Ante un Teatro Oriente repleto, Benjamin Biolay protagonizó el onceavo Encuentro Internacional de Música Actual en una noche que tuvo todos los ingredientes necesarios para completar un concierto redondo. Desde la reconstrucción de sus propias canciones hasta las citas a The Smiths, Gorillaz, Casablanca y Henri Salvador, la barrera del idioma pasó a ser una anécdota. Después de todo, el niño terrible resultó ser un tipo sencillo que parecía disfrutar de la oportunidad tanto como el público, sin caer en la demagogia ni en lugares comunes.

Por Francisco Franetovic / Fotos por Rosario Oddo

El hombre siempre ha tratado de predecir el futuro con el fin de minimizar el riesgo que significa encarar situaciones inesperadas y aleatorias. Existen buenos instrumentos para estimar el tiempo, el curso de los cometas, el precio de las acciones, el crecimiento del PIB, etcétera. Todos falibles, claro.

Por otro lado, muchas veces es mejor enfrentarse a las circunstancias sin ninguna expectativa. Esta vez, no fue algo premeditado ni mucho menos. Pasó que, según propia confesión de Benjamin Biolay, jamás esperó mostrar su música en un lugar tan lejano de Francia, como lo es Sudamérica. Entre risas dijo que ir lejos para él y su banda significaba Bélgica o, con mucha suerte, a Quebec (Canadá) y otros lugares del hemisferio norte. En el otro bando, para Chile fue una grata sorpresa que se confirmara su visita en marco de los EIMA.

Y claro, además de los miles de kilómetros que lo separan de nuestro continente, está el idioma -el francés- que una parte ínfima de la población maneja. En Chile, un par de colegios privados lo enseña, y sería. Por eso, el 95% de los que estuvieron ayer en el Teatro Oriente no entendían las bromas que Biolay pronunciaba bastante seguido, y es más, ni siquiera las letras de sus canciones les fueron decodificables.

Así las cosas, a Biolay no le quedó otra que apelar a las emociones. Bien lo hizo a solas con su guitarra acústica en las conmovedoras «La Ballade Du Mois De Juin» (del disco Home, que originalmente canta su ex-mujer Chiara Mastroianni) y «Jardin d’hiver» (de Henri Salvador). Ni hablar de las relecturas que hizo de su propio trabajo, como en «La Plage» (donde suplió la voz de Mastroianni en los coros con guitarras), y en general, de todas las canciones que eligió para presentarnos. Desde el inicio con «Négatif», hasta el final con «Qu’est-ce Que ça Peut Faire».

Cada una de las versiones que interpretó Biolay el sábado fue irrepetible. Ciertamente conservaron los elementos básicos, algo esperable si se considera que fueron tres los músicos en escena: Philippe Almosnino, guitarrista que se turnaba la eléctrica y la acústica -y que a ratos se intentaba robar la película sin mucho éxito-; el propio Biolay, que se alternaba entre el piano, los teclados, la trompeta, las guitarras, sus Marlboro y una copa de vino; y -mención aparte- el multi-instrumentista Marc Chouarain, que controlaba la base rítmica de las canciones a través del computador (dado esto, no se podía improvisar totalmente) y el bajo (desde el teclado M-Audio), además de aportar con teclados, piano y el pocas veces visto en Chile theremin, que sólo fue usado para darle fin a «Chère inconnue».

Sin embargo ¿alguien esperaba que Biolay terminara prácticamente rapeando en varias de sus canciones?

En «Dans la Merco Benz», «Chaise à Tokyo» y «A l’origine» -la última antes del bis-, Biolay le debía más al Bronx que al galanterismo siútico francés. Y no fue una excepción a la regla, ni mucho menos una casualidad: Biolay jamás ocultó su admiración -que data desde su adolescencia- por el hip-hop, que dicho sea el paso, ha de ser el estilo musical más escuchado en las calles del país que preside Sarkozy.

Como broche, Biolay se dio el lujo de conectar «As Time Goes By» (parte de la banda sonora de Casablanca) con «Des Lendemains qui Chantent», la ya citada «Négatif» con»Clint Eastwood» (de Gorillaz) y «Rendez-vous Qui Sait» con «There’s A Light That Never Goes Out» (de The Smiths).

Siendo este último uno de los puntos más altos de la noche en cuanto a baile y éxtasis colectivo, junto a «Los Angeles», «Chaise à Tokyo», además de las Trash Yéyéianas «Dans la Merco-Benz» y «Rendez-Vous Qui Sait».

Todo, con una humildad que se manifestaba después de cada aplauso, a través de una reverencia y respectiva mano al corazón. El buen Benjamin, siendo francos, de niño terrible tiene solo el mote. Su tenida dominguera y movimientos más bien torpes, sorprendieron a sus más acérrimas seguidoras, que seguramente esperaban un galán vestido de etiqueta y de gestos finamente premeditados, y terminaron encontrádonse con un tipo tan seguro de lo que hace, que todos esos detalles -e incluso el dinero, en el caso de esta gira, según dijo- pasaron a segundo plano, en relación a una oportunidad única en su (nuestras) vida (vidas).

Tarea para la casa: completar el setlist.

Trash Yéyé:
Laisse Aboyer Les Chiens
Qu’est-ce que ça peut faire
La chambre d’amis
Dans la Merco Benz
Dans ta Bouche
Rendez-vous qui sait / The Smiths – «Theres A Light That Never Goes Out»

A l’origine:
A l’origine
Ground Zero Bar
Tant Le Ciel Était Sombre
Mon Amour M’a Baisé
Dans Mon Dos

Negatif:
Des Lendemains qui Chantent
Négatif / Gorillaz – «Clint Eastwood»
Chaise à Tokyo
Chère Inconnue

Home:
La Ballade Du Mois De Juin
La Plage

Rose Kennedy:
Les Cerfs Volants
Los Angeles

Clara et moi:
Nuage Noir