Hoy se cumplen 104 años de la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique, la masacre más grande de la historia de Chile en tiempos de paz. Desgraciadamente, nuestra memoria tiende a fallar cuando nos conviene y no siempre tenemos muy presente hechos tristes de nuestra historia, por lo tanto, hemos recolectado las peores matanzas ocurridas a lo largo del Siglo XX. Desde la Pampa Irigoin hasta Santa María de Iquique, pasando por Ránquil y el Seguro Obrero, todo después del salto.
La masacre de Puerto Montt o la matanza de Pampa Irigoin
En marzo de 1969, un grupo de pobladores sin vivienda de Puerto Montt compuesto por aproximadamente noventa familias, decidió tomarse el sector conocido como Pampa Irigoin, un sitio eriazo de la ciudad. La idea de los pobladores era que el terreno les fuese cedido para construir allí sus viviendas, pues la gente alegaba que el sitio se encontraba en desuso, razón por la cual podía ser expropiado por el Estado y cedido a los pobladores para que pudiesen construir una vivienda definitiva.
La toma, iniciada el 4 de marzo de 1969, se desarrollaba de manera pacífica. Pese a que tenían orden de desalojar a los pobladores, Carabineros se mantenía distante y hasta el día8 de marzo no había actuado de forma violenta. Sin embargo, por presión de los propietarios del terreno tomado, la familia Irigoin, la mañana del día 9 de marzo cerca de 250 carabineros irrumpieron violentamente en el sector, iniciando un brusco desalojo que culminaría con más de 50 heridos y 10 pobladores muertos, incluídos un niño de tan sólo nueve meses de vida.
Carabineros defendió su actuar señalando que los pobladores se resistieron al desalojo de forma violenta y que se habían visto en la «imperiosa necesidad» de utlizar sus armas, no obstante, en el registro del servicio de urgencias del Hospital Regional de Puerto Montt, no se reportó a ningún carabinero herido. En ese sentido, testigos del hecho señalaron que carabineros habría «correteado» a los pobladores a palos y a balazos. Sin embargo, pese a lo evidente del actuar violento e irracional de carabineros, estos jamás asumieron su responsabilidad, pues la orden de sacar a los pobladores en toma habría emanado del propio presidente de la República, Eduardo Frei Montalva, quien a través de su ministro del interior Edmundo Pérez Zujovic – asesinado en 1971 por las VOP en represalia por este hecho – habría dado la orden de desalojar la Pampa Irigoin a cualquier costo.
La matanza del Seguro Obrero
El 5 de septiembre de 1938, previo a las elecciones presidenciales de aquel año, un grupo de miembros del Movimiento Nacional Socialista de Chile trató de llevar a cabo un golpe de estado que tenía por fin instalar a Carlos Ibáñez del Campo en la presidencia.’ El grupo de jóvenes llevó a cabo el hecho durante la mañana de aquel día, esperando que miembros de las Fuerzas Armadas, cercanos a Ibáñez, se les unieran. Esto nunca ocurrió y los nazis chilenos no tuvieron mayor opción que refugiarse en el edificio del Seguro Obrero, actual ministerio de Justicia, en la Plaza de la Constitución.
Los jóvenes, que ‘ esperaban el apoyo de una importante facción del ejército, se refugiaron en los pisos superiores de la torre, disparando desde ese lugar a los carabineros que habían acudido. A medida que avanzaba el día, las posibilidades de que los militares concurriesen al lugar se desvanecían, por lo tanto resultaba prácticamente imposible que los nazis cumplieran su objetivo. Mientras esto ocurría, el presidente de la República,’ Arturo Alessandri Palma, ordenó al alto mando de Carabineros que la insurrección debía ser «sofocada a cualquier costo», pues consideraba el alzamiento como un indicio de la ramificación de la ideología en Chile, razón por la cual debía ser detenida de inmediato.
A media tarde, pactaron la rendición y, mientras eran reducidos por Carabineros, otro grupo de jóvenes que había participado del alzamiento y que se había refugiado en la casa central de la Universidad de Chile, fueron sacados en fila y conducidos con las manos en la nunca al edificio del Seguro Obrero, en donde fueron reunidos con los que ya estaban en el edificio. Los jóvenes, que en total sumaban 63, fueron conducidos al sexto piso y puesto en fila frente a la pared, para luego ser fusilados por orden directa del propio presidente Alessandri.
El hecho causó inmediata conmoción en el país’ y todos los sectores políticos señalaron como responsable de la masacre a Alessandri, pues se le acusaba de haber dado la orden de fusilar a los participantes de la insurrección como una forma de «castigo ejemplar».’ No obstante, esta tesis fue rechazada y Alessandri salió impune del hecho. Al final su popularidad bajó aun más, aumentando el rechazo de la población a su figura, pues no quedaba duda alguna de que él era el principal culpable de la matanza.
La masacre de Ránquil
Antes de la matanza del Seguro Obrero, Arturo Alessandri ya tenía antecedentes de haber reprimido violentamente un levantamiento popular, esta vez en la localidad de Ránquil, comuna de Malleco en la región de la Araucanía. El hecho se produjo en 1934 luego de que un grupo de indígenas – compuesto por mapuche, pehuenche y huilliche – se alzó por la progresiva enajenación de sus tierras ancestrales por parte del gobierno, el cual las cedía o vendía a empresarios agrícolas o a colonos europeos.’ Paralelamente a este alzamiento, un grupo de trabajadores de los lavaderos de oro de la localidad de Lonquimay, ubicada en la precordillera de la Araucanía, protestaban por el trato abusivo de sus patrones.
Ante esta situación, el recientemente asumido presidente Alessandri envió un contingente de Carabineros al lugar, el cual no pudo sofocar el alzamiento y produjo que trabajadores e indígenas hicieran causa común para enfrentar la represión del gobierno. Alessandri decidió actuar con más fuerza para poner fin al incidente. De esta forma, el 6 de julio de 1938 un importante contigente de Carabineros armados, rodeó a los protestantes y abrío fuego sobre ellos sin ninguna consideración.
Según señalan testigos del incidente, los carabineros habrían tenido órdenes de no dejar sobrevivientes. Las víctimas habrían sido alrededor de 500. Sin embargo, las cifras oficiales mencionaron entre 170 y 200 víctimas. El problema, es que muchos de los fallecidos habrían pertenecido a comunidades indígenas, los cuales no habían sido inscritos en el registro civil y resultaba sumamente complicado comprobar la muerte de alquien que no existía en los registros oficiales.
La matanza de la Escuela Santa María de Iquique
En diciembre de 1907, un grupo de trabajadores pertenecientes a las oficina salitreras San Lorenzo’ y San Antonio, iniciaron’ una huelga producto del abusivo trato por parte de sus patrones y por las miserables condiciones en las que se veían obligados a vivir.’ Los trabajadores – que alcanzaron un número que oscila entre los 18 mil y 20 mil personas – marcharon desde las salitreras hacia la ciudad de Iquique, en donde’ por orden del intendente Carlos Eastman (¿Les suena el apellido?) debieron recluirse en la escuela Santa María de dicha ciudad, ante el temor de las autoridades de que la huelga se extendiera por toda la ciudad y de que se produjese la llegada de nuevos huelguistas a la zona.
El gobierno, estrechamente relacionado con los propietarios de las salitreras a quienes debían la principal fuente de ingresos del Estado Chileno, reaccionó enviando tres buques de guerra y un importante contingente militar a la ciudad de Iquique, pues «no estaban dispuestos a tolerar una inserrección de ningún tipo y mucho menos a negociar con los huelguistas». Por lo tanto, estaba más que claro que la única solución para ellos era el fin incondicional de la huelga o, de lo contrario, abrirían fuego en contra de los manifestantes, si no, no se explica bajo ningún caso el gran despliegue naval y militar.
Como los huelguistas no estaban dispuesto a rendirse el ejército al mando del general Roberto Silva Renard – quien ya tenía antecedentes de haber participado en la violenta represión de las huelgas de Valparaíso y’ Santiago en 1903 y 1905 respectivamente-, abrió fuego sobre quienes se encontraban en la escuela Santa María el 21 de diciembre de 1907, sin importarle que en ese lugar se encontrase un gran número de mujeres y niños pues, para Silva Renard, los huelguistas eran el enemigo y no merecían ninguna consideración. El ataque del ejército hacia los huelguistas no duró más de 10 minutos y dejó un saldo oficial’ de aproximadamente 200 a 250 víctimas fatales y un incuantificable número de heridos. Hay quienes señalan que la cifra de muertos podría haber superado los tres mil,’ sin embargo, tomando en cuenta el periodo de tiempo en el que se realizaron los disparos y el poder de cadencia de las armas de la época, el número de víctimas no podría haber superado los dos mil.
Pese a la discusión en torno al número de víctimas, que por lo demás es horroroso cualquiera que fuese, resulta innegable la brutalidad y crueldad con la que el ejército reprimió a las víctimas, las cuales no solo murieron a causa de las balas sino que un importante número murió por bayonetazos y sablazos propinados por los soldados. Incluso se encontró el cadáver de una mujer con su hijo en brazo, ambos atravesados por una lanza. Quienes sobrevivieron a la matanza fueron enviados a una especie de campo de concentración improvisado en el Club Hípico de Iquique o enviados a Valparaíso.
Silva Renard no recibió mayores críticas por su brutalidad, pues era considerado un héroe de guerra, razón por la cual sería posteriormente distinguido por el Ejército de Chile.
Publicado por Francisco Campos
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