Sonora Palacios, creadores de la cumbia chilena, tocan hoy en el Festival

Publicado por Ignacio Molina

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Sonora Palacios

Don Marti Palacios, fundador hace 50 años de la primera orquesta en tocar cumbias en Chile, Sonora Palacios, está sentando en la mesa central de la cocina de su casa mirando fijo un galardón que dice ‘Premio Presidente de la república a los 50 años de trayectoria’. Lo acompaña su hijo Marty (50, el hombre de los timbales) y su nieto Marvyn (22, bongos): tres generaciones de Palacios. Desde la edición del primer longplay hasta el día de hoy han pasado 47 años. Y en medio una montaña de premios y giras: ‘El laurel de oro’ —reconocimiento al artista más popular— en 1967. ‘Antorcha de Plata’, ‘Antorcha de Oro’ y ‘Gaviota de Plata’ en el Festival de Viña 2004. Una gira por la ex Yugoslavia a fines de los 70s. Una gira por Francia, Alemania y Suiza a mediados de los 80s. Una visita a Sydney a fines de los 80s. Canadá y Miami a comienzos de los 90s. España en 2002. Y la publicación de nuevo material, luego de ganar un Altazor y, claro, el premio el sello Presidente de la república el año 2013.

«Fue satisfactorio recibir este premio —dice don Marti mientras revuelve un té y da una suerte de pataleo contra el piso—. Cuando tenía 19 años y formé la Sonora nunca pensé que íbamos a durar tanto tiempo. Que la orquesta se iba a mantener. Que los temas iban a gustar. El reconocimiento, con mis 72 años, es una alegría enorme. Este premio fue emotivo ya que son tres generaciones que han pasado por esta orquesta. Fue muy emoción muy grande que mi familia viviera este reconocimiento».

«Estamos muy orgullosos porque más que un dinero, nosotros queríamos que se reconociera al creador de la cumbia en Chile. A mi padre —dice Marty Palacios hijo—. Y con este premio, finalmente, lo hemos conseguido».

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Sonora Fantasía

sonora«Yo nací en Talca —cuenta don Marti—. Pase los primeros siete años de mi vida allá. Estudié en Las Concentradas. Ahí tocaba mandolina y me presentaba en vivo con una orquesta artística de niños. Recuerdo que hicimos presentaciones por toda la séptima región. Lo mejor es que en esos años dormíamos uno al lado del otro, como en los internados, y en la mañana nos levantaban para ir a tomar leche al pie de la vaca. Yo tenía siete años. Ahí comenzó mi inquietud con la música: mi sueño, en aquel tiempo, era estar sobre un escenario con una orquesta».

«Ahí a mi abuelo se le ocurrió enseñarle música a sus hijos —añade Palacios hijo—. Cuando se vinieron a Santiago, para sustentar la vida en la capital, armó una banda que llamó “Los hermanitos Palacios”. Mi papá tenía ocho años y actuaba tanto en radio como en cumpleaños para niños. Después, cuando crecieron, se hicieron llamar “Los hermanos Palacios”. Eran siete —de un total de catorce—; tres hombres y cuatro mujeres. A los años las mujeres comenzaron a retirarse porque se empezaron a casar. La banda se acabó y tras pasar por el Conservatorio de Universidad de Chile, mi papá se quedó trabajando en RCA Victor, donde armaban parlantes. En esa época estaba la orquesta Huambaly y la Cubanacán, entonces él, a los 19, en plena fiebre mundialera, quiso armar una orquesta similar a la Matancera. Así nace Sonora Fantasía».

«A la orquesta, el nombre Sonora Palacios se lo pusieron a la fuerza —menciona Palacios hijo—. Pepe Galeri, dueño de El Capri, uno de los locales donde tocaba la sonora, le dijo a mi padre: «¡Ponle Palacios a la sonora! ¡No le pongas Fantasía!, que era como él quería llamarla. Nos negábamos, pero, al final, el mismo dueño del local hacía que los animadores los anunciaran como “Sonora Palacios”».

Don Marti lo recuerda así: «A mí no me gustaba tocar bajo el nombre Sonora Palacios. Me daba vergüenza. Pensaba que todos iban a creer que me quería imponer. Me costó aceptarlo. Le decía al animador: «Por favor, diga Sonora Fantasía cuando nos presente», y entonces llegaba don Pepe y decía: «¡No! Anúncieme a la orquesta como La Sonora Palacios. ¡Soy el dueño y yo mando aquí!»”

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Nace la cumbia chilena

sonora-primer discoEl primer disco lo grabaron en un estudio de RCA Victor. Llegaron una hora antes de lo fijado, a las ocho de la mañana. Estaban ansiosos: a las doce tenían el long play listo. Se trataba de un 45 —un maxi single— que incluía “El Caminante” y “La Mafafa”, las dos primeras cumbias chilenas.

Saúl San Martín, productor de RCA, quedó maravillado: solicitó registrar más cumbias. «Tengo fe en esto y voy a guardar la cinta». le dijo a Marti Placios. «Lo hicimos con entusiasmo, como si estuviésemos tocando en un local», recuerda don Marti. Había nacido oficialmente la cumbia en Chile. Con Sonora Palacios y el LP “Explosión de cumbias” (1966).

«Por favor de Gaulle, por favor de Gaulle, no hagas ese daño, que yo quiero bailar cumbia cuando llegue fin de año; No, no, no no; Oui, oui, oui, oui. Así era el coro del sencillo promocional —cuenta don Marti, mientras canta y mueve la cabeza de lado a lado—. Los latinos decíamos «No, no, no, no» —para que no lanzaran la bomba— y de Gaulle respondía «Oui, oui, oui, oui».

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«Le pusimos así al disco —agrega— porque, por aquellos años, Charles de Gaulle, militar francés, amenazaba con lanzar una bomba en el Pacífico. En Latinoamérica empezamos a reclamar, entonces Nelson Navarro —el cubano compositor de la Sonora Matancera— escribió una letra al respecto, que terminó cediéndola: “La bombita de Gaulle”. Para la caratula dibujaron palmeras, un sol rojo, el mar y le escribieron en grande “Explosión en cumbias”. A la semana siguiente en todas las radios empezaron a tocar nuestros temas y la gente comenzó a pedirlos. Copamos todas las radios en Chile».

«Aun así, el comienzo fue complicadísimo —agrega—. Para nuestra primera gira llegamos a Ovalle y de ahí partimos para La Serena y de inmediato para Antofagasta. Cruzando la pampa, íbamos la vuelta de la rueda: no había pavimento. Atravesábamos durante horas el desierto para poder llegar. Era muy sacrificado. Ahora las cosas han cambiado: nos movemos en aviones. Estamos como en la gloria».

—¿Por qué piensa que ocurrió este fenómeno? Me refiero a la aceptación de las cumbias de Sonora Palacios en Chile.
«Porque la nuestra es una cumbia que tiene letra con contenido. No es picaresca, no tiene doble sentido: es familiar. Con motivos de la vida cotidiana. Tratamos que todos se sientan identificados. Que todos la puedan bailar».

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«Fue el último baile de su vida»

Julio Lazo trabajaba como comerciante trasladando frutas desde Lo Valledor a San Felipe. Actividad agotadora que calmaba bailando sin parar, los fines de semana, las canciones de Sonora Palacios. Se trataba de un tipo admirado y distinguido en la comuna de Los Andes: siempre organizaba fiestas para la gente de los alrededores. Además, se trataba, quizás, del fanático número uno de la orquesta liderada por don Marti Palacios: la primera en tocar cumbias en Chile.

En una de las innumerables fiestas que Julio Lazo organizó, decidió contar con don Marti y compañía a cargo de la música en vivo. Para eso desocupó un garaje gigante, dejando todo fino y elegante. En esa ocasión, como siempre, Julio Lazo bailó con todas las mujeres que se le pusieron en frente. Era un bailarín innato: se vestía de corte tropical, con guayaberas, de blanco completo —zapatos incluidos— y se lucía danzando; rajando la pista ubicado siempre al lado del escenario, dando todo un espectáculo con sus pasos.

Cuando estaba en lo mejor, moviéndose como en una final de Fiebre de Baile, de pronto cayó a tierra como un saco de papas. Colapsó. «Fue el último baile de su vida —recuerda don Marti—. Todos pensaron que fue un desmayo, pero no: fue un ataque fulminante. Un paro cardiaco. El falleció en la madrugada, camino a urgencias. Fue complicado: después de estar en tremenda fiesta, tuvimos que estar con las mismas personas en un velorio. Fue muy triste lo que sucedió, pero los hijos nos decían: ‘El murió feliz, murió bailando con la Sonora Palacios’. Su sueño fue estar hasta el final con la orquesta».

El regreso

Hace cosa de meses apareció el nuevo disco de Sonora Palacios. Editado por Plaza Independencia, tiene como sencillo un tema que habla sobre la violencia. «Es un mensaje a favor de la paz —afirma don Marti— y lo canta un amigo de muchos años: Claudio Escobar». «La letra la escribió José Barros, un centroamericano, en los 70 —agrega Palacios hijo—. El tema lo rescatamos de su repertorio. Los arreglos son de mi papá».

También tienen otro tema que se llama “Viña del Mar” y que planean estrenar en este nuevo paso por la Quinta Vergara.  Don Marti  aporta: «La alcaldesa Virginia Regginato nos dijo «Hace falta un tema para Viña y qué mejor que ustedes para componerlo». Escogimos una letra de Miguel Barriga, de Sexual Democracia, que se enfocaba en lugares como Reloj de Flores y Estero Marga Marga. Yo hice los arreglos. Ojalá guste, pues, lo grabamos con mucho cariño».

Sonora Palacios se presenta hoy jueves 27 en el Festival de Viña del Mar.

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