Por Simona
Y ahora resulta que mi mejor amiga se va a rehabilitación. No sé qué voy hacer. Eso es lo bueno de mi amistad con Josefa: estar juntas en todas y todo el tiempo. Ella fue la primera persona con la que intenté jalar. Cuando todavía estaba en el colegio fuimos al baño, molimos una aspirina y la aspiramos. Teníamos que hacerlo porque lo había visto en una película. Después de eso todo es historia y aquí estamos las dos.
El otro día conversando con ella, me decía, feliz: “Te amo por ser la peor y no sentirme la peor sola. Siento que un día llegaré a un callejón sin salida y tú vas a estar ahí.” Desde que empecé a perder la conciencia está ella a mi lado; nos hemos cuidado y descuidado por más de 10 años y aunque la gente no nos entienda, nosotras nos entendemos.
Tener una amiga con quien juntarte a jalar después de clases no tiene precio. Compartir pitos, vómitos y caídas es lo que consolida una verdadera amistad. Cuando sales a carretear necesitas un guía, alguien a quien seguir si es que no vas con tu propio instinto, lo que puede ser un riesgo aún peor. El otro día por falta de guía pagué una entrada de 8 lucas para dar una vuelta, ver si estaba el huevón que le gustaba a mi mala guía, hacer pipí e irnos. Si quieres pasarlo bien tienes que tener buen olfato. La gente no me cree como me consigo drogas ahora que estoy pobre: es una huea de oler, mirar y observar.
Por un lado está tu instinto y por otro saber tomar decisiones. Como el día en que decidí ir a una fiesta de mierda en Club Sunshine, en Quintero o algo así. Cuando una fiesta es una mierda, sólo te queda drogarte, sobre todo si es arriba de una loma y no es llegar e irse. Así que tome una decisión y saqué mi mejor arma: M 1, el M chino. Cogí una buena cantidad y lo metí en una botella con agua y se la di a mis amigos. Eso estuvo bueno porque mantuve a mis amigos entretenidos y otros dos casi se desmayan. Busqué diversión en otro lado y encontré al hermano de un amigo que siempre me he querido agarrar y decidí perder toda mi noche por estar con él. Mala decisión. Mi ley de pirata es drogar y violar. Eso hice. Nos tomamos una botella de M1 entre los dos y mi futuro amante enloqueció en paranoia. Compramos cocaína y se la tiró toda. Mala decisión, al parecer esa noche fueron puras malas decisiones.
Las más idiotas: acercarme a un huevón que estaba jalando para decirle que el M es lo mejor, que ojalá tomara M y que dejara la cocaína. El huevón claramente me odió por ser la huevona más desagradable. Peor aun, al final le pedí una punta. Obvio, me dijo que no. Pero luego cuando el sol ya empezaba a quemar, me di cuenta que lo mejor era tomarse un trip, por lo que seguí mi instinto y lo conseguí rápidamente. Siguiendo a mi instinto, entre trip y todo lo demás, me subí a un auto que iba a un pueblo al lado de un lago. Sin nada que perder me senté de copiloto; de todos los que estábamos ahí era la única que podía seguir despierta lo suficiente para mantener atento al conductor, quien además de manejar fue la persona con la que compartí el trip.
Una vez arriba del auto, recordé que no había vendido nada de cocaína y fue por primera vez una bendición que nos llevó en el estado más extraño por las carreteras, robando helados en los servicentros donde nos deteníamos a jalar. Luego conseguimos una técnica perfecta para que mi amigo conductor pudiera jalar sin sacar las manos del volante.
Tener un buen amigo es la mejor decisión que puedes tomar. Alejarte de ellos para salir a carretear puede ser peligroso.
Y ahora resulta que mi amiga toma esta decisión y hace dos semanas yo tomé la misma.
Y cuantas veces uno toma decisiones que no cumple y en vez de eso sigues tu instinto.
Y entre decisión e instinto vas armando tu vida.
Y siguiendo tu instinto decides dejar las drogas o seguir en ellas, persiguiendo extraños que te droguen en el baño para después poder follártelos.
Sí, es como el pico mi vida.
Publicado por disorder.cl
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