Crónica Dura 9: maldita cocaína

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cocaine Por Simona

Voy a dejar la cocaína. Eso dije ayer, eso dije el primero de enero, lo dije en mi cumpleaños, lo digo cada cierto tiempo, pero nunca es verdad. La primera vez fue a los 20, luego de gastar mil dólares en falopa y hacer malabares por tener tanta y jalar en los baños de la universidad, sin dormir la noche anterior.

Con mi mejor amiga decidimos dejar la cocaína. Ella iba en la Universidad de los Andes y yo en la Portales, nos juntábamos en Escuela Militar durante una “ventana” que nos coincidía y jalábamos lo que nos quedaba de la noche anterior o a veces simplemente comprábamos. Fue en una de esas reuniones en la que decidimos que no queríamos más.

Y por alguna razón, nos funcionó, de alguna u otra manera dejamos -paso a paso- de comprar, y los amigos de ese entonces se fueron alejando y nos acercamos a otro tipo de gente. Decidí no volver a gastar dinero y si había me lo jalaba todo, pero si no, no me angustiaba. Hoy no logro comprender como hacia eso. Todo distorsionando y la verdad es que no me acuerdo bien. Hoy sinceramente creo que esas mini-rehabilitaciones que he construido en mi mente son simplemente eso: una mentira que me cuento.

Si lo pienso bien, seguramente fue mi alcoholismo el que llevó a mi adicción a la cocaína. Hubo en un tiempo en que mi problema era el copete, y mi orgullo sobre aquello, siempre decía, es que hay gente que le gustan las drogas y lo mío es tomar. Y tomaba caleta.

Era un asco, olía mal, y me pasaban puras hueas rancias. Era un tiempo peor que el de ahora, creo. En ese tiempo me curaba tanto que no sabía donde despertaba. Aparte de lo que me pasó en la nariz, tuve unos amaneceres de tipo sexual terribles. Y para dejar de ser ese monstruito, me incliné por mi hermosa amiga la cocaína. Por dios, su belleza al andar, su manera de ser y actuar, es la más linda de la fiesta. Si estuviera en Japón me casaría con ella. Pero, claro, lo que pasa con el abuso de la cocaína es mucho más grave de lo que ustedes puedan dimensionar.

Cuando en enero por fin logré perder todo, me quedé sin casa y perdí a la única persona que vale la pena en este mundo lleno de inmundicia, fue ahí, recién ahí, cuando me di cuenta del problema que tengo… A veces creo que estoy exagerando y sobredimensiono las cosas. Pero ese es el problema principal de la cocaína, todo se te distorsiona, y uno no se da cuenta. Y eso te lleva a la locura, pero es una locura muy rara. Cuando lloraba y les preguntaba a mis amigos “¿Como nadie me dijo antes?” Ellos me contestaban que era obvio, que todos pensaban que sabía, pero en verdad no lo sabía. Me asusté un tiempo y al primer carrete que salí me terminé follando al diler. Jalando cantidades groseras. Después de eso todo se volvió a volver una locura. No tenia casa, así que aunque no lo crean es muy difícil hacer cualquier cosa si uno esta flotando, la mitad de tus cosas repartidas por Santiago y cuando quieres dormir no puedes, porque no tienes casa.

El asunto es que es demasiado fácil tener mucha cocaína, quizá sea porque soy mujer, o porque toda mi inteligencia la uso solo para eso. Que se yo, pero lo he pasado bien todo este tiempo. La cocaína no es lo peor del mundo, para nada, sólo que uno se olvida de como usarla. La primera vez que “dejé” la cocaína, cuando tenia 20 e iba dura a clases, lo logré bajo el slogan: la cocaína es para la noche.

Esta vez, no sé bien como lo voy hacer, no quiero dejarla, pero quiero volver a pensar con claridad. La realidad -me he dado cuenta- es muy liquida, se puede distorsionar muy fácilmente. La realidad la construimos entre todos, y si me junto con pura gente que distorsiona sus realidades. Es súper confuso, es muy fácil perderse y no saber con exactitud qué es real.

Por eso hoy dije voy a dejar la cocaína.

En realidad lo dije ayer cuando volví a perder mi casa y me di cuenta que sigo enamorada de mi ex. Lo dije y hoy después de llorar toda la mañana, salí de la ducha y jalé. Mientras escribo esto volví a pegarme unas puntas, y me queda mucha aún, que no sé si vender o salir hoy y darme una hermosa despedida.

Necesito marihuana.

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