
No es mi intención profitar de toda esa onda nostálgica ochentera -la que algunos llaman «de culto»- pero la verdad es que hace tiempo que tenía ganas de hacer una revisión de aquellas maravillosas películas ochenteras que marcaron a muchos de los que crecimos durante los ochentas.
Por Francisco Campos
Mi idea principal era hacer un ranking con las mejores películas de los ochentas, lo cual no hubiese permitido una revisión un tanto más acabada de esos clásicos de Tardes de Cine, Cine en su Casa, Grandes Eventos o Best Sellers y que solamente podían llegar a nosotros previo arriendo de un VHS en el videoclub más cercano, el cual veíamos por lo menos tres o cuatro veces antes de devolver.
Las películas de esta sección están muy lejos de ser obras de arte -muchas veces era todo lo contrario- pero dejaron una gran marca en nuestra infancia y nos emocionaban hasta el punto de llegar al otro día a contarles a todo el mundo lo «rica» que era la película, luego de habernos quedado despiertos a escondidas para verla.
Para inaugurar esta sección revisaremos dos grandes clásicos de la filmografía de los años ochentas: Los Goonies y Cuenta Conmigo. La gracia es que ambas películas se basan en una idea similar: esa idea huevona que tiene uno cuando cabro chico de partir en la «aventura de tu vida», algo así como el encontrarse a sí mismo pero en plena adolescencia y cuando uno no tenia ni raja idea de la vida misma.
Disclaimer: no pienso hablar de Top Gun porque mi papá no me dejó verla el año 89 y no la he visto como una forma de protestar ante el control parental.
Los Goonies
Debo haber visto esta película más de diez veces y siempre me entretuve de la misma manera. La trama era bastante simple, como gran parte de las películas de esta sección, y relataba la historia de un grupo de cabros (uno de ellos Corey Feldman) en un pueblo del noreste de Estados Unidos que -sin querer- se meten con una banda de ladrones para luego -sin querer también- terminen buscando el tesoro de un pirata. Si uno analiza sesudamente la trama, es bien pelotuda la idea de que existiese un tesoro llevado por un pirata del caribe hacia el noreste de Estados Unidos, por la sencilla razón de que está bastante lejos del Caribe como para andar hueviando por ahí. Pero bueno, esos son detalles.
La cosa es que encuentran el tesoro luego de recorrer unas enormes catacumbas que se encontraban abajo del pueblito en el cual habitaban y todos felices para siempre. Como buena película ochentera, Los Goonies estaba llena de clichés como lo son el gordito buena onda, el cabro oriental ingenioso o los típicos winners gringos de secundaria que se burlaban de los perdedores y finalmente, el clásico monstruo grotesco que se vuelve bueno.
Ciertamente es una película inocente que te entusiasma y hace que tu imaginación de pre-púber se desate esperando que algún día tengas la suerte de meterte en una aventura similar con tus mejores amigos. Vez que la pillo en el cable la dejo y siento que me corren unos lagrimones por los cachetes, que se me aprieta el corazón de puro pensar en que ya crecí y que tengo mayores aspiraciones que andar hueviando con un lote de cabros chicos buscando tesoros de un pirata más perdido que el Teniente Bello. Pero bueno, todos tuvimos infancia.

Cuenta Conmigo
Esta película era un tanto más morbosa que la anterior y bastante más aterrizada. Me costó entenderla y la primera vez que la vi como que quedé marcando ocupado. Ambientada en los años sesentas, cuenta la historia de un grupo de cabros (otra vez) que se entera de que un niño vecino había desaparecido y se lanzan en la búsqueda de su cadáver para quedar como héroes (?). No sé que persona podría ser considerada un héroe por el hecho de encontrar un fiambre, pero bueno, así son las películas.
De esta manera, los cuatro jóvenes -interpretados por el mítico Corey Feldman, Jerry O’´Connell, River Phoenix y un pirata que nunca levantó el vuelo- emprenden el camino hacia el lugar donde supuestamente se encontraba el cadáver. Pero no todo es tan fácil. El hermano mayor de uno de los chiquillos, interpretado por Kieffer Sutherland, decide seguirlos junto a sus amigos para quedarse ellos con todo el crédito y la fama que les acarrearía encontrar el cadáver (?).
Dentro de la película hay tres escenas que son fundamentales dentro de la filmografía ochentosa: 1) la escena en la que corren por las vías del tren arrancando de la locomotora; 2) cuando se les ocurre pasar por una posa y uno de los cabros se saca una sanguijuela de los testículos; y 3) cuando Corey Feldman relata la historia del gordo que hace vomitar a todo el mundo, la cual sienta un precedente en materia de vómitos colectivos.
Finalmente encuentran el cadáver, pero deciden dejarlo tal cual y lo tapan con una frazada para luego volverse a su hogar. El epílogo de la película es triste porque no hay un «vivieron felices para siempre» sino que todo lo contrario. Quienes alguna vez fueron amigos comienzan a distanciarse hasta perder el contacto y desaparecer -cosa que sucede a menudo con los amigos del colegio-. Para hacer más trágico el final, luego del paso de los años, uno de los ahora-adultos muere en trágicas circunstancias. Evidentemente la moraleja de Cuenta Conmigo es aprovechar a tus amigos porque generalmente no podrán contar contigo, y viceversa, toda la vida.

Publicado por Francisco Campos
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