Por Camilo Salas K.

Antes de los iPad y los MacBooks Pro Retina existían los cuadernos y los más lisérgicos en su época eran los Cuadernos Colón. No eran de la mejor calidad, pero sus portadas sobresalían al lado de las aburridas tonalidades gris, café o negro de todos los demás. El culpable es Karto (abajo en la foto), un dibujante que a comienzos de los 90 y con solo 22 años puso una buena cuota de ciencia ficción en la cabeza de varias generaciones.

Karto, o Claudio Romero, ahora tiene 50 años («Cumplidos, carreteados y súper gozados» dice). Está casado con la dibujante Pirlar Ortloff, con quien ya tiene hijos, una nieta y varios perros. «Sigo y seguiré dibujando. Como dijo Picasso, es lo más entretenido que se puede hacer sin sacarse la ropa».

Disorder: ¿Cómo empezaste en el mundo del cómic? Sé que estuviste en la revista Trauko.

Karto: Estudiaba publicidad no con mucho entusiasmo, cuando una hermana que es escultora y en esa época (1983 mas o menos) vivía en España, me envío una encomienda con un montón de revistas contándome que los españoles de mi edad alucinaban con estas publicaciones. En el envío venían Totem, Zona 84, El Vibora y otras revistas más under como Bésame mucho y Makoki. Eso me abrió la cabeza en dos mitades y explotó mi cerebro. Desde que di vuelta la primera pagina y descubrí que el cómic podía ser una expresión artística adulta transgresora y contestataria, decidí que quería dedicarme a dibujar cómics para adultos el resto de mi existencia, todo eso en plena dictadura, con el ambiente tóxico que respirábamos en esa época.

A la revista Trauko llegué casi por casualidad. Yo había sacado el primer y único numero de Enola Gay Comix, y en esta época ya había egresado de arte y arrendaba un taller en Bellavista. Un día caminando por el barrio rumbo a mi casa me encuentro con un un amigo pintor que me dice «¿Vas al lanzamiento de la nueva revista de cómics?». Yo no sabia que me hablaba y fui igual. Ahí conocí a Pedro Bueno, Ines Bague y Toño Arroyo, los que no conocían a nadie en Chile y sacaron el primer numero casi pirata entero, porque no sabían de dibujantes acá en Chile. Desde ese mismo día nos hicimos re-amigos y hasta el día de hoy seguimos en contacto. En el segundo numero de Trauko les pasé un cómic de amarillo Flipper que estaba preparando para el número tres de Enola Gay, el que nunca edité.

Disorder: ¿En qué momento te ofrecen la pega de hacer las portadas de Cuadernos Colón?

Karto: Los cuadernos Colón fueron mi segundo trabajo profesional. Yo había editado ya la Enola Gay Comix y Vicente Vargas, que fue el diseñador y diagramador del proyecto, trabajaba ademas en Diseñadores Asociados, quienes sacaban la revista Mundo Diners (una especie de «Artes y Letras» de El Mercurio, que repartían entre los usuarios top de la tarjeta Diners) y nos hicieron una nota mencionándonos como una nueva alternativa que abría búsquedas en la gráfica chilena. Esa entrevista fue vista por los ejecutivos de la agencia Nitros Chile, quienes tenían la cuenta de Free (una bebida cola que pretendían meter al mercado) y querían darle una onda juvenil al producto. Reuní algunos dibujantes de la Enola Gay y juntos hicimos la «Free Póster Manía» donde regalaban afiches diseñados por nosotros. Después de eso me llamaron para los cuadernos Colón, donde decidí trabajar solo, no había sido cómodo ni buena experiencia la de llamar a mi gente y yo poner la cara por todos.

Disorder: Esos cuadernos son un clasico para varias generaciones, ¿Tenías claro que iba a ser así o era un trabajo nada más?

Karto: La verdad no esperaba que fuera tanto impacto cuando aparecieron, pero en esa época fue, uf, un tremendo éxito de ventas, y hasta el día de hoy me sorprendo cuando gente me los menciona como algo que tuvo un impacto muy fuerte. Precisamente en una época donde había que pasar como invisible para sobrevivir, yo invitaba con mis dibujos a pintarse los pelos de colores y no tener miedo a ser diferente.

Seguí cuatro años dibujando las portadas.

Disorder: Ahora, con el tiempo, ¿Qué te parecen esos trabajos?

Karto: En esa época era genial, ademas me pagaban re-bien. Yo tenia 22 años y ese sueldo me alcanzaba para casi todo el año. Pero más allá de las lucas, fue la reacción de la gente lo que me impacta hasta el día de hoy.

El cuaderno campeón

«Estas son algunas portadas de la primera (1987) y segunda temporadas de los cuadernos Colón, más algunas de las otras dos temporadas (1980 y 1990). Honestamente no me gustó mucho como quedaron las últimas, ya que un nuevo gerente de la empresa quiso meter mano y dejar su sello haciendo la dirección de arte, así que solo comparto las que me gustaron a mi».

Los comentarios bajo cada portada fueron sacados del Facebook de Karto.

«Cabezazo máximo a toda propulsión. Así me imaginaba las motos voladoras en esa época, por eso terminé dibujándolas»

«A Doraemon solo lo había visto en la tele, y me conseguí unas revistas japonesas para copiarlo y escribir su nombre. En esa época no había Google ni Internet para buscar info. Todo era revistas e imaginar el resto»

«Curiosamente lo que está en la cama no es una pipa, se supone que es una guitarra eléctrica futurista, y las burbujas que salen de la caja es una carta holográfica que le envío la novia. Ahora, ¿Que yo haya fumado algo para dibujarla? No contesto ninguna pregunta sin mi abogado presente»

«La firma del avión es por el primer cómic que dibujé saliendo de arte. Eran las aventuras de una banda de música que se llama «El Zero sobre Java» y el avión era el logo de la banda. Cuando lo mostré mucha gente me dijo que le encantaba y al final comenzó a funcionar como firma. De ahí en adelante lo ocupé como mío»

«Me reí mucho haciendo estos robots papiche. Al que se le dispara la cabeza siempre imaginé que se había tomado un tequila muy rápido o algo igual de explosivo»

«Este era yo mismo. En esa época me dibujaba así. Feliz me habría pintado el pelo azul pero no habían tinturas buenas»

«Acá  ya me había comprado aerógrafo con la plata que me pagaron en las primera temporadas. Esos caníbales los saqué de un cómic súper antiguo de Mickey Mouse y les tracé una tara con tinta blanca y plumilla encima para que se viera como desenfocado de pantalla»

«Inspiradísimo en Robotech y Mazinger Z. Mientras dibujaba estos monos tenia la TV prendida con Pipiripao y venia el Festival de los Robots y todas esas series»

«No me demanden si los inspiré para hacerse dibujantes. Yo tampoco sabía en lo que me estaba metiendo»

«Trabajaba con tinta ecoline, que son re-buenas pero súper delicadas, y en la rodilla de la modelo cayó una gota de agua que debí tapar rápidamente amarrando un pañuelo. Como era surfista podría ser una lesión anterior»

«Ese dibujo lo copié de una fotocopia que me regalaron y creo que aun está en una carpeta por ahí. Amarilla con los años, pero ahí esta. Soy demasiado cachurero»

«Esta es otra anécdota. ¿Notan lo antiguo de los teléfonos? Antes de la época celular, un día hablando con un amigo se nos cruzaron las lineas pero justo con dos amigas nuestras que estaban hablando entre ellas y terminamos los cuatro en una sola conversación. Por eso acá dibujé al robot de reparaciones del teléfono vuelto loco»

«Debería haberle dibujado más publico a la banda, pero el plazo de entrega me tenia acogotado. Ahora con Photoshop lo habría hecho en un rato, pero en esa época era pincel, tempera, rápido graf y lápices scripto»

«No tengo ninguno de estos originales. Era parte del contrato que ellos se los quedaran. Después que quebró la empresa parece que se los repartieron»

«En esta le vendí a la agencia la idea de un rockero new-wave. En esa época andaba vestido igual que los personajes»

«Para esta me basé en la carátula del segundo disco solista de Peter Criss, el ex baterista de Kiss, «Out of control». El disco era re-fome pero me gustó la idea del Wurlitzer vuelto loco lanzando discos»