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El concierto de los b-52’s fue raro

Publicado por Camilo Salas

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Por Cha Giadach

Partamos diciendo que es difícil llegar al Monticello. Más que difícil”¦ da lata ir. Un ansioso de mierda como yo siente que es mucho el tiempo perdido viajando. Por eso hay que organizarse, ir en grupo de amigos, robarse la camioneta familiar, pasarlo bien en el camino cambiándole a la radio. Ya no estoy para esos trotes de ir en bus, ahora soy cómodo, tal vez más viejo. Un amargado con ganas de ir a ver a los B-52”’s.

No creo que soy el único al pensar que fue extremadamente raro verlos en un casino. Para algunos fue gracioso, para mi fue incomodo. Parecía película gringa. De esos viajes que se pegan los amigos ebrios a Las Vegas y todo termina con un concierto la raja. También muchos nos acordamos de la película de Los Picapiedras. No sé. Fue raro. Verlos en un salón alfombrado, rodeado de viejas maquilladas y pasadas a perfume rancio que van a hacerle el amor a los tragamonedas. Pero fue entretenido, una tocata que parece anécdota más que otra cosa. El único gran error era que no podíamos beber. Todos queríamos tomar alcohol. Se que suena mal, pero fue incomodo no poder disfrutar todo ese espectáculo un poco arriba de la pelota. Se hubieran hecho la América vendiendo mojitos y margaritas, todos esos tragos tropicales que pueden ser sinónimo de los B-52”’s. ¿Buena idea no? Bueno, ya es tarde para eso.

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Entrar al Monticello era como estar en Nevada, en un rincón sombrío pero muy iluminado artificialmente. En cualquier momento veía que llegaba una banda de narcotraficantes a raptar a alguien o un yankee desquiciado a disparárnos a todos.

Los B-52”’s no envejecen. Cantan igual que siempre. Tal vez no se me mueven como antes, pero eso ya no importa. El publico se las bailo todas, y daba gusto ver a tanta mujer moviéndose con esos pasos que uno sólo ve en imágenes de archivo de Música Libre. Fue como regresar en el tiempo a un lugar que ninguno de nosotros ha estado. Un pasado inventado tal vez. En un casino, más encima, insisto”¦ era muy raro.

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Los miembros originales: Kate, Cindy y Fred siguen haciendo de las suyas. La banda no tiene ningún error encima del escenario. Hacen lo suyo y siguen sonando como los B-52”’s que muchos bailamos desde que somos enanos. Pero, siempre hay un “pero”, me falto algo. En algún momento de la noche lo pase mal. No entiendo el porque. Incluso pensé en irme. Pero le hubiera cagado la noche a todos los que fueron conmigo. A pesar de todo eso”¦ y de las ideas idiotas que a veces se me ocurren, la noche se arregló. Y la arreglo “Rock Lobster”. Ese final que obviamente todos veíamos venir pero para mi fue especial. Una canción a la que le tengo más cariño que a muchas cosas, incluso mucho más que a algunas personas. La música a veces nos convierte en sociópatas. Y le damos más importancia a como suena en vez de ver a todo el mundo bailando alrededor tuyo. Lo cual puede ser un gran error. Y menos mal que todavía podemos bailar. Porque pronto lo harán robots por nosotros.

En el camino al casino, y de vuelta, con mis amigos nos pusimos como meta ir algún día a Champa. No sabemos porque. Pregúntenle al Camilo.

Setlist

Planet Claire’ 
Mesopotamia’ 
Private Idaho’ 
Lava’ 
Dance This Mess Around’ 
Girl from Ipanema goes to greenland’ 
Roam’ 
Legal tender’ 
Love in the Year 3000′ 
Is that you Mo-dean?’ 
6060 842′ 
Whammy Kiss’ 
Love Shack’ 

Encore:
Party out of bounds’ 
Rock lobster

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