Disorder.cl 2003 - 2013 *

Películas Ochenteras que Marcaron Época #5: el cine slasher

Publicado por disorder.cl

Archivo: 1853 artículos

1.jpg

Alejandro González se toma esta sección (al menos por una semana) para traer un par de reseñas de Películas Ochenteras que Marcaron Época a punta de cuchillo y asesinatos de adolescentes más calientes que piedra de curanto. Todas, pertenecientes al sub-género Slasher, protagonizadas por personajes enmascarados que, por causas que los más conservadores apoyarían fervientemente (como el acabar con el uso de drogas o interrumpir una vida sexual precoz), llevan a cabo sus fechorías. Propaganda de Mega: sacúdete en tu cripta.

Por Alejandro González

Este subgénero del cine de terror, nace para cristalizar una corriente, que ya los italianos como Mario Bava o Dario Argento, habían sembrado bajo el nombre de “Giallo”. En U.S.A.’  tuvo su origen a mediados de los 70”’s, junto a una película que fue todo un éxito de taquilla: “Black Christmas” (1974). En ella, un tipo acosa telefónicamente a una fraternidad de esculturales universitarias hasta darles muerte. De ahí en más, el slasher se coronó en la industria cinematográfica como un género rentable con “Halloween”, del gran director y compositor, John Carpenter.

Sin embargo, no fue hasta la década que nos ocupa, en que su despegue es definitivo y marca con tinta indeleble una década repleta de hechos socioeconómicos puntuales que señalarían a toda una generación. Una época en que el poder conservador invade al mundo occidental, en especial a USA y Reino Unido. Y esto se transmite al cine, a través de dementes que castigan a todos aquellos que infringen las normas más básicas del decálogo.

De acuerdo al modelo de estas reseñas, solo me referiré a tres de los más emblemáticos filmes que consagran a un grupo de asesinos muy particulares.

jason.jpg

Friday the 13th (A.K.A. Martes 13)

Su estreno coincide con el nacimiento de la década, y narra la historia de un púber con cierta discapacidad, llamado Jason Vorhees, que es perseguido y torturado psicológicamente por otros niños de su edad. Lamentablemente, mientras estos pequeños se ejercitan en las artes del bullyng, Jason cae a las aguas del Lago Cristal, no siendo socorrido a tiempo por aquellos adolescentes encargados de su seguridad, ya que a esa hora, estos estaban fornicando, fumando marihuana y viviendo una vida licenciosa que marcaría el destino del pequeño Jason y su madre. Esta última se encargaría de dar vida al sangriento vengador que rodearía el primer capítulo de una larga serie de secuelas. Es decir, quien paradójicamente asesina en el capítulo inicial a esta tropa de jóvenes cachondos y drogos, no sería Jason, sino su madre, quien en el epílogo es decapitada por una joven que resultaría ser el sínodo de todas las heroínas que vendrían posteriormente: una niña rubia, más conservadora que el resto, que no fuma ni parece tener mayores vicios; responsable, matea y siempre advierte el peligro que acecha al lugar en que vacacionan.

Por lo demás, se repetirán ciertos patrones respecto a las víctimas, una y otra vez.

– El negro siempre muere, y por lo demás, es el primero. Quizás por ser negro.

– Luego muere el payasito del grupo, el que hace bromas estúpidas y generalmente es detestado por las mujeres.

– Jason siempre asesina a aquellos jóvenes que mantienen relaciones sexuales. La idea es que estos adolescentes se divierten sin estar casados y eso es mal visto por el hidrocéfalo de Vorhees. De hecho, las muertes más alevosas son a cuenta de estas parejas. Hasta un anticucho se ha hecho el bueno de Jason para demostrar su enojo con estos degenerados.

– Don Graff, Jaime Orpis o “En la Mira” quedarían en ridículo ante los resultados prácticos que alcanza la cruzada anti droga de nuestro antagonista. Que políticas de prevención. Que gasto en cárceles. Un hachazo es lo que merecen.
Y eso que solo fuman marihuana.

El éxito relativo de estos filmes quedó patentado en la más grande serie de secuelas jamás hecha. Cuantitativamente, claro está.

Otras licencias tienen la decencia de revestir sus enésimas partes con un título nuevo bajo la marca registrada respectiva (por ejemplo James Bond). Pero esto no cuenta para Vorhees. El necesita el numerito, hasta llegar a una novena parte y titularla: “Jason vuelve del infierno”. A lo machito. E insistir con una décima, pero mas sofisticada X: “Jason se va al espacio”. O sea, el mundo le quedo chico y el machete se criogeniza (sic).

nightmare3behind19.jpg

Nightmare on ELM Street (A.K.A. Pesadilla)

Es curioso que en Chile se haya presentado la segunda parte, como la primera de la serie. Más peculiar aún, resulta el hecho que sus estrenos hayan sido relativamente coetáneos y muchas veces, en jornadas dobles, sin reparar nunca en semejante error.

La historia es bastante conocida y se centra en la historia de un grupo de jóvenes que habitan en la calle Elm de la ciudad de Springwood, los cuales son visitados y asesinados en sus sueños por un ser con el rostro totalmente calcinado y con un guante con afilados cuchillos en su mano derecha, llamado Freddy Krueger, el cual no dudará en utilizarlo, amén de un algún chiste salpicado de humor negro.

Un dato anecdótico es que en la original, del año 1984, tenga un papel secundario, aunque no menor, el taquillero Johnny Depp.

Se repiten, como en todo el cine slasher, ciertos parámetros, como la matanza de jóvenes modelos. Es poco usual ver en estas secuelas, asesinatos de gordos o algún nerd. Aunque de hecho, los hay (y de formas bastantes retorcidas por lo demás).

En honor a la verdad, terminé detestando a Freddy Krueger. El tipo se transformó en un ser pretencioso, ondero, incluso cambiando sus quemaduras en algo más plástico. El vengador tóxico tenía más estilo y dignidad. La historia terminó tomando un trajín algo rebuscado, con la monja violada, los padres quemándolo, una hija perdida. Faltó la ciega y Cheito y esto se transformaba en una teleserie. Sus chistes cada vez parecían más forzados. Un rockstar en el apogeo del glam.

La guinda de la torta resultó la promoción de la sexta parte. Fue todo un tema el promocionar una película en plena década de los noventas como 3D, lentes a la entrada mediante, cuando al menos diez años antes, habían demostrado su más rotundo fracaso. Es más, Jason Vorhees, con su primera puesta en escena con máscara de hockey -en la tercera parte- fue bajo este artilugio.’  Aun hoy, los bolsillos de estos productores sufren.

terror-train.jpg

Terror Train (A.K.A. Terror en el tren)

Esta película reúne en sí todos los clichés del slasher, lo cual en caso alguno podría ser motivo de orgullo, pero da muestra de algunos hechos sintomáticos de la época que la nutre.

Un mechón bastante retraído es objeto de una broma pesada por parte de los del curso superior, en la cual se utiliza como carnada a una chica bastante atractiva. Nada más y nada menos que la inefable Jamie Lee Curtis. La víctima queda traumatizada a tal punto que decide abandonar la carrera y nadie sabe más de él.

De ahí, el guión da un salto espacial hacia el futuro cuando estos estudiantes deciden celebrar su graduación en un tren.
Antes que estos muchachos logren subir, aparece un misterioso asesino que estrenará su cuchillo con el payaso del grupo, utilizando su máscara de Groucho Marx durante todo lo que resta de metraje, como símbolo inequívoco del homicida slasher.

Un aspecto curioso es que dentro de la batería de divertimentos a bordo del ferrocarril, entre los que se cuenta abundante alcohol, rubias desprovistas de ropa, el joven negro muerto (la forma en como es camuflado es notable) y el infaltable porro, aparece”¦ un mago, que es interpretado por un jovencísimo y melenudo David Copperfield, el cual se transformará inmediatamente en sospechoso. Pero no se entusiasmen, que a este sujeto no le da siquiera para matar un conejo con serrucho por equivocación.

Resulta todo un desafío lograr ver este film, que alcance toques tragicómicos hacia el final, con diálogos para la risa y un desenlace armado sin sentido para que las piezas cuajen. Un símbolo de su época. De unos años, que amén de sus limitaciones y nulas pretensiones artísticas, proyectan hacia hoy -y sin querer- los últimos destellos de una generación utilizada para exorcizar los demonios del conservadurismo americano más violento e ignorante.

Comentarios publicados en "Películas Ochenteras que Marcaron Época #5: el cine slasher"

¡Deja el tuyo!