Por I.Molina
Una de las cosas que tienes que hacer cuando cubres cualquier concierto es contar lo incontable. Como por ejemplo que el sábado 21 de abril a las cuatro de la tarde, en el Teatro Regional del Maule, un recinto con un diseño imposible, encajado frente a una de las alamedas más colosales de nuestro país, estaba programada la conferencia de prensa Pánico-Bonsái. O en otras palabras: las preguntas y respuestas con Cristián Jiménez, director del filme, Diego Noguera, protagonista, y Pánico, la banda chilena con residencia en Francia. Y lo divertido es que nadie llegó. Ningún periodista maulino llegó. Ningún huaso shúper llegó. Ningún ranchero ípster llegó. Salvo vuestro servidor, claro. Y todo, quizás, porque a esa misma hora, al otro lado del Atlántico, estaba jugando el Barcelona contra el Madrid. Y como al talquino promedio le gusta el buen fútbol””y el buen completo de los carritos, y el buen Wambi de la 14 Oriente””, no había mucho dónde perderse.
Como sea. La conferencia se suspendió por falta de quorum así que abandoné el teatro. Y cuando eran algo así como las 16:10 y el sol picaba fuerte sobre las piernas de las preciosas mujeres talquinas que caminaban solitarias por las calles de la terremoteada 1 sur, desde los tugurios aledaños se escuchaban gritos de apoyo incondicional””los que, a ratos, aterrorizaban por tamaña devoción””al Barcelona y Alexis, quien a esa hora entraba raudo a la cancha del Camp Nou. Así las cosas, en Talca un sábado en plena tarde no había mejor panorama que ingresar a cualquiera boliche a ver lo que quedaba de partido y después pedir uno que otro especial o italiano y conversar con uno que otro granjero para después observar curioso, en Plaza Las Concentradas, cómo el parkour gana terreno, costalazo a costalazo, por estos lares.
En eso estuve hasta que me junté con el fotógrafo maulino acreditado para este transcendental evento. Mientras, el Piduco fluía rabioso y el Teatro Regional del Maule comenzaba a llenarse con una gallada multicolor y ansiosa y juvenil y expectante y también coqueta, y, por sobre todo, agradecida que una banda como Pánico tuviese la ocurrencia de venir a visitarlos a su ciudad. Una ciudad misteriosa, clandestina, futbolera, edificada sobre un forado improbable, con un hospital con mal karma, donde un Alcalde UDI fue’ sorprendido ebrio teniendo relaciones con un travesti, con una que otra mentira, con uno que otro logro. Rarísima por donde se la mire. Una ciudad, por lo demás, cuna de próceres como Paz Gómez, Don Francisco, Fernando Flores, Jorge Garcés, Pato Torres, Hugo Rubio y, al final pero no por eso menos importante, Bárbara Rebolledo
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Son las 20:20. Se prenden los focos en el Regional. Tras un griterío un tanto timorato, la banda de Edi Pistolas y Carolina Tres Estrellas aparece en el escenario y esta última se despacha una deliciosa línea de bajo: suena Qué pasa wey!, localizada en el Subliminal Kill (2005), disco que trajo de vuelta a la vida a Pánico””luego de problemas con las ventas””mediante el barniz electrónico planteado por Cristián Vogel quien estuvo a cargo de las perillas.
El teatro es bien fifí y la gente que quiere bailar no puede hacerlo ya que le tapa la vista a los de atrás y se producen un par de discusiones. Pese a esto, a resumidas cuentas, en estos primeros minutos de Pánico en Talca se vive un ambiente de lo más agradable: la acústica es casi perfecta y el desplante de Pistolas sobre las tablas hace olvidar cualquier discapacidad por parte del lánguido juego de luces con que cuenta el recinto.
La segunda en sonar es un clásico. El primer anti-hit de Pánico: Demasiada confusión. Proveniente del Pornostar (1995) un disco al que Carlos Cabezas y Carlos Fonseca le metieron mano hasta cansarse: querían dejarlo sonando como un producto pensando para radios, en deterioro del espíritu punk de la banda por ese entonces. Y lo lograron, es cierto. Pero el detalle es que en vivo el desarrollo de los temas de Pornostar siempre ha sido fiel a su espíritu: la energía que emite Pistolas y sus músicos””en especial Tatán Cavernícola,’ baterista””hace estallar””dentro de las posibilidades del contexto de su diseño””al teatro. Entonces, para deleite, rematan con dos de sus mejores canciones: Flor japonesa y Bate en la mano.
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Al rato, Carolina Tres Estrellas saluda a Talca y anima a los rancheros a que asistan en la semana al Cine Plaza a ver Bonsái. La película en la que aparecen, para la que compusieron música, y, claro, que los trajo por acá. El público se suelta un poco más. De fondo No digas cosas al revés y en el sector VIP del teatro, donde hay unos ocho o diez pelagatos, comienza una suerte de altercado ya que, según el guardia, hay mucho griterío y bailoteo y manoseo. Y eso, quizá, no es para un teatro. No le hacen mucho caso y abren unas botellas de Paulaner y cantan desafinados “no hay como tú para ir a surfear, oh, oh, oh” y en eso llega otra vez el guardia a tranquilizar a un granjero que ya iba por la segunda botella.
Termina Surfer y se desata otro griterío: suena Las cosas van más lento. Anti-hit del Rayo al ojo (1998), un disco elaborado en el marco del hazlo-tu-mismo, en donde este combo chileno-francés comenzó los coqueteos con la electrónica y psicodelia. Para muchos, su mejor producción. A los minutos vuelve el protagonismo de la inquietante Carolina Tres Estrellas y sus líneas de bajo imposibles: Transpíralo. En tanto, Pistolas comenta que la última vez que tocaron en Talca fue en El Ombligo Jazz, hace casi unos diez años. Griterío. Aplausos. Griterío.
A estas horas de la noche, los rancheros talquinos se agarran la guata del regocijo.
Siguen pasando las canciones y en las primeras filas algunos se paran de los asientos. Resulta que es impensado ver a Pánico sentado y ya los talquinos se ha aguantado bastante. Entonces justo cuando el guardia””al parecer el único en todo el coliseo””ve que el control se le va, literalmente, de las manos, Pánico se retira ovacionado. Pero pasa un minuto y vuelven raudos para desarrollar No me digas que no si tu quieres decirme que si, una frase bien talquina por lo demás.’ Y el Regional se vuelve a prender y en el foso comienza una suerte de bailoteo que alcanza la cúspide mediante Reverberation Mambo,‘ canción localizada en’ Kick (2010),’ su último disco, y con la que Pánico cierra su paso por Talca dejando un teatro campante; que ya comienza a contar los días de una próxima visita, que ya comienza a contar que el Gobierno se digne, de buena vez, a comenzar la reconstrucción de la ciudad.
SETLIST
1. Qué pasa wey!
2. Demasiada confusión
3. Flor japonesa
4. Autobrillante
5. Bate en la mano
6.’ Wakashiki
7.’ El karate es una cosa del espíritu + Anfetaminado
8. No digas cosas al revés
9. Surfer
10. Las cosas van más lento
11. Transpíralo
12.’ Algodón
13.’ Distant shore
14.’ Illumination
BIS
15. No me digas que no si tu quieres decirme que si
16. Reverberation Mambo
Publicado por Ignacio Molina
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