
Actualmente existe una generación talentosa de músicos chilenos que triunfa en Europa, pero que se desconoce localmente. La mayoría de ellos está radicada en Berlín, Alemania. Y la música electrónica es su carta de presentación. Hablamos de Ricardo Villalobos, Martín Schopf (a.k.a. Dandy Jack), Lucien Nicolet (Luciano) y Alejandra Iglesias (a.k.a. Dinky, en la foto).
Por Ignacio Molina.
Con el corazón divido entre Alemania y Chile, estos músicos, DJs y productores constantemente viajan a nuestro país para tocar en prestigiosas fiestas y festivales (Mutek, Love Parade, Sundeck) de la incipiente escena electrónica chilena. Eventos que se llenan de’ fieles seguidores, quienes se repiten fiesta tras fiesta, para así verlos más de una vez antes que vuelvan al viejo continente.
Y la pasión por la música no es lo único que une a estos “electro latinos”; el grueso son hijos de exiliados políticos que emigraron a Europa. Fue precisamente en esas tierras donde empezaron a encantarse con el sonido de los beats. En un principio a través de’ Kraftwerk y luego mediante el synthpop de bandas como Depeche Mode y New Order.
También se enamoraron de Chile a través del recuerdo nostálgico inculcado por la familia; escuchando discos clásicos de Violeta Parra, Los Jaivas e Inti-Illimani junto a la chimenea, zampándose una buena cazuela o algún plato típico nacional. Todo, complementado con historias sobre su país natal, su folclor y situación política. Esa mezcolanza fue la que generó el estilo sonoro tan característico que tienen hoy en día; ése que los hace triunfar en Europa.
Aunque se trata de una música festiva y con muchas percusiones latinas, también tiene un matiz nostálgico y melódico; proveniente del recuerdo por el país dejado y las emociones que eso implica. Ricardo, Luciano Martín y Alejandra plasman esa sensación en sus directos. Intentando dar el máximo cuando están tocando en Chile. Sudando la gota gorda. Alargando los sets y live acts por horas, creando verdaderos trances hipnóticos en la audiencia. La que se pierde en el baile, bordeando la locura.

PERDERSE EN EL BAILE
Y esta es la esencia de la música electrónica: perderse en el baile, perderse entre la masa y la sociedad y encontrarse con uno mismo mediante la música. Es una forma de terapia alternativa contra el estrés o cualquier tipo de problema. ¿Cómo? Así: el DJ a modo de chamán entrega la cura mediante sus tornamesas y los oyentes se dejan llevar por el mensaje codificado a modo de contagioso ritmo, el que tiene la capacidad de desinhibir y llevar a otro estado de conciencia al más agobiada o tenso. En esta ocasión no se danza para pedir la lluvia, sino la felicidad.
Toda la atmósfera crea un estado mental ilusorio; las luces estroboscopicas, las máquinas de humo, los parlantes a punto de reventarse con el sonido desenfrenado del bombo, el mantra de la sutil repetición que avanza lentamente a veces tropezándose consigo misma (como ocurre con el ritmo minimalista del microhouse), las visuales (que también tienen la misma tónica), todo.

RAVES
Las raves son las fiestas al aire libre generalmente gratuitas, características de la movida electrónica. La rave más conocida a nivel mundial es Love Parade, que hace dos años está presente en Santiago de Chile. Ricardo Villalobos y Luciano fueron los encargados de cerrar la última edición, la que fue un completo éxito a nivel de organización. En la fiesta de clausura, realizada en Estación Mapocho, el tema “Santiago Penando Estás” de Violeta Parra sonó sobre “Logohitz” de Villalobos; en ese momento parte de la audiencia se emocionó y conectó consigo misma, con sus raíces; y también con esta música que para algunos suena tan extranjera.
Por cierto, la comunidad raver no se trata de una moda vinculada a las drogas aceleradoras, ni al culto a la moda y lo estético bordeando la superficialidad ””como comúnmente se cree con prejuicio tercermundista”” sino que es una filosofía musical que mira a la unidad y felicidad del espíritu. Donde existe la apertura, la tolerancia y el interés por pasar un momento agradable. Compartiendo, disfrutando y respetándose.
La música electrónica no tiene límites ni banderas. No hay distinción de razas ni de sexos. Todos son libres en la pista de baile. Y a diferencia de otros estilos, como el punk, hip-hop o metal, en la electrónica si existe el respeto. El respeto por el de al lado. Nadie se empuja, nadie pelea, nadie se enoja. De ahí nace el mensaje conocido como P.L.U.R: Peace, Love, Unity & Respect.

QUE EL RITMO NO PARE
El aporte de personajes como Villalobos, Dandy Jack o Luciano a la escena electrónica mundial ha sido fundamental: han logrado conectar dos mundos tan diferentes como lo es el del folclore con el de la tecnología. Esto mediante la ‘ fusión de ritmos de timbales con loops de sintetizadores. Y este punto es importante porque pese a parecer una música robótica, detrás de las maquinas hay siempre una persona. No es cosa de apretar botones al azar y la música se crea por sí sola. Hay que tener el talento necesario para lograr componer un buen track. No existe diferencia por que sean instrumentos a base de madera o de circuitos; ambos necesitan un carisma para ser ejecutados.
Un ejemplo: el disco “Alcachofa” (2003) de Villalobos fue aclamado por la crítica de los medios más diversos, incluyendo las prestigiosas revistas francesas Trax y Les Inrockuptibles. Por algo su talento innato y su conocido gusto por la fiesta, le ha permitido ganarse cada vez más adeptos, los que por medio de él van conociendo a todos los chilenos que comparten este movimiento y que todavía no se conocen tanto por estas tierras: Matias Aguayo, Pier Bucci, Christian Vogel, por nombrar algunos.
Es más: Villalobos no sólo es aclamado por su producción musical, sino que, tal como la mayoría de los demás músicos mencionados, también por su perfomance como DJ, que es donde conquista realmente al público. Porque ser DJ no se trata de apretar play tras play y poner un track tras otro. No. Es todo un arte y una técnica, donde la correcta selección de los temas, el modo de pasar los mismos y el fino control de las mesa de ecualización es parte fundamental del proceso. El DJ tiene la capacidad de controlar y manipular el ánimo de las personas que están inmersas en la pista de baile.Y eso Alejandra, Martín, Ricardo y Luciano bien lo saben.
Ricardo Villalobos & Luciano – Love Parade 2006, Berlin
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Publicado por Ignacio Molina
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