Sebastian Hacher y su crónica desde el mercado textil pirata más grande del mundo

Publicado por Camilo Salas

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Por Camilo Salas

Gracias a un artículo de El País, donde se hablaba de nuevos cronistas argentinos, fue que dimos con Sebastian Hecher (arriba en la foto), escritor, 36 años, quien comenzó en la fotografía para luego entrar al periodismo. Su género es la No Ficción, ese donde lo relatado es de tal realismo que da la impresión de ser una novela. Y justamente eso, su primera crónica novelada, llamada «Sangre Salada, una feria en los márgenes», es lo que motiva esta entrevista.

El periodista de El País definió «Sangre Salada» como » […] un relato que quita el aliento, el nacimiento de una de las ferias más formidables de America Latina, un mercado de ropa y productos electrónicos que mueve decenas de millones de dolares, pero al que hay que ir de madrugada y en el que los territorios tienen fronteras que es mejor no traspasar«. En el capítulo 5 (que es posible leer gratuitamente en Internet) Hecher describe un negocio familiar de estacionamientos y como lograron llegar a La Salada vendiendo milanesas y tortillas, sólo para ver como los hijos se transformaban en ladrones y como una de las mellizas se suicidaba colgada de una viga. Movidos por la necesidad fueron haciendose de terreno a punta de amenazas y encañonamientos para terminar con una parada de taxis, espacio para puestos y -lo que hacen ahora- estacionamientos. «Sangre Salada» es una gran crónica de violencia en la frontera de Argentina y Bolivia, donde el mercado ilegal más grande del mundo, La Salada, ofrece miles de prendas textiles, zapatos y modelos copiados de grandes marcas, también copias de las copias. Como dice el autor: «Una tercera generación de falsificaciones que terminan siendo algo nuevo, a veces bizarro».

Por mail dimos con Sebastian Hecher, quien actualmente vive en Argentina, y le preguntamos sobre el oficio de cronista, de unión latinoamericana y de cuan peligroso es trabajar de escritor y periodista en un lugar como La Salada.

Disorder: Sebastian, nos enteramos de tu existencia por un artículo en el diario español El País, y eso que vivimos practicamente al lado. ¿Falta una union literaria/periodistica entre Chile y Argentina? ¿Qué conoces de lo que pasa a este lado de la cordillera?

Sebastian: Creo que la separación es algo que, por suerte, se está acabando. Hasta hace poco, solía seguir solo la situación del Pueblo Mapuche. Trabajé largo tiempo cubriendo conflictos de tierra en la Patagonia y lo lógico era buscar situaciones similares del otro lado de la cordillera. Esas eran las pocas noticias que me llegaban desde Chile. Desde siempre me encanta Pedro Lemebel, es un maestro y cuando viene creo que todos tratamos de que se sienta así. Creo que a partir del movimiento estudiantil en Chile seguro van a surgir cosas nuevas y nuevos puntos de encuentro. Hace poco vino un poeta chileno increíble. Leyó en un bar, haciendo una especie de performance y nos dejó a todos con la boca abierta. Era muy joven y no recuerdo el nombre. Luego, también es muy inspirador leer a Alejandro Zambra. «Formas de volver a casa» está en mi biblioteca: lo llené de marcas y en cierta forma de sirvió de inspiración para el próximo libro, que sale en un algunos meses y trata sobre los padres y la dictadura.

Disorder: ¿Estás al tanto del proceso que vive Chile en estos momentos? Entre las marchas por la educación y levantamiento civil el anterior fue un año muy movido para Chile y se ve que este seguirá la misma senda.

Sebastian: Trato de seguir las noticias. Más allá de la figura de Camila Vallejo -que aquí los medios reproducen – creo que lo que estamos viviendo es un cambio histórico y que la juventud siempre tiene el rol de adelantarse y abrir las puertas para que suceda. Supongo que los próximos años van a ser movidos. Y está muy bien que así sea.

Disorder: ¿Qué es La Salada y por qué lo ocupaste como tópico para tu libro de crónicas?

Sebastian: La Salada en un mercado popular; una feria textil que nació por iniciativa de un grupo de inmigrantes bolivianos y que en 20 años se transformó en un polo textil de importancia regional. Algunos dicen que es el mercado ilegal más grande del mundo. Yo no creo que sea tan así.  Lo elegí para escribir porque me parece un lugar donde se concentra lo contemporáneo: una periferia pujante que no es marginal en términos económicos, sino que por el contrario, demuestra un enorme vitalismo y creatividad popular. También es una cantera de historias interesantes.

Disorder: Después de leer el capitulo 5, que esta gratuito en Internet, me quedo la sensación que el ambiente que estabas reporteando era de mucha violencia y bastante peligro para ti ¿Cuales son las claves para inmiscuirse en un lugar donde no eres bienvenido y lograr que te cuenten historias?

Sebastian: Hay pocas claves para ser bienvenido: la primera es el respeto, luego viene la transparencia, y por último saber escuchar. A algunas personas les sirve disfrazarse de lo que están cubriendo. A mi no. Creo que todo el mundo tiene una historia para contar, y que si uno aprende a mirar al ser humano detrás de la fachada violenta, muchas veces los que parecen duros se abren. Un ejemplo que no está en el libro: uno de los matones de La Salada me pidió que lo acompañase a llevar al hijo a un curandero, porque estaba empachado. Después de seguirlo a lo largo de toda esa peripecia, de ver como lo trataba y se preocupaba por él, le dije que se notaba que era un buen padre. Y le pregunté como se había sentido con eso mientras estaba preso. Desde ese día, nuestra relación cambió.

Postales de La Salada presentes en el libro (Julian D’Angiolillo, Sub Cooperativa de fotógafos)

Disorder: Leímos que no pasaste por universidad alguna, que has tenido muchos oficios y que ademas de periodista eres fotógrafo, ¿Cómo fue tu formación para terminar escribiendo?

Sebastian: Empecé a escribir de chico. Siempre quise dedicarme a eso y por diversos motivos me resistí a hacerlo hasta hace poco. Me formé trabajando en medios y fui a talleres con maestros increíbles: Cristian Alarcón, Maria Moreno, y una semana con el mexicano Juan Villoro. En fotografía me formé trabajando con la gente de la Cooperativa Sub. Fue una experiencia alucinante, pero descubrí que dedicarse a hacer todo al mismo tiempo terminaba atentando contra mi trabajo. Así que por el momento colgué la cámara y me dedico a escribir y empecé la facultad, tarde pero seguro.

Disorder: Eres fundador de Indymedia Argentina, ¿Cómo crees que sobreviven los sitios alternativos a los grandes conglomerados periodisticos? ¿Se puede golpear, aun cuando los que trabajan son pocos y con muy pocos recursos?

Sebastian: Hace más de una década, cuando surgió Indymedia, su novedad consistía en que permitía la publicación abierta, instantánea y anónima. Hoy toda la red permite eso. Hay algo que está cambiando de forma muy acelerada.  Creo que en el futuro, los que van a tener problemas para sobrevivir son los grandes medios. Las estructuras pequeñas y ágiles, aún con pocos recursos, tienen la capacidad de moverse rápido e innovar.

Disorder: ¿Cual es tu visión de los medios de comunicación y el oficio del periodista en Latinoamérica? ¿Qué nuevos medios nos recomendarías?

Sebastian: Hay algo que no deja de sorprenderme: en el medio donde trabajo, http://cosecharoja.fnpi.org, las notas más leídas son las crónicas largas y que intentan mostrar las noticias desde un ángulo más literario. Quizás nosotros tengamos un público especial, o quizás la gente todavía tenga ganas de leer historias bien escritas y que te dejan pensando. En todo caso, me parece que es una época en la que está permitido experimentar y pensar cosas nuevas. De nuevos medios les recomiendo que busquen gente interesante en Twitter: la mayoría de las cosas que me gusta leer en internet las pesco de ahí. Creo que a todos nos está pasando.

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