
Por Guillermo Scott
Instagram es la red social de moda, la compró Facebook a un precio absurdo y, según los más snobs, se fue a la mierda cuando se masificó con la gallá y sus Androids. Puras pajas que no nos interesa analizar. Yo llevo un buen tiempo pegado a Instragram, comencé a navegar la red viendo fotos de amigos y sitios web, pero al tiempo reconocí varios nichos y gente que sube fotos de distintos intereses, desde comida, animales, paisajes o ciudades, todos agrupados bajo hashtags.
Como yo soy un caliente de mierda, el paso lógico era buscar minas. Partí con #hotties, #babes, #ass, #weed y así descubrí el paraíso del amateurismo digital: muchísimas minas ricas que suben sus fotos a poto pelado, autoretratos fumando caños en calzones o haciendo la clásica foto del espejo del baño, esa de los cachetes de la Scarlet Johannson. Muchas señoritas ponen sus cuentas de Kik, el servicio de mensajería instantánea que se comió a WhatsApp en EE.UU, yo no lo he intentado, pero si las agregan en una de esas se engrupen a una, se compran un pasaje a Miami y se van a dar la gran vida. Si no funciona se corren la paja.
Para entrar el mundo triple equis de Instagram la movida es así: van a Perfil, entran a la opción Buscar en Instagram y ahí, en Etiquetas ponen los gatos. A’ mi me gustan los culos y las minas fumando porro, pero hay para todos los gustos, mis hashtags preferidos son:’ Sexigirl, Bakedbitches, Badgirl, Instaboobs, Elitesweet, Girlswhosmokeweed y Girlsgoneweed, aunque los clasicos siguen siendo Asstagram y Boobstagram.
Publicado por Guillermo Scott
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