Disorder.cl 2003 - 2013 *

La Historia oculta de los Mundiales (parte 1)

Publicado por Francisco Campos

Archivo: 473 artículos

balones mundial

por Francisco Campos

Partimos mal

Desde su fundación en 1904, la FIFA se planteó como uno de sus objetivos principales la realización de un torneo de fútbol de carácter mundial el cual debía realizarse de forma periódica y mantenerse en el tiempo, tal como sucedía con las Olimpiadas. El anhelo de la FIFA se cumplió recién’  en 1930, veinticinco años después de trazado el objetivo a causa de la Primera Guerra Mundial, el conflicto bélico más grande que había visto la humanidad hasta ese momento y’  que había devastado casi la totalidad de Europa.

El lugar escogido fue Uruguay, un pequeño país sudamericano que por su ubicación al otro lado del Atlántico, ofrecía más garantías que cualquier país europeo. Pese a que habían pasado más de diez años del fin de la gran guerra las heridas no habían cicatrizado y las odiosidades entre antiguos enemigos estaban lejos de desaparecer.

Ante la designación de Uruguay como sede del primer mundial, muchos paises del viejo continente argumentaron que sus seleccionados no tenían los medios para llegar a dicho país debido a la crisis económica por la que atravesaban desde el fin de la Guerra. Sin embargo el comité organizador ofreció costear los gastos de todas las selecciones europeas invitadas, gesto que fue ignorado por Inglaterra, España, Italia, Rusia y Alemania, en una actitud de desaire hacia la FIFA por haber organizado el mundial en suelo’ sudamericano. Mientras tanto, Francia, Rumania, Yugoslavia y Bélgica si acudieron a la cita mundialista.

Dicho de otro modo, las principales potencias europeas optaron por biocotear el mundial. Por lo tanto,’  el número de equipos participantes debió reducirse de 16 a 13, cifra que se alcanzó con la inclusión a último momento de de las selecciones de Bolivia y Paraguay.

Fabini_WorldCup1930Celebration

A pesar del boicot el torneo se realizó con total normalidad de principio a fin, resultando como vencedor el país anfitrión, quien derrotó en la final a Argentina por 4 a 2 luego de haber dado vuelta un 2 a 1. Hasta aquí todo bien, sin embargo luego se supo que el delantero argentino Luis Monti había sido amenazado de muerte por el mismísimo Benito Mussolini, quien le mandó a decir desde Italia que o jugaba mal la final o él y su familia pagarían las consencuencias.

Pero ¿qué diablos tenía que ver Il Ducce en todo esto? Todo se remonta a un par de años antes cuando Luis Monti fue tentado para vestir la camiseta de la Selección Italiana debido a que sus padres eran italianos. Sin embargo Monti no aceptó y prefirió defender a la Selección’  Argentina.’  El desaire de Monti a Italia provocó la cólera de Mussolini, quien’  amenazó a Monti’  y le obligó a jugar mal de una forma evidente. Esto, para que una vez terminado el campeonato, Monti fuese sindicado como el principal culpable de la derrota argentina y así ‘ no pusiesen reparo alguno en que dejara de vestir la camiseta albiceleste y se pusiera la azzurra en el mundial siguiente, ya que mediante las amenazas, Mussolini también buscaba que Monti declinara en su idea de seguir defendiendo al seleccionado trasandino.

Un mundial para Il Ducce

Ante el boicot llevado a cabo por las principales potencias europas al mundial de Uruguay 1930, quedó en evidencia la necesidad de que el siguiente campeonato se realizase’  en suelo europeo, a modo de «compensasión» y como una forma de evitar que el boicot se repita. El país electo para dicho propósito fue’  la Italia fascista de Il Ducce, Benito Mussolini, quien estimó que un Mundial era una estupenda oportunidad para exponer’  las “ventajas y virtudes” del régimen, además de resaltar todo el poderío italiano quienes eran «herederos directos de todo el esplendor del Imperio Romano».

Mucho tuvieron que ver en la designación de Italia como sede del Mundial las presiones que ejerció Mussolini sobre la FIFA y, sobre todo, las reuniones que éste tuvo con el presidente de dicho organismo, el francés Jules Rimet, quien era partidario de las ideas’  facistas y ‘ totalitarias del dictador italiano. Por lo tanto, la realización del mundial en Italia ‘ permitiría demostrar al mundo la superioridad europea por sobre el resto del mundo – principalmente por sobre los sudamericanos – tanto en materia organizativa como futbolística.

Evidentemente que si Italia organizaba el Mundial, Il Ducce no iba a permitir otro resultado que no fuera el de Italia campeona, de modo que no escatimó en presiones a los árbitros que dirigieron los partidos de la selección local, ni tampoco contra los propios jugadores italianos para conseguir la victoria, a quienes arengó desde un primer momento con la sumamente motivadora frase «vencer o morir». Del mismo modo, cada vez que juagaba el conjunto local, Mussolini le hacía desde las tribunas el gesto de cortar cabezas al técnico italiano Vittorio Pozzo, para que no se le «olvide» cual debía ser el único resultado.

saludofascista1

De esta forma Italia llegó a la final del campeonato enfrentando a la selección de Checoslovaquia – los principales candidatos a quedarse con el segundo mundial – quienes habían sufrido intimidamientos en los camarines por parte de los soldados italianos, además de amenazas anónimas de muerte si es que ganaban. El estadio en el que se jugó la final contaba con 53.000 localidades, 8.000 de las cuales fueron vendidas al público general y las otras 45.000 fueron reservadas para los miembros del Partido Fascista Italiano, todo para aumentar la presión sobre los eslavos.

Como era de esperar, la selección azurri, que por aquel entonces vestía de negro por ser este el color del Partido Fascista, se coronó campeona del segundo Mundial de Fútbol. Además de la selección consagrada, el Mundial de Italia 1934 dejó como saldo 11 árbitros internacionales suspendidos o imposibilitados de poder volver a dirigir de por vida por las federaciones de fútbol a las que pertenecían, entre ellos el árbitro de la final -el sueco Ivan Eklind- por “evidentes e intencionados errores arbitrales que buscaban producir un resultado”. Jules Rimet desacreditó todas las críticas y declaró que el Mundial de Italia 1934 había sido un rotundo éxito y que la FIFA apoyaba 100% a la selección campeona.

Comentarios publicados en "La Historia oculta de los Mundiales (parte 1)"

¡Deja el tuyo!