Jehová y la Juventud Moderna

Publicado por Cha Giadach

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Screen Shot 2015-07-15 at 4.53.53 PM Por Diego Benavides

Pasaba siempre que me las encontraba al salir de mi casa, o sino en el paradero de la micro momentos antes de que esta llegara. Me esperaban con una sonrisa que solo ellas podrían catalogar de amable, para el resto de nosotros, los que vivíamos en la frontera entre el nihilismo y el ascetismo, era más bien un gesto condescendiente. Miradas vacías, como animales en la carretera, sorprendidas por la luz de los automóviles a gran velocidad, a segundos de alcanzar la consciencia evolutiva que les permitiera reconocer la fragilidad de su especie. En retrospectiva, creo que era un gesto aprendido, simulaban una ingenuidad casi animal, una iluminación producto de las revelaciones de su libro. Toda la fachada caía al final de la conversación, después de mantener la mirada unos segundos salía a relucir la angustia existencial de quizás estar arrimándose al árbol equivocado.

Yo intentaba ser amable, en serio intentaba, creo que el mundo en que vivimos se hace injustamente insoportable si mantenemos una actitud miserable con los demás, aunque quizás solo se tratase de un placebo, no soy de aquellos que encuentren placentero ir por el mundo enfrentando a los demás por el simple hecho de no compartir mi aburrida versión del mundo. Como alguien dijo «si el mundo es solo lo que hacemos, entonces hagamos el bien», y mi idea de hacer el bien es no ir enfrentando a las señoras sobre sus creencias, por nocivas que estas me parezcan, sobre todo si han encontrado propósito en ellas.

¡OH! pero que injusto es este mundo, donde tengo que respetar a los que no respetan. Como iba diciendo, me la encontraba siempre, y siempre me hacían las mismas preguntas, siempre me conocían por primera vez. ¡En serio señora!; tan olvidable soy que no guarda ni un solo espacio en su memoria para el joven que siempre incomoda con sus preguntas, yo me acuerdo de usted aunque sea solo para enojarme. El marketing, aunque odiado y despreciado por la mayoría de nosotros, funciona y solo basta investigar un poco para encontrar las preguntas correctas para no incomodar a la gente. Aun así, nuestro dialogo iba siempre de la misma manera:

«Joven, hola ¿cómo está?, bien, tiene un minuto para hablar»
«Sí, claro»… ¿Qué es lo peor que puede pasar?
«Usted se ha preguntado sobre la creación»…

Conchesumadre, pasando de cero a 100 en menos de un segundo. Si lo he hecho, pero no lo voy a hablar con alguien que recién conocí, a menos que este ebrio y quiera aburrir a la gente, o este con mis amigos y quiera aburrirlos a ellos. Usted ni siquiera me da la confianza para hablar sobre satanismo libremente, ni siquiera soy satanista pero creo que el libro de Levy es algo digno de leer… en fin, la conversación sigue:

«No, la verdad es que no»…mintiendo
«¿Y qué opina de la biblia?»
«La leí y no me gustó»…intentando sonar lo menos arrogante posible
En este minuto de la conversación es donde se caen todas las caretas. Es está la parte que me da miedo, y no es ser exagerado, es algo que se debe experimentar, estoy seguro que dada la oportunidad esta señora me condenaría a la cruz por las palabras que le acabó de decir. Intentando controlar las ganas de azotarme, la señora continúa:

«Quizás no la entendió»… aparentemente yo soy el estúpido, pero lean la biblia y se darán cuenta lo horrible que es, y me estoy refiriendo al nuevo testamento.
«Debería leerla con alguien que pudiera enseñarle mejor, alguien más sabio»… pero según yo, alguien sabio no dedicaría tiempo a estudiar un solo libro, eso es más bien corto de vista, vivimos en la era digital por dios santo, todos los libros están disponibles gracias al pirateo, y alguien sabio elige solo uno….
«Si le dejó un algo lo leería».
«La verdad es que no leo»… Pasa la micro, salvándome de los ojos azotadores.

He tenido la misma conversación esporádicamente desde hace dos años, y cada vez me sigue sorprendiendo.

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