Por Luc Gajardo
Estamos a menos de un mes del anunciado final de los tiempos. Veintitantos días, dependiendo de cuando leas este post. No cambia demasiado. Entre los temblores pre-apocalipticos, una especie de jugueteo previo al pichulazo que el sol y las estrellas y los dragones mayas nos van a dejar caer el próximo 21 de diciembre, y los temblores que azotan mis manos por tanto hidratarme alcoholicamente para recibir el fin con los brazos al cielo, una sonrisa y un flato, he reflexionado en un punto que me parece interesante debatir con ustedes, hermanos y hermanas, putos y putas de mi corazón.
¿Qué chucha te gustaría estar haciendo cuando llegue el fin? O más bien. ¿Qué pretendes estar haciendo esa noche?
Creo que improvisar, pensar a último minuto, sobre tu actuar los últimos minutos de la humanidad, no es algo prudente. Parece por decir lo menos, un despropósito enorme. Entonces, me he dado la paja de desarrollar las opciones más razonables dentro de la locura del escenario ‘fin de los tiempos’. Hacerse la pregunta profunda y honestamente, dice bastante de uno mismo así que vamos nomás con las opciones.
Familiar
Acompañarse de los seres queridos, de la familia. Los hermanos, hermanas, padre, madre. Quizá compartir una cena emotiva en donde se solucionen temas pendientes se digan lo mucho que se quieren y esperar a morir calcinados todos abrazados como un clan. Bonito, ¿no?
A lo Tila
Tal como el título lo indica, se refiere a dejar salir al animal depredador sexual que todos llevamos dentro. Salir como los presos de la cárcel de Chillán después del terremoto a meterselo a todo lo que se mueva. Pros: Si efectivamente caga todo, no pasa nada y la hiciste, campeón. Contras: Si de cuevazo nos rajamos y no pasa nada, cagaste. El todo o nada.
Como tagua
Hay personas que gustan de evadirse de la realidad y de gozar del vértigo, la sociopatía, y esa actitud de ser un adulto con infantilismo que otorga el trago. Me da la idea de que no van a ser pocos los que optarán por esperar que se apague la luz con una botella colgando del hocico.
Douglas
Romántico. Salir en busca de la o él amad@ y decidir pasar al siguiente nivel o al game over mirando el horizonte dándose besitos y cariñitos. Si uno de las mitades de naranja no está de acuerdo con la decisión del otro podría tornarse conflictivo y podría ser necesario un poco de violencia y quizá un poco de cuerda y cloroformo. En este caso se pasaría de ser un Douglas a ser un Pablo Herrera, que como todos sabemos es el más grande’ psicópata’ de Chile (¿Han escuchado la letra de Tu eres mia? Ok.)
A lo cometa
Esperar el fin del mundo drogado parece ser una forma bastante lógica de enfrentar el caos absoluto que se va desatar. O puede hacer todo más horroroso aún. Interminable sería empezar a ver los pros y contras de todas las exquisiteces existentes en la oferta del narcotráfico. Pero se entiende el punto.
Día de furia
Volverse loco y ponerse medieval. Se dice que la tormenta solar previa al apocalípsis podría volver violentamente loca a buena parte de la población. Los incontables casos de zombies que han aparecido este año dan ciertas luces de esto. No suena como algo tan deschabetado entonces salir a cazar humanos y partir al infierno con una buena cantidad de medallas de almas humanas conquistadas en el cuerpo.
Esas son las opciones que se me ocurren. Obviamente no creo que sean las únicas, además pueden ser combinables. No todas con todas, eso sería sencillamente asqueroso. Pero se pueden hacer combos para hacer de la experiencia una aventura más multidisciplinaria.
La pregunta es sencilla: ¿Por cuál te la juegas y por qué?
Publicado por Luc Gajardo
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