Ya no es sorpresa para nadie que la marihuana tiene más beneficios que desventajas. Estamos en el 2018 y la ciencia ha sido la principal tapabocas de todos esos fanáticos recalcitrantes que satanizan esta planta solo porque a comienzos del siglo pasado grupos económicos conspiraron para su prohibición por convertir a las personas en demonios desquiciados y años más tarde, en tiempos de guerra, en pacifistas flojos.

Pero los estereotipos se derrumban y la marihuana, esa hermosa planta psicoactiva que solo requiere tierra, sol y agua, hoy goza de buena salud. Si no la conoces (porque es ilegal en Chile) te contamos que al consumir marihuana suele abrirse un portal en tu mente que te conduce a una tierra donde siempre es fiesta y todo el mundo está invitado, para luego sumergirte en estados de paz donde suena “Imagine” de Lennon en un loop infinito. La definición puede no ser exacta, pero se aproxima.

Hay muchas drogas que generan estados similares, pero la diferencia principal radica en que la marihuana no es sintética y hoy por hoy se han comprobado una serie de beneficios provenientes de los pocos componentes que se han estudiado de esta planta.

Ese es el caso del CBD, hermano del THC, un cannabinoide que vendría a ser como la productora encargada de organizar las fiestas en tu mente cuando consumes marihuana. Los efectos que se conocían del CBD estaban relacionados con la sensación de paz, placidez y optimismo que nos agarra en algún momento, pero actualmente se han descubierto múltiples efectos beneficiosos que, dependiendo cómo consumas esta planta, van desde propiedades antiinflamatorias hasta hidratantes muy convenientes para nuestra piel.

¿Maravilloso, no? Y todo depende de qué parte de tu cuerpo decidas “volar” con un poquito de CBD, ya que puedes aplicarlo como crema, loción corporal o aceite en lugares como tu pelo, cara o cualquier lugar del cuerpo y combatirá condiciones tan comunes como el acné o la psoriasis, pero lo mejor, sus propiedades antioxidantes te ayudarán a eliminar los agentes que contribuyen al envejecimiento. Pero no consumas tanta, porque puedes terminar convirtiéndote en el próximo Benjamin Button (aunque quizás esto solo pase en tu cabeza).