Por F&F. desde Los Angeles, Estados Unidos.

Una de las reglas clave de la suma es que el orden en el cual se dispongan los elementos no altera el resultado final. En California pasa todo lo contrario.

En los últimos años hemos sido testigos de cómo los festivales de música se han convertido en un fenómeno mundial; Lollapaloozas, Primavera Sounds e incluso nuestro mismísimo Primavera Fauna. Primero se han emancipado a latitudes que alguna vez parecían irrisorias, o conceptualmente mejor dicho, desubicadas. Por otro lado está la accesibilidad, donde hoy alguien del sureste de la orbe tiene toda las posibilidades de viajar a un encuentro cultural al noroeste de la misma. A esto hay que agregarle el fenómeno de la piratería musical, donde los artistas han tenido que dejar sus acomodadas Penthouses y “salir a hacer la pega”, porque la sólo venta de sus discos ya no es el pasaje directo a la tierra de la fortuna, y los festivales, al ofrecer un precio paquete, resultan como una muy buena opción. Fácil. Easy Money. Y todos ganamos; ellos llenan sus bolsillos y nosotros vivimos una única e inconcebible experiencia.

Lo anterior expone que las alternativas sean infinitas y el resultado es que la gran mayoría de los festivales a nivel global ofrecen casi los mismos elementos: un buen cartel, tremeneda infrestructura, organización de primer nivel y mucha gente ondera en una locación muy bien dispuesta.

¿Entonces qué hace que algunos festivales sean los headliners dentro del cartel de los festivales? ¿Y qué hace que Coachella sea uno de ellos, y quizás el más importante?

Sin duda, uno de los artistas que más contribuye a que Coachella 2014 sea indiscutiblemente distinto es la reaparición de Outkast, banda que encabezará la primera noche de este magno evento. Todos los ojos estarán puestos en este dúo del rap que no toca hace 10 años sobre un escenario y que el 11 de abril dará comienzo a más de 40 participaciones en distintos festivales a lo largo y ancho de nuestro mundo.

Y no podemos dejar de mencionar a grandes talentos (y personales favoritos) como The Knife, que luego de siete años vuelve a tocar tierra norteamericana con su “Shaking The Habitual Tour”; las armoniosas y tristes melodías de Beck y su nuevo disco, “Blue Moon”; También Broken Bells o al mismísimo Dev Hynes y su solo band, Blood Orange, que ha recibido excelentes reviews por “Cupid Deluxe”; la talentosa seventeen-year-old Lorde, Future Islands y clásicos como Pet Shop Boys o los magníficos y majestuosos Arcade Fire, siempre un verdadero espectáculo musical.

Falta tiempo y espacio en esta página para hablar de cada uno de los elementos que coronarán a Coachella como el rey de los festivales. Bandas habrá por docenas, pero claro está que hay algo más que la música y el layout del Empire Polo Club en Indio, California. Es lo que uno siente al galopar de un escenario a otro y es algo irrepetible, terrenal y mágico a la vez.

Los más místicos creerán que es el desierto y los más superfluos creerán que son las celebridades con que uno se codea. Nosotros creemos que no es la sumatoria de los factores, mas bien la resta que deja elementos fuera. Porque todo lo que puede hacer que la experiencia no sea completamente memorable se queda tras el control. Lo indispensable no esta en la pulsera de acceso ni la posibilidad de acceder a una infladísima re-venta.

Y es eso a lo que vamos, a comprobarlo nuevamente desde 11 al 13 de abril de este año.