Jean-Claude Van Damme, está recibiendo la peor golpiza de su vida; Su carrera está en debacle y sus películas pasan directamente al DVD. Por otro lado, la falta de dinero lo tiene por perder el juicio en torno a la tutoría de su hija. Cuando todo no puede estar peor, El Musculoso de Bruselas se ve involucrado en un Tarantinesco asalto a un banco y es tomado como rehén. Así de trágica es la vida de Van Damme en JCVD, cinta independiente del francés Mabrouk El Mechri dónde el actor belga hace de sí mismo logrando la mejor interpretación de su carrera.

Por Miguel Ángel Vidaurre

Jean-Claude Van Damme no logró llegar a encarnar a la criatura obsesionada con la cacería y la ética espartana, en esa versión trasvestida de ciencia ficción de los 50 del Malvado Zaroff que fue Depredador, aunque si encarnó a su protagonista en una versión revisitada desde la estilización épica de John Woo en “Hard Target”, en donde el personaje de Joel McCrea ”“ el cazador Bob Rainsford ”“ es reemplazado por Chance Boudreax , personaje con el cual Van Damme pudo ser el vehículo de transferencia de los filmes de acción desde Hong Kong a Los Angeles. No fue el mejor filme de Woo pero si uno de los más prometedores de Van Damme, la traducción entre el filme material de acción y el filme argumental de acción aun no logra consolidarse en aquel filme síntesis y abstracto que podría denominarse el filme mancha.

JCVD (2008) es un filme inusual. Independiente, filmado en Bélgica, protagonizado por una figura eclipsada por sus malas decisiones en cuanto a sus filmes y sobrepasado por sus crisis personales que lo han convertido en una de las víctimas preferidas de paparazis y pasquines amarillistas. No es extraña, en cuanto a su presupuesto reducido en relación a las producciones medianas de la industria, pues los films de acción a excepción de algunos especialmente diseñados para actores de acción en su cima productiva, pertenecen a las facetas menos glamorosas de la industria cinematográfica americana, el cine B o de explotación, estructura industrial que en la ambigüedad de su definición es capaz de albergar la tendencias más anómalas de la industria, desde el horror hasta la pornografía. Zona de anonimatos, jerarquía inferior del start system y hogar de la autoría clandestina.

Pero JCVD no es extraña por este elemento que comparte con otros filmes de Van Damme, sino por la distancia con ellos. Pues si bien es cierto que Van Damme, no logro por lo general escapar a su propio personaje de la vida cotidiana, pero nunca había llegado tan lejos en enfrentar su incapacidad de escindirse como en este filme de Mabrouk El Mechri.

JCVD es el Sunset Boulevard de Jean-Claude Van Damme y la 8 ‘½ de los filmes de presupuesto medio.

No es que el filme de El Mechri sea un ejercicio de enorme originalidad en cuanto operación de autoconciencia, pero lo es en el contexto y tono dramático en el cual fue realizado. Si bien es de una factura clásica, comparado con filmes terminales en su desdramatización nihilista como Takeshis de Kitano, es decididamente el trabajo más complejo de Van Damme.

Si JCVD es un filme de Van Damme, no es en todo caso un filme de acción. En la secuencia inicial vemos a Van Damme interpretando sus personajes acostumbrados, en medio de disparos, piruetas y golpes, pero algo marcha mal, Van Damme se ve torpe y lento, y su expresión es aun más inexpresiva que lo habitual, finalmente se resuelve el enigma, Van Damme se desvincula de su rol de héroe e increpa al joven y desaprensivo emulo de John Woo por su falta de consideración con su edad. Van Damme se permite un pequeño chiste en torno a su capacidad física mermada por la droga y el alcohol y su incapacidad de rendir las piruetas planeadas en planos secuencia.

El protagonista es un actor de acción en plena decadencia. Es Van Damme no tanto como representación de si mismo sino como constructor de su imagen. Imagen sin semejanza. Astuta disección icónica de una estrella menor. El filme situara a Van Damme en su crisis, en su caída de figura de filmes de acción, la crisis financiera, la rivalidad, real o no, con Steven Seagal, sus fracasos matrimoniales y el juicio en torno a la tutoría de su hija. Pero por sobre todo ese momento de crudeza en donde el personaje Van Damme se ha dado cuenta que ha hundido su sueño de infancia. Esa ontofania, como aparición lucida del personaje JCVD a la vez que giro de enfriamiento, encarnado en un largo y biográfico monologo, representa el límite de JCVD.

Trailer:
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