me muestra una copia de Taipéi. Luego de darle un vistazo le pido rebaja. Me dice que es imposible. No le insisto y recuerdo que en Barcelona no hacen rebajas. Compro el libro por 20 euros. Mi amiga, que estaba arriba mirando mapas de Ámsterdam, en la sección de viajes, me hace una seña para que suba: el segundo piso acaba de llenarse.

Arriba me encuentro con un desfile de barbas, lentes gruesos, camisas de mezclilla, pantalones ajustados y abrigos de piel sintética. Son los llamados «modernitos». Suerte de hipsters españoles. En medio de ellos, a lo lejos, reconozco los labios carmín de Luna Miguel que llega justo cuando la charla está por comenzar. Mi amiga me pregunta quién es ella y yo le explico que escritora y poeta mientras un tipo con lentes poto de botella moderno me mira feo.

Ana S. Pareja, la editora de Alpha Decay, presenta a Tao Lin y da paso a la sesión de preguntas . Dos periodistas se ubican en el borde de la mesa y una de ellas anuncia que toda la charla será en inglés. Le pido ayuda a mi amiga para poder entender. En mi colegio de Talca siempre tuve problemas con el inglés. Bueno, todos mis compañeros. Mi amiga me traduce al oído lo que dicen por el micrófono. Por ejemplo:

—¿Tiene alguna similitud Paul, el personaje principal de Taipéi, contigo? —pregunta un periodista.
Tao Lin responde con tono neutral y haciendo pausas largas. Habla sobre las semejanzas y otros detalles entre él y Paul. Y lo hace en tercera persona.
—¿Por qué Taipéi es un libro triste? —le pregunta otro periodista—.
— No es triste. ¿Lo leíste? —responde Tao encogiéndose de hombros—.
—Lo leí hace una hora.
—No es triste…

Las demás preguntas son relacionadas a los personajes y el constante uso de drogas. También son sobre internet, la comida basura y sobre un tuiteo que hizo Bret Easton Ellis el 2013 comentando el libro.

Tao Lin siempre contesta con lo mínimo y a veces deja frases sin terminar.

Cuando se acaba la sesión de preguntas Tao Lin lee una parte del libro y yo, que no sé nada de inglés, clavo mi vista en Luna Miguel que destaca entre todos los modernitos. El tipo de lentes poto de botella moderno, que está sentado al lado de ella, se da cuenta y me mira feo. Tao Lin sigue leyendo y Luna Miguel se muerde un labio. Me pongo a pensar en su tatuaje de Bukowski y el tipo de lentes de botellas me vuelve a mirar feo. Paralelo un veterano se levanta del asiento y hace fotos con un Galaxy.

Tao Lin termina de leer y luego de los aplausos comienza a firmar copias de Taipéi. Le pido que me haga una firma y Tao me agrega uno de esos monos que dibujaba para VICE. Después le hago una foto a Luna Miguel y ella se da cuenta y me queda mirando fijo con sus ojos hentai. Mi amiga me dice que nos vayamos mientras un modernito con pantis y zapatos de charol saca de un bolso de aviador un montón de libros de Tao Lin.

Después llego a la casa, dejo Taipéi sobre el velador, cruzo los brazos sobre la almohada y me quedo mirando el cielo raso.