Fotos y texto por Camilo Salas

«¡Asamblea!, ‘¡Asamblea!» grita una estudiante del Carmela Carvajal. Es pequeña, usa anteojos y tiene toda la ropa puesta, a diferencia de muchas de sus compañeras de liceo y otras 100 estudiantes del Liceo 7 que han venido marchando por Providencia hasta llegar frente a la municipalidad de la comuna, en la calle Pedro de Valdivia. Muchas andan sólo con sostenes o la camisa abierta, dejando ver su descontento: «la represión me empelota» es la consigna que se repite en carteles, tetas y vientres.

Esta represión -según alcanzo a escuchar en la improvisada asamblea- se produjo esta mañana durante el desalojo del Carmela Carvajal por parte de Carabineros, los que eran acusados de haber arrastrando a las alumnas por el suelo, de haberlas subido a golpes a los furgones policiales y más vejámenes, todo bajo las ordenes de Cristian Labbé, el alcalde de la comuna donde están los liceos desalojados, quien ahora esta escondido en su palacio-oficina y luego saldrá para hablar con los medios bajo un importante resguardo policial.

A las alumnas del Carmela Carvajal y el Liceo 7, en el camino se les unieron los estudiantes de Victorino Lastarria y algunos descolgados del Instituto Nacional, los que también andan sin pantalones, sin camisa y con sus cuerpos o pancartas rayadas con frases anti sistema. Los 22 grados que hay en este momento ayudan al empelote. En total yo calculo que son unos 300 estudiantes, con una mayoria femenina.

La alumna que gritaba «Asamblea» culpa fuertemente a los Carabineros. «Ellos -dice- perdieron la posibilidad de tomar decisiones cuando se metieron a ser pacos» y no deja de tener razón. «Nosotras -grita- tenemos que decidir mañana que sí iremos a paro» y anuncia que este Jueves 23 amanecerá tomado el liceo. Un fotógrafo que conozco y que ha estado cubriendo el movimiento estudiantil me asegura que incluso liceos sin tradición política o de tomas amanecerán con sus puertas cerradas el Jueves. «Va a quedar la cagada» asegura.

Si alguien pensaba que los movimientos de la educación secundaria habían acabado, están muy equivocados. Eso al menos es lo que aseguran 300 estudiantes en ropa interior caminando por Providencia.