The Stanley Parable: vive tu propia aventura

Publicado por Sebastian Cavallo

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Por Sebastian Cavallo

¿Cuán dueños somos de nuestra experiencia de juego? ¿Qué tan propias son las decisiones a las que nos exponen algunos títulos? ¿Es el jugador dueño y señor de sus acciones o es meramente un ejecutor de la voluntad de los desarrolladores? ¿Somos títeres de algo superior cuando tomamos un Joystick?

Es una suerte de meta física de los videojuegos, una breve aventura en la que cuestionarlo todo es el instinto primario y dónde si bien la libertad no es una opción, el abrir los ojos es ruta obligada. Con el incentivo indicado se trata de una vivencia demencial, más tétrica de lo que se espera e hilarante cuándo quiere.

The Stanley Parable es ese grito disidente en una industria tremendamente hostil. En él, Stanley, mejor conocido como el empleado #427, vive un extraño día en su rutina casi psicopática: de la casa a la oficina, de la oficina a la casa (un departamento hacinado). Sin hijos ni mujer. Sin pasatiempos. Su trabajo es oprimir teclas a medida que le dan instrucciones. tan horrible y real como la vida misma.

En esta insana cordura y sin mayor aviso, Stanley deja de recibir instrucciones de trabajo. Tras un breve momento de pánico, su realidad y estabilidad comienzan a derrumbarse cuando todos sus colegas desaparecen sin motivo alguno. La misión en un principio es lograr encontrar a alguien, que pueda dar sentido al trabajo del protagonista. Porque en este mundo la soledad es privada, puertas adentro.

Algo así como «Stranger than fiction» con tintes de «Office space» y otras películas medio existencialistas, el juego nos enfrenta a la constante presencia de un narrador omnipresente que pone a prueba una y otra vez la paciencia y obediencia del jugador. Es la voz de la estructura y la estabilidad aparente, pero representa el gris, la vida sin sentido.

Es esa voz que murmura en nuestros oídos los pensamientos más oscuros posibles. Cargada de la pasividad-agresividad propia del mundo laboral plano, de cubículo, y a la vez del desprecio hacía cualquier interrupción de la rutina productiva. Es el punto más alto de este título y eje central de su fórmula.

La parábola de Stanley nos enfrenta a dilemas del ser en uno de las plataformas más impensadas, cómo son los videojuegos. Expone el evidente desgaste de una industria desalmada y levanta más interrogantes de las respuestas que entrega.

Su mayor gracia es hacerlo de tantas formas distintas. Cuenta con 18 finales completamente diferentes en los que cada uno hace sentido según la cadena de decisiones que se haya decidido seguir. Cada experiencia cambia y cada final es mejor que el anterior. Nunca deja de sorprender, ni siquiera cuando es predecible.

«Parábola» es la narración de un suceso fingido, del cual se deduce una verdad importante, o una enseñanza moral. Aquí la moral entra escasamente en juego. La moralidad se desarrolla en el espacio de las interacciones y de eso no hay nada. Lo que existe aquí es la cruda exposición a una triste realidad camuflada.

Lo cierto es que en un mundo digital plagado de ideas recicladas y formulas agotadas la libertad de acción es meramente una apariencia. Juegos como Call of Duty y muchos otros titanes nos entregan, en la práctica, tanta libertad para influir en el producto final como una película, un libro, o una buena historia. Las posibilidades conducen a un mismo camino. De un punto “A” a uno “B”, con pasillos decorados e ilusorios.

The Stanley Parable es la osada apuesta de desarrolladores independientes que basados en el motor de Source, alma misma de Steam (la plataforma interactiva de Valve), crea nuevos cánones en los que se produce la paradoja misma de la libertad de elección confinada a un mundo que se nos ha sido impuesto por las barreras digitales.

Es una invitación a ir más allá. Una invitación a pensar, en el sentido real de la palabra. No nos conduce a deducir secuencialmente un curso de acciones, cómo lo han hecho en el pasado otros como Portal, o Fable III. Este juego te lleva a una rebeldía tan falsa cómo el sentimiento mismo de opción, una experiencia tan gratificante como decepcionante.

Disponible desde el 2013 cómo un título individual, es exclusivo para computadores a través de Steam. Puede conseguirse formalmente pagando 15 dólares. Los más arriesgados pueden dar con él en su torrent más cercano.

No existe otra experiencia de este tipo. Estas líneas no son solo una recomendación para jugarlo, más bien un servicio de sanidad para los jugadores y el público en general. No esperes más.

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