
Enviamos a nuestro columnista de conciertos a Ariel Pink’s’ Haunted Graffiti.‘ en la ex Oz. Nos devolvió un relato sobre TODO lo que le pasó y PENSÓ esa noche. Desde el desarrollo ””y remate”” de una amistad que había generado por Twitter al posible suicidio de Ariel Pink.
Texto: Él. Fotos: Jaime Carrera.
Todo lo que te puede importar sobre el concierto de Ariel Pink ya lo contaron en Super45. En este texto te voy a contar todo lo que no te importa. No tienes por qué leerlo.
Parte así:
Se conocieron en Twitter. Quedaron de juntarse e ir a un par de conciertos””Morrissey, King of Convenience””pero no pudieron. Dejaron de hablar un tiempo. Se agregaron a Gmail, se agregaron a Gtalk. Quedaron de juntarse para ir a otro concierto””Devendra Banhart””pero tampoco pudieron. Dejaron de hablar otro tiempo. Diez meses después se enviaron un SMS para ir juntos al concierto de Ariel Pink’s Haunted Graffiti en la ex Oz. Se juntaron, se conocieron, finalmente, afuera del Teatro Universidad de Chile. Eran casi las diez de la noche, ella estaba muy tranquila o el ángulo con que la luz de los focos rebotaba en su cara la teñía de bonanza. Él estaba un poco ansioso o el ángulo con que la luz de los focos rebotaba en su cara lo teñía de inquietud. Ella tenía menos de 25, él más de 25, casi 30. Ella tenía los ojos como la Playa Socos. Él los tenía como todo el mundo, nada especial. Él llegó tarde””media hora después que ella””porque cuando estaba en el Metro escuchó por los parlantes ‘¡Atención: ¡Sigma! ¡Sigma Tobalaba!’. Alguien se había tirado a las líneas del tren. Él pensó que podía ser un amigo depresivo, pero no se atrevió a llamarlo. Así que llamó a otro amigo para asegurarse que su amigo depresivo estuviese vivo. Hablaron. No le quedó del todo claro y tampoco llamó a su amigo depresivo para constatar hechos. Él pensó, también, que podía ser Ariel Pink el que se había tirado al metro y le mandó un SMS a ella contándole que Ariel Pink posiblemente se había suicidado así que no era tan importante si él se atrasaba en llegar, debido al cambio de metro a micro y de micro a metro que tuvo que realizar, ya que el concierto quizás no iba. Ella se’ rió.
Luego pasaron varias cosas.
Fueron al departamento de un amigo de ella con que se topó en Baquedano mientras lo esperaba a él. Ella había viajado desde Viña. Tomaron unas cervezas y fumaron algo que los dejó pegados y acelerados por partes iguales. Se fueron del departamento, caminaron por Parque Bustamante y compraron doce cervezas Escudo. Se fueron tomando las cervezas Escudo por Pío Nono y hablando de conversaciones que habían tenido durante el último año por Gtalk. Llegaron a Chucre Manzur, se sentaron en el suelo, en medio de los autos, afuera de la ex Oz. Conversaron de Fun People, de Loquero, de Fakie, de Asamblea Internacional del Fuego. Conversaron acerca de compartir un pasado emo o post-hardcore y que no sentían vergüenza por tal cosa sino que lo llevaban con orgullo o algo así. Sus posturas, en el suelo, eran las mismas, con las piernas estiradas y los codos sobre las rodillas. Conversaron acerca de las personas que iban armando la fila afuera de la ex Oz y qué seguro no conocían a Ariel Pink. Conversaron sobre John Maus y un posible concierto de él en Chile. Conversaron sobre el video de Ronny Dance con Mariana Marino. Conversaron sobre las personas que querían o habían querido, pero sin caer en lo congoja. La gama de la noche era entre azul gris y el aire estaba impregnado de perfumes caros y enredaderas y gritos y zancudos y ropa de diseñador independiente. Ella llevaba puesta una polera delgada blanca a rayas negras que tenía una mancha de sangre. Olía muy bien, a champú o algo así. Olía como una mujer en la que puedes confiar y a la que le tienes cariño, sin conocerla. Él, ropa que llevaría puesta el ayudante de un profesor universitario. Semi formal. Olía a Axe o a algún desodorante de menos de dos mil pesos.

Siguieron tomando cervezas y conversando. Eran más de las once, Ariel Pink quizá ya había empezado. Conversaron sobre ataques de pánico y Ravotril. Conversaron sobre un libro que se llama La vida se puso cuesta arriba y yo iba cuesta abajo. Cuando conversaban de eso, sin levantar la cabeza, se dieron cuenta que enfrente tenían a dos pacos. Se levantaron a 500 frames por segundo dejando las latas de cerveza en el piso. Ella se asustó, o eso parecía. Él no se asustó, o eso parecía. Les pidieron los carné. Él se encogió de hombros y se lo pasó sin decir nada. Ella hizo lo mismo pero sin encogerse de hombros. ‘¿Son pololos?’, preguntó un paco. ‘No, somos amigos’, dijo ella. ‘¿Amigos con raspe?’, preguntó el otro paco. ‘Amigos-amigos’, respondió ella. Él se’ rió’ por dentro sin saber por qué. El paco llamó por radio y dijo algunos códigos. Él se acordó del ¡Sigma! ¡Sigma Tobalaba! Ella, encandilada, miraba a un punto ciego entre los dos pacos. Estaba como perdida contemplando el follaje de las enredaderas que cubren el murallón que separa Chucre Manzur del resto del Santiago al que le importaba una mierda que Ariel Pink tocara en Chucre Manzur. Recordó que ella había viajado desde Viña para ver a Ariel Pink y entonces se abatió un momento. El paco volvió a llamar y volvió a repetir los mismos códigos unas dos veces más. Luego cortó la radio y dijo: ‘se salvaron’. Después ambos pacos se perdieron entre medio de los autos y restos de vómito.
Guardaron las cervezas en una mochila y se acordaron que tenían que entrar al concierto de Ariel Pink. Él se acordó que tenía que escribir sobre el concierto de Ariel Pink. Ella se acordó que tenía que sacar fotos del concierto de Ariel Pink. Habían tomado mucho y estaban que se meaban así que fueron a mear a un bar carísimo que quedaba a dos pasos. Él dijo a la mesera ‘tráigame la cerveza más barata que tengan. Sólo necesito ocupar el baño para mear’. Le trajeron una Kunstmann Bock chica. Él meó y se mojó una mano con meado, pero en el baño habían toallas de algodón y jabón líquido Dove flores de cerezos y almendra. Se lavó las manos y luego las acercó a su nariz y se dio cuenta que olía a Dove flores de cerezos y almendra. Se tomaron la Bock y entraron al concierto de Ariel Pink’s Haunted Graffiti.
Llegaron para Only In My Dreams. Cantaron Only In My Dreams. También intentaron bailar o algo así. Nadie más cantaba o bailaba. Hablaron sobre eso y sobre The Walkmen. Tomaron algunas fotos con un Lumia 900 y también con cámaras análogas. Él hizo una foto donde salía ella y él con el público de fondo. Ella saludó a una prima y le pidió un cigarro a alguien. Él vio a una ex que no quería ver y se escondió detrás de alguien. Fueron a las primeras filas. Era fácil avanzar en medio de la gente ya que casi todos estaban conversando o mirando para cualquier punto. Quedaron casi al lado de Ariel Pink’s Haunted Graffiti. Ariel Pink vestía unas bermudas rotas y botas y una polera de Galaxie 500, una banda ‘sadcore’ según Wikipedia. Adelante, algunos pocos bailaban; otros, menos, cantaban. Fumaron unos Hilton y tomaron las Escudo que andaban trayendo en la mochila. Kenny Gilmore en batería, Tim Koh en bajo, y Joe Kennedy entre los teclados y la guitarra: ‘Ariel Pink’s Haunted Graffiti en vivo suena como una banda de Rock Band. Nada serio. Nada definido. Como si los instrumentos fuesen juguetes y no tuviesen importancia. Tratando de pillar las notas. Como achuntándole a las canciones’, pensó él.
Da lo mismo. Qué importa, pensó después.

Hablaron de Holy Shit, otro proyecto de Ariel Pink. Ella le preguntó sobre ese proyecto. Él dijo que le gustaba más Holy Shit que Haunted Graffiti. Él se acordó que la segunda vez que hablaron por Gtalk, ella le había enviado un link con el video de When You Came Around To Me. Luego, él pensó en un ratón que había visto corriendo por Chucre Manzur y en la película Cosmopolis y se olvidó un poco de Ariel Pink que sonaba pésimo. ‘Hay harto reverb y el micrófono, a propósito, está sobrecargado de efectos’, dijo ella. Él pensó en eso y, al rato, el concierto se fue para cualquier parte pero a nadie pareció importarle. El calor azotaba el recital y por momentos el sonido era inaudible. Ella dijo que la desprolijidad, el despiste, el descuido, era lo que hacía de Ariel Pink, Ariel Pink. De fondo sonaba She’s My Girl o algo parecido a She’s My Girl.
Ariel Pink en medio de las canciones decía o intentaba decir frases en español. Él se acordó que había leído en una entrevista que Ariel Pink sabe hablar español debido a que sus padres nacieron en México. Luego fue al baño a mear. En el baño había gente conversando del video de Mariana Marino. Él se unió a la conversación y dijo que la mejor parte era cuando Mariana Marino empezaba a mover los pies contra el piso. Mientras, Ariel Pink cantaba cualquier cosa y trataba de aplastar los botones del sampler paralelo bailaba entre medio de los amplificadores y los Haunted Graffiti.
Sonó Strange Fires. Sonó Witchhunt Suite For WWIII. Sonaron ruidos de bombas y estallidos y otros ruidos indescriptibles. Sonaron palabras indescifrables en quizás que idioma. Sonó Round And Round, tal vez unas de las canciones más esperadas por él y ella. De pronto Ariel Pink’s Haunted Graffiti se retiró en medio de escuetos aplausos. El público era timorato. ‘Yo también soy timorato’, pensó él. Se acordó de una cuña de Ariel Pink que dice: ‘Tengo un ego enorme y absurdo atrapado en una botella que se llama inseguridad’. Él y ella se fueron para atrás, justo delante de las escaleras. Él grabó un video cuando Ariel’s Pink Haunted Graffiti volvía al escenario. Ella sacó más fotos. Él señaló que Ariel Pink’s Haunted Graffiti volvió sin guitarrista. Ella le dijo a él que quizás se había enojado con Ariel Pink y se había ido del concierto. Al rato, sobre el tablado, se desarrolló el bis más extraño que él había presenciado. La descoordinación era imposible y el ritmo era torpe, como uno de esos veinte casetes que Ariel Pink había grabado entre el 2002 y el 2006.’ Nada tenía mucho sentido, pero no importaba, daba lo mismo: él y ella se estaban divirtiendo y en menos de siete días se iba a acabar el mundo.
Publicado por disorder.cl
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