Otro año más. La rutina de siempre. Que cuándo se lanza, qué cómo lo consigo antes; programar todos los gastos de septiembre sabiendo que plata puede faltar para todo, menos para el FIFA. A pesar del rito anual, de la máquina de plata que es vender una copia año a año en vez de actualizarla, algo empuja a muchos a seguir siendo fiel a la saga.

Lo dije alguna vez, en la columna sobre el enfrentamiento virtual con Vidal, y lo repito hoy más que nunca, tras horas y horas de juego del FIFA 15 para Xbox One; el FIFA es más fútbol a veces, que el propio fútbol.

Eso es lo que tiene. Esa sensación de que la pelota toma una trayectoria matemática en base a algoritmos y cálculos tan complejos como la vida misma, es impagable (Lo es, $35.000). La pelota rebota no porque es el lugar lógico al que se va siempre que se le pegue en cierto ángulo, sino porque una serie de procesos determinaron que así fuese. Y eso deja espacio al error. Eso genera la imprevisibilidad tan propia del deporte rey.

Podría tomar párrafos y párrafos, para escribir sobre una sarta de chiches. El público es de lo más real que se ha visto en juegos del estilo. Los arqueros son más inteligentes que nunca. El motor físico ha alcanzado un nuevo nivel de realismo. La física de los ambientes es sencillamente fascinante; prueben celebrar pegándole al banderín del corner. Los estadios envuelven, el público es parte del partido, los jugadores se calientan, y los árbitros influyen para bien y para mal. Y así un millón de cosas.

El punto central es que es la entrega más fresca de la saga desde el FIFA 98 (Sí, así de choro). Han existido varias mejoras año a año. El 2008 fue el renacimiento competitivo del FIFA. El 2012 introdujo el movimiento libre en 360 grados.  El 2014 elevó la defensa a una necesidad, no una opción. El 2015 toma la experiencia de ya más de 20 años, y trae verdaderamente la cancha al living.

La atención a los detalles es obsesiva, y se agradece. Es fácil notar que detrás de esta nueva entrega, hay un enorme equipo técnico que no sólo han masterizado el arte del programar, sino además son casi religiosos en su amor por el fútbol. La profundidad del contenido es abismal, se siente vivo, en constante actualización. Aquí hay una invitación abierta a todos, pero diferenciada. Sigue siendo dura tarea el controlar de buena manera todos los aspectos del juego, pero esa es labor de unos pocos.

Para los más experimentados, tiene mañas, cómo todo. El arquero adelantado, el pase por arriba, vuelve el tiro fino, y una nueva camada de artimañas que año a año nos empujan a descubrir cada rincón de la jugabilidad, más que a criticar su existencia. La maña es en el fondo, la forma más simple de mantener nuestro interés una y otra vez, pasada la maravilla de los aspectos técnicos, cómo la gráfica, que se agota en un par de meses. La maña no, esa sigue ahí.

Se le han agregado un par de detalles a todo, por aquí y por allá. Hay pocos aspectos que se hayan mantenido sin mejora alguna, y francamente, son más perdonables que nunca. Esto es el fútbol, cómo mejor puede jugarse en una consola. Esto es el fútbol, cuando el fútbol descansa. Esto es lo que nos permitirá sobrellevar la semana para que llegue el sábado y domingo, y con ellos los partidos de siempre por t.v.

Quizás su punto más débil este año, sea la música. No es mala, bajo ningún punto de vista. Pero no es esa caja de pandora maravillosa de la que rescatábamos año a año un par de canciones para escucharlas en el camino. Aun así, es una selección decente que cumple con el objetivo; ambientar la previa del partido.

FIFA 15, señores, es a ratos, más fútbol que el fútbol. Nunca la gloria será la misma, pero es lo que más se le acerca. Nunca será la misma emoción dicen algunos, pero eso es porque no juegan con un amigo, frente a frente.

Se estrena esta semana, en todas las consolas y dispositivos, y se puede encontrar por $32.900 hasta los $37.900 si lo compran en las tiendas más caras (te caíste TodoJuegos). Lo aquí descrito, es el testimonio de Xbox One. Gracias EA Sports, por favor concedido. Queda aquí, otro año más de un buen spot publicitario.

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