Cabezón Gutiérrez está aburrido de las burlas y abusos que sufre en su colegio, así que inscribió a sus compañeros en un paseo a una isla desierta en donde tendrán que enfrentarse todos contra todos hasta que sólo quede un sobreviviente. La idea se le ocurrió luego de ver Battle Royale, cinta de culto de Kinji Fukasaku (ídolo de Tarantino), y que cuenta con la actuación maestra de Takeshi Kitano y Chiaki Kuriyama (la pendeja de la boleadora en Kill Bill y sueño húmedo de Gutiérrez).
Por Cabezón Gutiérrez
¿Por qué en Japón se censuran genitales y se permite la violencia más descarnada? ¡Es cierto! Bueno, ustedes ya se habrán dado cuenta que la mayoría de las películas porno niponas tienen, en la parte genital masculina y femenina, como en el coito, un cuadrado de mosaicos impidiendo la visualización de estos. Sin embargo los ojos rasgados se bañan en films de ultra violencia como Las Guineas Pig, The Machine Girl, Tokyo Gore Police y Men Behind The Sun. No quiero hacer juicio de valor, por ningún motivo, sólo me parece curioso: ¿Es el sexo más impúdico que el desmembramiento?
Bueno, me da gusto que la cosa sea así porque de otro modo no tendríamos maravillosas películas como Battle Royale I y II (Gracias a Dios por tamaña incongruencia). Esta dupleta de films es la demostración más fehaciente que en el imperio del sol naciente la gama temática e editorial es mucho más permisiva que en occidente, por ejemplo. Sólo basta fijarse en la historia. Seguro querido lector que usted ya las ha visto y ha quedado boquiabierto con su atrevida apuesta, pero para los pipiolos en el tema aquí les va una pildorita comprimida:
Imagínense a un grupo de adolescentes japoneses que son puesto en una isla, en el contexto/pretexto/experimento de una guerra, en donde tienen que destruirse mutuamente para sobrevivir.
Idea así sólo ucurren en oriente: Ese gusto por el enfrentamiento, por el corte estilizado, por las variantes infinitas del acto violento, por el desmembramiento estético que tanto nos fascina ¿Quién mandaría al pabellón a jóvenes para que se flagelen mutuamente sólo por exponer una muerte no tradicional? Exclusivamente en el bendito, obsesivo y curtido ojo nipón.
Es que me sorprende gratamente que se anteponga forma-arte por sobre una moral que puede resultar castradora. Encima de sus prejuicios, estándares y preocupaciones éticas está su encanto por la imagen. Es una tradición cinematográfica que fue heredada de su cultura visual milenaria en donde el símbolo, el cuadro y la puesta en escena es, a la vez, la superficie y la profundidad.
Kenji Fukasaku tenía bastante claro esto ¿Conocen algo del trabajo de este director? Bueno, es uno de los más importantes en el Japón. Si alguno de ustedes tuvo la oportunidad de ver Kill Bill vol.1 Uncut (La versión japonesa de Kill Bill vol.1), podrán apreciar que uno de sus primeros créditos es una dedicación que hace Tarantino a Kenji Fukasaku ubicándolo como el gran director de todos los tiempos. He visto mucho de él, pero si tengo que recomendarles algo les digo: “Vean los Yakuza Papers, un hilo de películas sobre los ascensos y descensos, sobre las venturas y desventuras del mundo mafioso de la isla. Una gama de asesinatos, vendetas y actos violentos que pueden dejar satisfecho de sangre al ojo más truculento.
¿Cómo definir una batalla real? Lo primero que hay que decir es que se trata de un cine absolutamente postmoderno y barroco. La mixtura de estilos e influencias es vasta. Yo diría: Tome una película de Fukasaku de los setenta, sáquele sus motivos de duelo y su apuesta parcial por la autodestrucción y el corte, mézclelo con una dosis de cultura animé, pero por sobretodo con una inmensa cucharada de video juegos más todo lo que aporta la novela y ya tienen la obra.
Batalla Real no es más que un híbrido conceptual atado por los valores de la narración cinematográfica y por un exquisito gusto postmoderno por el popurrí de mecanismos. O sea que aparezca un conteo de muertos en pantalla me pareció de una generosidad cultural inmensa. Pura osmosis. Las vestimentas, las muertes, las armas, los personajes, los ambientes, la isla en sí es propio de la cultura popular de la animación y del game humanizado, no sólo por la utilización de actores, sino por esos vínculos de compañerismo y cercanía entre los integrantes de la batalla, que sostiene a la vez una de las gracia del film:
Tienes que desechar todos los afectos de tus redes sociales para lograr tu propia sobre vivencia, Un verdadero reality show, con la diferencia que cuando estos tipos eliminan a alguien realmente ¡ LO ELIMINAN! (Ojalá hubieran realities así en Chile para deshacernos de tantos pelmazos).
Algunas películas son sólo anécdota, algunas portan de ciertos “mensajes codificados” y otras son más representativas, más simbólicas. Batalla Real tiene mucho que decir si le sacamos gran parte de sus adornos (Esos grandiosos adornos) Si lo pensamos en lo sencillo: ¿Adultos v/s jóvenes? No hay algo de choque de autoridad ahí, no hay algo de castigo paternal, no hay algo de esa eterna lucha entre rebeldía adolescente contra límites familiares.
La isla es el mundo real, es una fiesta por ejemplo, donde el joven se enfrenta a su igual, donde se tienen que vulnerar el uno al otro, en donde el más fuerte sobrevive. Por otra parte ¿No creen que más de alguna vez los padres han querido abiertamente deshacerse de sus hijos? En esos momentos de ira, de descontrol, no creen que matarlos es la mejor solución. Por eso digo que Battle Royale tiene muy poco de estamentos culturales y estructuras afectivas, y más de vehemente desarraigo familiar. Es la puesta en escena, la escenificación del castigo hogareño. Una realidad imposible que la película la hace posible. La eterna lucha destapada/desatada y explícita de las tensiones entre padres e hijos
A mi me encantan Battle Royale I y II. Remecen mis prejuicios, atentan contra el lado pavimentado de mi cultura, fascinan mi lado perverso, hipnotizan mi gusto por la violencia en pantalla y me hacen creer que los estándares y los paradigmas de género cinematográfico están para ser o expandidos, o destruidos. Gracias Batalla Real por ser tan única e irrepetible.
Publicado por disorder.cl
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