
Por I. Molina
No sé si Aronofsky conoce el arquetipo del cisne en la mitología romana, en donde este animal, debido a su canto, está relacionado con Apolo, el dios de la música, y es la representación de la idea de “el placer que muere en sí mismo”, debido, precisamente, a que en una profecía de Esquilo, este pájaro cuando muere, muere cantando. Muere feliz.
Thomas: ¿Qué hiciste?
Nina: Lo sentí.
Thomas: ¿Qué?
Nina: Me sentí perfecta… Fue perfecto.
No sé si Aronofsky conoce el arquetipo del cisne en la mitología griega, en donde este animal””que aparece como el ave de Venus””está relacionado directamente con el concepto de la mujer ”’virgen y sin manchas”’.
De igual manera: no sé si Aronofsky leyó Arquetipos e Inconsciente Colectivo, de C.G. Jung, para así construir a Nina (Natalie Portman), la protagonista de Black Swan, ”’una bailarina obsesionada con conseguir el protagónico del ballet El lago de los cisnes”’, pero que sólo parece capaz de interpretar a la mitad del papel: la parte blanca.‘ Desde Jung,‘ de la “mujer que va de blanco siendo arquetipo de la vida””Anima”, imagen que solo puede ser modificada mediante la experiencia que se tenga del otro sexo. Es decir, en vivir la corporalidad del cisne negro.
No sé si Aronofsky escuchó el madrigal Il bianco e dolce cigno, compuesto por Jacobo Arcadelt y desde ahí rescató la ligación de la muerte del cisne con la satisfacción de vivir la sexualidad; precisamente la alusión orgasmo-pequeña muerte.
Recita Arcadelt: “El blanco y dulce cisne muere cantando y llorando alcanzo yo el fin de mi vida. Extraño destino, que el cisne muera desconsolado y yo muera contento. Una muerte que me llena de felicidad y deseo. Si al morir ningún otro dolor siento, moriría mil veces al día y estaría contento”
Otra vez:
Thomas: ¿Qué hiciste?
Nina: Lo sentí.
Thomas: ¿Qué?
Nina: Me sentí perfecta… Fue perfecto.
No sé si Aronofsky leyó las investigaciones sobre colores primarios y secundarios de Max Lüscher, logrando así mezclar matices””blanco con negro; café (tensión, corporalidad; según Lüscher) con violeta (inocencia, sensualidad)””con el fin de exponer contrastes psicodinámicos tal como lo hacía Kubrick con sus escenarios estructurados desde lo exacto y lo perfecto, sin olvidar ningún detalle.

Basta de psicoanálisis.
No sé si Aronofsky miró El Niño de Jean Pierre y Luc Dardenne, para utilizar con maestría la cámara al hombro que registra el claustrofóbico deambular en planos cerrados de Nina, truco que fomenta el concepto de jaula (mental) en’ que vive la protagonista.
De la misma manera, otra vez: no sé si Aronofsky revisó todo lo facturado por el primer Polanski‘ (Repulsión), para luego, con la enseñanza de este aprendizaje, sumergir a Nina en uno de los más despiadados infiernos a los cuales la mente humana puede llegar: el de la esquizofrenia, de la fragmentación inconsciente de uno mismo y su entorno.
De la dualidad del Lago de Los Cines.
De incorporar a la personalidad‘ cisne blanco y cisne negro.
No sé si Aronofsky leyó, escuchó, o miró todo esto. Lo único que sé es que Black Swan, al mezclarlo, es su mejor película: la mejor estructurada, la mejor narrada. La mejor del año y la que le dará su primer Oscar.
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*El Cisne Negro de Daren Aronofsky se estrena hoy, viernes 7 de enero, en el marco del Festival Cine Bajo Las Estrellas, a las 19:00 y 21:00 hrs, en Cinemark Alto Las Condes y Cine Hoyts Parque Arauco. $2.000
Publicado por Ignacio Molina
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