Por Sebastian Cavallo
Cuatrocientas cincuenta lucas (si es que se encuentra). Un control y sin juegos. Métele dos juegos nuevos y sube a quinientas veinte. Si te la traen de Estados Unidos, por paleteada, y no por encargo pagado, el golpe es un poco más accesible: trescientas lucas, sin juegos, obvio.
Ese es el precio a pagar hoy en Chile, por jugar la Xbox One. Considerablemente más cara que su rival directa, PS4 de Sony, esta consola recibe su nombre de la idea matriz que la gestó. Ser un centro integral de entretenimiento; reducir todo lo que normalmente se junta en el living en un solo aparato (de ahí el “one”).
Pero ¿Cómo se ajusta este excesivamente caro juguetito a nuestro país?, ¿Vale la pena o mejor quedarse con la de Sony?
Al que le interese sencillamente el resumen de sí vale o no el considerable desembolso, que se remita al final de esta columna, porque se analizarán varios puntos antes de responder las preguntas de fondo que muchos de nosotros nos hicimos desde el comienzo.
He tenido ya buen tiempo para familiarizarme con ella. Partir aclarando que me considero dentro de todo, un jugador íntegro. Las discusiones entre si fue mejor la 360 o la PS3 me resultan inconcluyentes. Jugué todos los exclusivos de ambas, y sin ser salomónico, las dos guardan un lugar especial en mis recuerdos. Sin embargo, no puedo dejar de admitir mi favoritismo hacia las consolas de Microsoft. El 95% del tiempo jugado lo usé en la predecesora de la Xbox One, y ante la duda de si esta generación me iba a Sony o no, la balanza se inclinó rápido para el otro lado.
Aún así, pasé por seis consolas Xbox360 producto de diversas fallas. Estoy al tanto de los enormes errores de la generación pasada, y por sobre todo de la mala voluntad que mostró la compañía durante años. Llámenlo autoflagelancia, pero le sigo siendo fiel.
Teniendo en mente esto, el análisis que aquí tiene lugar, prescinde de comparaciones odiosas y ajadas, se remite exclusivamente a cuestiones inevitables, como costo y catalogo de juegos.
Diseño
No va a ganar ningún premio. Recuerda a los antiguos vhs de los 80’s (o un decodificador satelital), es en pocas palabras, un armatoste. Pesada y grande, no deja de tener su encanto. Se ve que Microsoft esta vez pretende evitar los problemas de ventilación, de materiales mal ensamblados, de múltiples cambios en garantía. Da la sensación de ser firme, de estar bien hecha y pensada.
A pesar de ser escalofriantemente rectangular, no deja de llamar la atención. Inspira poder; se le nota que debajo de esa carcasa de plástico mitad matte mitad acrílico, hay capacidad. Es elegante y sencilla, provocativa pero conservadora. Es la bibliotecaria con lentes con la que todo cabro chico fantasea.
Trae un ladrillo para la corriente, y aunque resulta francamente incomprensible en el siglo XXI, sólo funciona con corriente 110v, así que un adaptador cototo hará falta (punto explicado más adelante).
Hay pequeños detalles que marcan la diferencia. Uno de ellos es el headset que viene incluido. Es una obra de estética. Sigue la línea de lo que se ha pretendido en esta generación, sencillez, comodidad, practicidad y buen gusto.
Control
Los rumores dicen que Microsoft invirtió millones de dólares en investigación para lanzar el mejor control jamás hecho para una consola de videojuegos. Y para los que hemos jugado Xbox siempre, nos han dado en el gusto.
Reinventaron el D-Pad, los botones están bien ubicados, los sticks son profundos, y los gatillos igual de responsivos que siempre. Incluyeron vibración en los gatillos, cuestión que puede sonar completamente trivial, pero que se agradece de sobremanera en juegos como el Forza y tantos otros.
Se siente liviano, cómodo, y aún más importante, sólido. Es por lejos lo mejor que ha hecho Microsoft nunca. Pareciera que la voz del pueblo no sólo fue escuchada, sino además acogida. No es algo ajeno ni extraño, y la curiosa forma del control anterior sirve perfectamente de guía bruta para lo que ahora acompañará las incesantes horas de juego.
Faltan controles para traspirones.
Kinect (Control por voz y cámara)
Este es el punto en el que muchos justifican el por qué la One es más cara que su competidora. Y es que se incluye en el kit inicial el periférico tan vapuleado la generación anterior, Kinect. Esta versión, la 2.0, promete ser la versión mejorada y definitiva del control por voz y movimiento.
Es cierto, se puede hacer prácticamente todo por voz o gestos. Puedo llegar a cargar un juego completo sin mover un dedo. “Xbox, on” y se prende (si no ha estado apagada por más de un día), “Xbox, play Dead Rising 3” y listo. Es más, con solo sentarnos frente a la cámara detecta nuestra cara e inicia sesión con la respectiva cuenta.
Es una maravilla. Casi un mes de uso ya y no deja de maravillar. Toda función que se me pueda ocurrir se puede manejar por voz. Otra cosa es que la consolita entienda el 70% del tiempo lo que digo, a pesar de un buen nivel de inglés. En palabras de una amiga, da la impresión de que la consola no es tonta, sólo es normal-lenta.
A tal punto llega la tecnología que la mayoría de los códigos para contenido descargable ya no son códigos de letras y números, sino QR, y con sólo mostrarle el papelito a la cámara comienza la descarga. ¡Hasta saluda al invitado curioso al que no reconoce!, Educada.
Es un chiche agradecido y con un enorme potencial. Sirve para Skype, chat con otros jugadores, hasta para hacer live streams y mostrar a dos bandas lo que pasa en el juego y la reacción del jugador.
Catálogo de juegos
Es probablemente el punto central de la discusión entre los fanáticos de uno y otro lado. La discusión es eterna, y al final del día el rol protagonista lo juegan las casas desarrolladoras de los exclusivos.
El presente es auspicioso para la One. Si se sacan los juegos multiplataformas, como FIFA 14 (ojo aquí, esta versión y la de PS4 corren en un motor distinto al de la generación anterior. Es otro juego), NBA Live 14, Madden 25, Need For Speed: Rivals, Assassin’s Creed IV: Black Flag, Call of Duty Ghosts (el peor a la fecha) y Battlefield 4, los exclusivos están a la altura. Lego Marvel Superheroes, multiplataforma es hasta la fecha, el título con la más alta calificación.
Fuera de los juegos pensados para Kinect (Zumba Fitness, Fighter Within y Just Dance 14), a los que me niego a referirme, por cuestión de principio, están Dead Rising 3, Ryse: Son of Rome, Killer Instinct y Forza 5. Los terminé todos, y puedo hacer una breve referencia a cada uno de ellos.
Dead Rising 3 es un juegazo. En cuanto a gráficos no es nada nuevo, algo mediocre más bien. Pero dónde se nota el poder de la consola es en el hecho de que pueden haber mil zombies (sin exagerar) en pantalla, cada uno funcionando por sí mismo, y no se nota relentización alguna. Solucionaron todos los problemas de las entregas anteriores de la saga, y la premisa base es “más es más”, y funciona.
El Forza 5 es una vitrina del poderío de la consola. Es la franquicia en el olimpo automotriz en este minuto, y esta versión es la prueba fidedigna. Tiene fallas, como todo. Se nota es una entrega apurada para el lanzamiento; tiene menos pistas, menos autos, menos contenido en general que esa bestia del 4. Pero todo queda de lado con la maravilla tecnológica y realista que se nos presenta esta vez. No puedo no sentirme idiota al estar tan satisfecho con un producto a medias. Si esto es la antesala, o una suerte de prólogo a lo que viene de parte de Turn 10, que así sea.
Killer Instinct sufre el mismo problema que el Forza 5. Es un juego a medias, incompleto. La gran ventaja es que es gratuito. Su descarga es liberada por cada consola nueva. No se le compara de forma alguna a aquella obra maestra de Rare para N64, pero tiene su encanto. Intenta innovar, aportar lo suyo, y a ratos le resulta. Nada más agradable que juegos gratis.
El Ryse: Son of Rome es de esas cuestiones que escapan de mi inteligencia. La crítica lo hizo pedazos, lo llamaron monótono, plano, poco interesante. Lo primero que resalta es que es muestra de la capacidad de la consola. Su fluidez y gráfica, realmente dejan sin palabras. Su historia me cautivó de principio a fin, y no recuerdo un hack’n’slash así de bueno desde el Dante’s Inferno.
El resto de lo que hay no merece mayor mención. Entre un entretenido pero limitado juego de Mini Golf (Powerstar Golf), LocoCycle, un bizarro juego de acción de los creadores de ‘Splosion Man, y Crimson Dragon, llamado a seguir el testimonio de la gran saga de Sega Panzer Dragoon, sin cumplir las expectativas.
El futuro es aún más prometedor. La lista de exclusivos que se anunciaron hacen pensar dos veces a aquellos que se ven espantados por el precio. Juegos como D4: Dark dreams don’t die, Fable Legends, Halo 5, Quantum Break, Sunset Overdrive, y por encima de todos, Titanfall. Dense el tiempo los interesados para buscar trailers y verán de qué hablo.
Queda abierta la pelea, perdón, discusión entre fanboys.
Funcionalidades
He aquí el mayor problema aplicado a nuestra realidad. Marcadores en vivo, integración con televisión digital, ligas de fantasía de varios deportes, noticias, Netflix, Hulu, y miles de otras maravillas que permiten efectivamente hacer de la One un centro único de entretenimiento, no funcionan en nuestro país.
Es algo así como ir a una pelea callejera con un tanque. Deja la sensación de que tiene tanto por hacer, y queda grande. No fue pensada en su lanzamiento para Chile, ni siquiera para otros países, que no fuesen Estados Unidos. Sus funcionalidades fuera de juegos son, aquí, casi nulas.
Skype, juegos y descargas de juegos (ni siquiera todos, algunos tienen bloqueo regional) es todo lo que se puede hacer hasta ahora. Eso, y un centro de creación y edición de videos para las grabaciones de los juegos, son las únicas funciones aplicables. Ojo, la última no es menor. Funciona como DirecTV; el disco duro de la consola graba lo que uno juega y lo va olvidando a medida que no se guarde. Luego se puede editar con un software gratuito y sencillo, que permite agregar comentario, grabación de la cámara, aplicar fondos, efectos, etc. Herramienta ideal para los que pretenden iniciar una prominente carrera en YouTube (cómo si no nos bastara con los zánganos de Vardoc y Xoda).
Viendo las funciones que puede cumplir la consola, cuándo está en territorio con soporte, se entiende a cabalidad el concepto mismo de su génesis. Es sin lugar a discusión, un centro definitivo de entretenimiento para todo videojugador. Lástima que no se tenga noticia del lanzamiento oficial en nuestro país, que se presume será en junio (algunos ilusos dicen marzo).
Cuestiones tan claves como la integración de juegos con Xbox Smartglass (aplicación para dispositivos móviles que sirve por ejemplo, como el GPS del auto en Dead Rising 3) tendrán que esperar para maravillarnos y terminar de convencer a muchos de pasarse al lado oscuro de la industria.
Para los más fanáticos de la tecnología, es la única consola que soporta capacidad para reproducción de contenido en 4K (la mayor resolución posible, superior a 1080p), cuestión curiosa considerando que Sony es la pionera en la materia y que muchos de los juegos de lanzamiento de la One son nativos en 720p.
Prevenciones
Cabe hacer un par de pequeñas prevenciones a todos los que consideren comprar una en el corto plazo.
Primero, encontrar un control para comprar aparte es virtualmente imposible. Son muy escasos, considerablemente más caros que en Estados Unidos, y no llegan de forma oficial. Buena suerte dando con uno y salir íntegro en el intento.
Segundo, el adaptador de corriente sólo funciona con 110v. Es decir, no se requiere sencillamente “patitas” para hacerla correr. Se requiere de un adaptador cototo, por lo menos de 350w. Uno ideal, cuesta alrededor de veinte lucas, con fusible propio, e interruptor de encendido. Es un refrigerador en cuanto a consumo de energía, no escatimar en este sentido.
Los más atrevidos modifican los ladrillos de corriente y les cambian el condensador para que no necesite adaptador; yo soy un convencido de que a mis accesorios originales no me los toca nadie.
Encontrar juegos como el FIFA 14, Battlefield y otros multiplataforma es relativamente fácil. Los exclusivos son dura tarea. El Forza 5 es el más común, el Ryse un tesoro más codiciado. El Dead Rising 3, casi un mito en nuestro mercado actual.
Lenguaje en clave para los que venimos de la 360. Sus cuentas chilenas no les servirán para jugar en ésta. Tienen que migrarla a Estados Unidos para poder integrarla correctamente a la nueva Xbox.
Se han presentado diversas fallas de lectores, de sobrecalentamiento y otras clásicas sorpresitas de Microsoft. Comprar su consola en Chile significa un engorroso trámite en caso de querer hacer valer la garantía.
No juega los juegos de la 360 ni permite conectarse a parties de usuarios de la generación anterior. Van a ser los bacanes del block, pero al mismo tiempo unos lobos solitarios en cuánto a aquellos amigos que tengan la versión pasada.
Con todo, comprar esta consola en la situación actual es hacer una apuesta. Al corto plazo es una inversión costosa. Con lo poco que hay en cuanto a juegos y funcionalidades muchos cautos van a preferir esperar.
Sin embargo, el futuro parece auspicioso. Si integran la mitad de las funcionalidades que hoy en día están activas en Estados Unidos, y el lanzamiento de los juegos anunciados, la inversión rendirá frutos a los jugadores.
El coste de entrada es muy alto. Más que en la generación anterior, pero menor que la original (la Xbox original costó quinientas lucas en su llegada a Chile). La realidad queda echada por una serie de factores, que al final del día se ajustan a cada uno. Si se tiene la plata suficiente, y las ganas, Xbox One no decepciona. Es un alto precio a pagar por una fiesta que sólo se va a seguir poniendo mejor, pero cuya entrada va a bajar.
Su precio será para muchos un factor determinante para mantenerse alejado de ella. Pero definitivamente, Microsoft ha avanzado largo trecho desde el lanzamiento de su predecesora. Aprendieron de los errores pasados y han mejorado en aspectos claves. Toda la fe.
Publicado por disorder.cl
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