
Por Pablo Bustamante
Daniela Saldías es una estudiante de música que está terminando su tesis, tiene trabajos esporádicos que le oxigenan el bolsillo, sobrevivió a la ruptura de un largo pololeo y con frecuencia es poseída por su álter ego quien se sube a un escenario y dispara letras diversas y certeras sobre situaciones cotidianas de manera frenética. Dadalú, por otra parte, es una cantante obsesionada con cómo el pasado da forma al presente, le gusta componer temas que reflejen el paso de esta generación por el tiempo y que a veces posee a Daniela Saldías y la transforma en una de esas artistas que se distinguen del rebaño por su excentricidad y talento.
Si Daniela Saldías es Dadalú o a la inversa, no me queda tan claro. La línea que separa a una de otra es difusa, muy fina. Casi imperceptible. Y eso, en el fondo, es su mayor virtud: el no cubrirse una identidad con otra, sino que ser una pura persona con dos nombres. Bien transparente. Bien tela.
“Estoy tocando caleta ahora. El año pasado estuve como de duelo y trabajaba y corría y sufría. Fue pal hoyo, a veces lloraba en la calle cuando iba caminando, pero ahora estoy tocando de nuevo”
Conocí a la Dadalú hace varios años ya. Tantos, que mentiría si tratara de ser específico. Sé que era de noche en Valpo y hablando por messenger (R.I.P.) me enteré que la mina que cantaba en Colectivo Etéreo se presentaba en un bar bien cuma esa misma noche. Sé que me hice los ánimos y entré a una cueva reggeatonera plagada de pendejos en pitillos decolorados y cortes sopaipas.
Me acuerdo que Dadalú saltó a un escenario que se encaramaba como metro y medio por sobre la gente, armada de su laptop y un micrófono. Le puso play a los beats y empezó a disparar rimas y a electropopear con todo. El público de esa noche, que acostumbraba mirar/escuchar vídeos de hueones cargados al bling-bling mientras bajaban varias cervezas antes de ir al segundo piso a sacudirse la calentura, no entendía nada. Eran varios los pendejos que se reían y miraban con extrañeza a esa mina que se movía y cantaba en una sintonía que les era ajena, cachando niuna huevá.
La escena era rara. Y más rara se volvió cuando la misma Dadalú, choreada quizás, sin cachar mucho de qué chucha estaba haciendo ahí, agarró el micrófono y discurseó un par de frases bien graciosas a los púberes, y antes de agarrar sus cosas y largarse, le dijo al dejota que colocara la música que acostumbraban. Yo rayé. Rayé tanto que de puro alucinado (y también cocido) le fui a meter conversa, a felicitarla por su acto de valentía. Ella en retribución por mis halagos, se rajó con un pito que ayudó harto a tragar mejor esa noche bien de mierda con un frío idem en Valpo.
“Me gusta tocar. Más allá de todos los factores que llevan a algunas personas a tocar por fama o plata, lo cual es súper válido, yo siento que a mí de verdad me gusta, onda en el escenario lo paso terrible bien”
De eso hace varios años ya. Hoy la misma cantante de esa noche me recibe en su depto en Santiago. Tiene un disco bajo el brazo y varias tocatas en el cuerpo. Conversamos de varias cosas, todo bien random y sin hilo conductor, porque la verdad no estoy aquí para entrevistarla, sino para tener una conversación con alguien que te cae bien. Alguien como uno no más. Alguien que irradia la misma energía cantando sobre un escenario o sentada en el living de su casa conversando con un semi desconocido mientras juega y le hace mimos a Comisario y Suertuda, los gatos del depto que comparte con su amiga Neve.
“Ahora lancé el single de Internet y estoy trabajando en un EP con la Vicky Cordero (La Reina Morsa). Quería trabajar con alguien más afín, porque igual me gustan caleta de estilos diferentes y cuesta encontrar gente con la que trabajar. Además de el hecho de que hacer música es súper caro”

“Antes la música era diferente, habían huevones para todo. Contrataban letristas, gente que hacía los arreglos. Ahora si eres músico, tienes que hacer todo, tenís que producirte, tenís que cachar de que el que haga los diseños, sepa lo que está haciendo. Antes por ejemplo, habían hueones que tenían el ojo pa armar un cuento, como con Sid Vicious, un hueón que no sabía tocar niuna huevá, pero era un personaje y había un mánager que se dio cuenta”
Desde la pieza de al fondo, suena Buddy Richard en una concierto del año uno en el teatro Ãstor. Un músico del pasado conectado una conversación del futuro. Una conversación que sigue a medida que quemamos unas colas y bajamos unas latas de chela, mientras la Dada me vomita toda su percepción de la realidad y el presente que es lo que en el fondo le da vida a sus letras. Lo que la impulsa, como a tantos otros, a expresar y dejar una huella, ya sea cantando, construyendo, pintando o haciendo periodismo.
“La capacidad de registro que tiene Internet. El factor registro es súper valioso. El poder hablar de lo que está pasando ahora, de lo que somos ahora (”¦) A mí me encanta lo cotidiano, sobre todo eso de que ahora todos se conocen por Internet. Yo pienso ¿qué pasa de aquí a 10 años más si onda alguien escucha la música de hoy? Creo que si eres artista, está súper bien hablar de temas universales, como el amooor y eso, pero contar lo cotidiano también es importante”
Dadalú no sólo habla, también escucha, procesa y responde. No está envuelta en ese yoísmo bien de mierda que comparten casi todos los “artistas nacionales” que transforman toda conversación en un monólogo exasperante y tedioso, donde todo gira en torno a dar la respuesta correcta y promocionar la pega. Supongo que está bien igual, es pega, pero se agradece la sencillez cuando ésta usualmente suele desaparecer al momento en que uno pone su grabadora y la deja corriendo sobre la mesa.
Y así, bien relajadamente me cuenta sus planes y que está por terminar la tesis y que las penas de amor le hicieron pasarlo pésimo, pero que se repuso, que la música en el fondo ayuda, ayuda a sacarlo todo, a limpiarse. Y a medida que se acaban las chelas y las colas, cacho que es bien tarde y que la hora pasa volando cuando estás divirtiéndote. Así que agarro la grabadora y le pongo stop, me despido de la Dadalú, su amiga y los gatos y rajo por Santiago en dirección a otro destino mientras le pongo play a la grabación y empiezo a cagarme de la risa cachando que de entrevista no hay nada, sino un semi carrete con alguien igual que tú.
“En noviembre la idea es lanzar el EP. Uno amigos que tienen un sello me ofrecieron sacarlo en cassette y la idea es soltar estos temas que hablan harto sobre el fenómeno de estar conectado y conocer gente por Internet o de la marihuana y ese concepto raro de ‘hacer una mano’ que es una expresión súper linda poéticamente porque es la metáfora de una mano que te apoye”
Viernes 11 de Octubre: Concepción en Glass Bar, Paicaví esq. Manuel Rodriguez, Fiesta Agudos Gritos junto a The Mugris y Dj Romeo Bondage
Sábado 12 de Octubre: Concepción en Bar Malpaso, Maipú esq Ongolmo, junto a Dj Romeo Bondage.
Jueves 24 de Octubre: Atico Bar junto a Fantasía Lopez.’ Irarrázaval 1060′
Viernes 8 de Noviembre: Espacio Filomena, Sta Filomena 067 junto a Horregias, Femicidio y Dj Mujer.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=52onTGn9TEU[/youtube]
Más fechas por confirmar e info en’ facebook.com/Danieladadalu
Publicado por baxhino
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