Por Fernando Pérez G.
Aunque ustedes no lo crean, me quedé despierto, ví el eclipse paralelamente junto a conocidos y desconocidos que también lo hacían y lo comentaban en Twitter. Quedé alunizado. Me desvelé gracias a todo el café que me metí en el cuerpo y creé esto: una bitácora del eclipse. Sí, estaba aburrido, tenía que matar el tiempo y me puse a escribir. Vamos con el cuento.
02:30= Tengo sueño. El día había estado pesado: manejar al centro en plena hora peak, después recorrer desde 10 de julio a La Florida con el sol quemando sin piedad. Después pasar la tarde y parte de la noche frente a un computador corrigiendo faltas de ortografía (no de esta página. Nosotros no tenemos errores) me hicieron sentir mucho sueño. Me estoy haciendo mi primer café y me sentaré a chatear por el ya conocido MSN.
03:00: Mi segundo café. Tiene mucha azúcar. He hablado por media hora con gente con la que no hablaba hace mucho de puras cosas de las que nunca hablo y por cierto, del eclipse. A algunos los estoy tratando de convencer de que se queden a mirar, de que vale la pena: «¿Tienes algo que hacer en la madrugada?». «No», me responden. «Entonces quédate, es algo que no se da siempre y bla, bla bla. Los convencí. En Twitter las cosas están fomes. La gente habla del eclipse pero cosas como «el eclipse me pone horny (caliente)».
03:30: No sé cómo, pero sigo despierto. Me habían dicho que empezaba a esta hora y salí a mirar. Nada. La luna estaba igual que siempre. Me sentí estúpido. Obviamente que es un estimativo, ni los grandes conciertos empiezan a la hora.
03:36: Primera vez que veo la luna oscureciéndose, por el lado derecho. Los twitteros revientan Twitter con comentarios en 140 caracteres como «se está oscureciendo la luna» o «gozo con este espectáculo de la naturaleza». Hasta mi gato está despierto mirando por un ventanal. Lo observo y no puedo evitar pensar: «si este weon se despertó y es más flojo que la cresta, entonces también yo».
04:00: Paso las cuatro de la mañana viendo el eclipse por la tele, porque calentaba agua para mi tercer café. Harto lenta va la cosa. Ahora está casi la mitad del satélite oscuro. O sea, como media hora equivale a media luna eclipsada. Poco después me encuentro en un balcón, con chalas, un pantalón de tela, un abrigo y un café cargado. Los pajaritos cantan y ninguna vieja se levanta. De hecho, no hay nadie más despierto. Todas las casas a oscuras. ¿Por qué chucha me quedé?
04:30: Ya que estoy mirando un eclipse lunar, en Twitter todos hablan de lo linda que se ve y que se le piden deseos y tengo al dios Google a un click de distancia, se me ocurrió buscar mitologías con respecto al blanco satélite. Y me encontré con esto: que la luna ha sido glorificada desde tiempos inmemoriables, que se cree que los primeros calendarios fueron creados gracias al estudio de los ciclos lunares, que el dios japonés de la luna se llamaba Tsuki-Yomi y que deriva de las palabras japonesas que significan «luna» y «contador. También que en en Egipto el dios se llamaba Tot y era representado o con una cabeza de perro o con la de un babuino. ¿Sabían que gracias a que la luna regula el ciclo menstrual (que proviene del griego menses, que significa luna) le otorgó una asociación con la fertilidad en épocas antiguas? Yo no. Tampoco es tan interesante. En China hay una fiesta dedicada a la luna y sólo participan mujeres y niños. Siempre nos excluyen. De lo que sí estaba medio enterado era de la relación entre la luna y las mareas del agua en la tierra que no sé cómo explicar porque me metieron física en las páginas que visité y no entendí y también de eso que transforma a los hombres lobos… aunque eso sí que es mitológico.
05:00: Estoy a punto de cerrar los ojos. La luna está roja, completamente. Y por mientras en Twitter algunos hacen asociaciones fomes como que le van a cantar y recuerdan una canción que se llama «Red Moon». Algunos periodistas, como Christián Pino, valiente conductor de noticias nocturnas de CNN Chile (valiente porque nadie puede conducir un programa de 00:00 a 06:00 de la mañana, todos los días) dan informaciones como que la luna estará cubierta por la sombra de la tierra hasta las 05:35. También a algunos famosos les afectó el eclipse: Loreto Aravena, la «Claudita» de Los 80, ponía: «Ahí ta!! La veo!!! La raja!!!». El líder de Calle 13, Residente (o René Pérez) también estaba trasnochando e incluso pensaba en Chile mientras miraba la luna: «me pregunto como se verá el eclipse en el valle del elqui en Chile». Hasta Don Ramón hablaba del fenómeno astrológico: «Ya hasta se me había olvidado. Vine a dejarle unos platos al chavo, cuando desperté y dije ‘ma? Pos ora? Y la luna?'». Mis conocidos que estaban conectados se fueron a dormir y yo no creo que aguante hasta las seis. Ahí termino. Vamos que se puede.
05:30: ¡Desapareció! doce minutos antes de las 05:30, no se veía. El eclipse fue total y realmente parecía como si no existiera luna. El camaleónico momento duró un segundo, y empezó a verse nuevamente, por la derecha. Pero sigue roja. En realidad, está media anaranjada. Ya no sé. Tengo tanto sueño que creo que se me confunden los colores. Pero realmente es una bonita experiencia. Una amiga me dice que en su casa salieron los vecinos a la plaza a ver el eclipse y están todos como si fueran las una de la tarde. Acá en mi casa hay sólo dos seres vivos despiertos: yo y mi gato. Y él apenas. De vez en cuando le muevo la cabeza para que no se duerma.
06:00: Listo. No aguanto más. La luna está recuperando su color normal, el cielo se está aclarando por sobre la cordillera y a mí se me quitó el sueño. Me levanto en tres horas más y no puedo creerlo. Me quejo pero soy un malagradecido porque igual me gustó la tonterita del eclipse. Lo vi entero y no hay que olvidar que este 21 de diciembre comienza el verano en el hemisferio sur. Lo encontré bonito, simpático, pintoresco y otros adjetivos idiotas que se me ocurren a esta hora. Lo bueno es que habían varios en lo mismo. Aunque los menos se quedaron hasta esta hora. Lunáticos. Me voy a dormir. Que la luna haga lo mismo.
Publicado por Fernando Pérez G.
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