David Fincher – director de Se7en, Fight Club, Zodiac – regresa con The Curious Case of Benjamin Button, en donde un iluminado Brad Pitt nace con un aspecto de 80 años, y ha medida pasan los años se va haciendo cada ves más joven, topándose con el dilema tempo-existencial de que quien ama va envejeciendo mientras él va rejuveneciendo, creándose un conflicto que parece cronológicamente imposible de resolver y sostener.
Por Ignacio Molina
Imagina que’ eres Benjamin Button. Es decir: naciste con el aspecto y facultades de un anciano de 80 años pero en el cuerpo de un bebé. Tu padre te abandonó en las escalerillas de una casa debido al rechazo que le causaste. Tus primeros pasos los distes con la ayuda de un bastón y no la de un andador. Tus primeros años en vez de pasarlos en un jardín infantil los pasaste en una casa de reposo. Antes de ir al colegio, comenzaste trabajando de cargador en un barco en alta mar. En vez de jugar a «paco y ladrón» tuviste que defender a tu país en una guerra mundial. Te enamoraste para toda la vida cuando tenías cronológicamente 10 años pero físicamente 70. Y fue de una niña de 10 años.
Imagina que la fantasía de ir rejuveneciendo cuando pasan los años es más jodida que gratificante.
“Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia” postuló Fitzgerald, y justamente eso presenciamos en The Curious Case of Benjamin Button, en donde el’ héroe de la película debe afrontar la odisea de tener que vivir cronológicamente a la inversa, topándose con el conflicto de que la personas que ama van envejeciendo mientras él va rejuveneciendo. Y es que fantasías como las de nunca envejecer o poseer vida eterna, están condenadas para siempre a ser simples fantasías, porque dentro del orden de la realidad serían prácticamente insostenibles, agobiantes, trágicas.
Es por esto que Freud sostenía que los deseos son proscriptos de la consciencia (o reprimidos como erróneamente decimos) debido a que sus demandas son absurdas. Imposibles. Tal como el amor: sentimiento absurdo y paradójico, ¿O acaso es posible sentirlo sin experimentar su pérdida, sin experimentar su falta? ¿Es posible la existencia de’ amor sin tragedia? En Benjamin Button no. Y es que precisamente cuando Button toma consciencia que su vida es diferente a la de los demás, que su vida es curiosa, que su vida es trágica, es cuando se enamora.
Él y Daisy ””su amada”” se encuentran en un mismo lugar, en un mismo tiempo, pero en dos momentos diferentes que hacen prácticamente imposible su co-existencia como pareja. Entonces, [SPOILER] ¿Cómo podría el curioso Benjamin Button poseer por siempre a Daisy si su trágico destino es morir siendo niño? Si cuando uno va el otro viene. Separándose y perdiéndose.
Y bueno, en “The Curious Case of Benjamin Button” (2008), el director estadounidense David Fincher nos presenta una película digna de todo tipo de palmarés y que cuenta con una selección escogida con pinzas. Partiendo con Eric Roth (Oscar en «Forrest Gump«), quien adaptó el guión de un relato sacado del libro “Cuentos de la era del jazz” del estadounidense Francis Scott Fitzgerald (“El Gran Gatsby”), continuando con un grupo de actores conformados por Cate Blanchett (Oscar en “The Aviator”), Tilda Swinton (Oscar en “Michael Clayton”), y ””por supuesto”” Brad Pitt (Nominado al Oscar en “Twelve Monkeys“), quien insistió por interpretar a Button en todas las etapas de su vida, teniendo que someterse a casi 5 horas diarias de maquillaje.
Nota aparte se merecen los encargados de los efectos visuales, [SPOILER] ya que el Button que vemos la primera hora de la película, no es más que un anciano modificado digitalmente mediante una animación compuesta por una base de datos de miles de movimientos músculo-faciales de Pitt. Y cuando vemos a Button de niño, la cabeza que vemos no es la del mozalbete, sino que nuevamente la de Pitt vía CGI. ¿Impresionante no? Asimismo, es importante mencionar a Claudio Miranda ””chileno que viene trabajando con Fincher desde “Se7en” ”” encargado de la monumental fotografía que contiene la película.
“The Curious Case of Benjamin Button” es de esas películas gigantotas con un buen guión que sorprenden en medio de tanto blockbuster. De esas que te hacen pensar y cuestionar ””aunque sea por minutos, en la caminata de vuelta a casa”” el sentido de tu vida. De esas que te entretienen, te dan ganas de recomendar y te hacen debatir. De esas que tienes que ver a la brevedad, y si te fuera posible en el cine, ya que films como éste merecen el precio de una entrada.
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Publicado por Ignacio Molina
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