
Por Sebastian Cavallo
11 horas y 4 minutos, el total de horas de juego completadas para terminar cada una de las misiones o quests del último juego de la serie de televisión más controversial jamás creada. Casi dos años desde que se anunció, y tras múltiples retrasos, al fin tenemos entre nosotros a South Park: The Stick of Truth.
De la mano de Obsidian (sí, la sobrevalorada desarrolladora) y Ubisoft, salió al mercado, el pasado 11 de marzo este RPG para una generación de consolas en vías de extinción (360 y PS3) y PC.
Pero, ¿Valió la pena la espera? ¿Logra “The stick of truth” redimir el historial de mierda que ha manchado el pasado de South Park en la industria? ¿Es verdaderamente un testamento a 17 temporadas de éxito televisivo?
Para comprender el valor y peso del juego en sí, es preciso embarcarse en un viaje de 16 años de South Park en los videojuegos; nos referimos a una retrospectiva -a la carrera- en un mar de mediocridad, en el que flota un yate de lujo.
6 juegos, 16 años, 1 serie y los 4 de siempre. Vengan conmigo a South Park, y conozcan a unos amigos (referencia al programa, para los menos vivos).
South Park (1998). Nintendo 64, PlayStation, PC (1999).

Partimos mal. Pero no tanto. O sea muy mal, pero había esperanza.
Por allá por junio del año 1998 se anunciaba oficialmente que Acclaim (echada al olvido hoy, relevante en su minuto) adquiere los derechos para hacer el primer juego de la serie, tras una temporada y media de éxito. Famosa por tener diversas licencias de la industria de la televisión y el cine, si alguien tenía que hacerlo, Acclaim era la indicada.
Se anuncia que se basará el diseño en el motor gráfico utilizado para “Turok”, una joyita de la generación, lanzada un año antes, en 1997. Todo parecía en orden. Sin embargo desde el minuto uno hizo sonar las alarmas el hecho de que desde su anuncio, en junio, se fechaba el lanzamiento para diciembre del mismo, con sólo 6 meses de separación. Iba a ser un proyecto apurado, contra la voluntad del equipo que trabajaba en él.
Cómo se le nota. “South Park”, no sólo es el nombre genérico más atroz que se le podría haber dado a un juego que carecía siquiera de subtítulo para nombrar una aventura sin emoción. Es vivo reflejo de algo carente de imaginación, del alma misma que ha sabido encerrar el show por tantos años.
Es un shooter peor que mediocre, incompleto, roto, olvidable. Potencial desperdiciado en una pesadilla de experiencia que nos ponía a matar pavos, y enemigos no mucho más creativos. Ni fiel al programa, ni al estilo. Un fracaso a todas luces. No pasó a la posteridad, y se instaló cómo uno de los ejemplos, de los hijos bastardos que nacerían durante años entre la asociación de la pantalla grande y chica y los videojuegos. La única anécdota que nos deja es que en Estados Unidos la serie causaba tanto revuelo que el título fue vendido con un gran sticker naranjo que prevenía a los padres.
Nada es rescatable, fuera de voces especialmente grabadas durante el desarrollo. Y cuándo digo nada, es realmente nada.
South Park: Chef”’s Luv Shack. (1999). Nintendo 64, Sega Dreamcast, PlayStation, PC.

Aquí ya la cosa duele. Por lo menos el anterior fue una apuesta. Uno se siente usado en éste.
Capitalizando en la fórmula de los mini juegos y el multiplayer, en el boom de reunir a grupos de personas en torno a las consolas, este título pretende ser una suerte de show de competencias para la miserable cadena local pública de South Park. Y no es más que una descripción amigable para lo que realmente esconde. Minijuegos aburridos y sencillos, preguntas poco graciosas y en general una temática escasa de ideas, es probablemente la entrega más mediocre de todas de la saga.
No hay cómo rescatar de forma alguna del inconsciente colectivo este pedazo de basura. Lo más probable es que siquiera hayas escuchado hablar de él y existe para eso un buen motivo. Dedicarle más líneas es un martirio y un insulto a la inteligencia de nuestra historia.
South Park Rally. (2000). PlayStation, PC, Nintendo 64, Sega Dreamcast.

Aquí hay un patrón común entre todos los juegos. El motto, ¿Todos lo hacían, por qué yo no? Sólo quería ser cool.
Nintendo lo hizo con Mario Kart 64 un año antes, PlayStation igual con Crash Team Racing (de la serie Crash Bandicoot), Sonic R un par de años antes, Diddy Kong Racing, F-Zero X y varios otros más en la generación.
Los juegos de carrera eran grito y plata en ese entonces. La combinación era relativamente sencilla, meter a un grupo de personajes culturalmente icónicos en autos chiquititos con una que otra arma.
No pasará a la historia como el peor juego de South Park, pero hará la pelea. Aquí hay más creatividad que en los anteriores, más de lo propio, pero en un mundo tan ajeno a 4 niños y un olvidado pueblo en Colorado, cómo son las carreras de autos, se siente todo fuera de lugar. No hay motivos para subirse a ese auto y menos de la mano de Cartman.
Técnicamente el juego no es de los peores. No es ninguna joya, ni memorable siquiera. Es parte del océano de mediocridad en el que se hundió South Park en los juegos durante 3 años.
Resulta sencillo entender por qué, entonces, tendríamos que esperar 9 años para volver a ver un juego de South Park nuevo. Y no fue mucho mejor.
South Park Let”’s Go Tower defense play. (2009). Xbox Live Arcade.

Siendo justos la cosa mejora. Me gustaría decir que no es parte de una tendencia de aquellos años, de los juegos conocidos como de “torre”, que consiste en defender estructuras propias de ataques de enemigos en distintas hordas. Pero la cercanía con el lanzamiento del símbolo quizás del género en los últimos años, Plants vs. Zombies, estrenado 6 meses antes me hace levantar algunas sospechas.
Esta vez es todo más creativo. Más coherente. Digámoslo, más incorrecto. South Park parecía South Park y sus personajes cobraban más vida. Aún así, merecíamos más.
Un juego plano, carente de animaciones que hilaran la historia y con un formato cerrado y que da poco espacio a la imaginación y la creatividad, este descargable exclusivo de la consola de Microsoft venía a mejorar sustancialmente la calidad de las entregas de la serie, pero aún dejaba a muchos con un gusto amargo.
Era una indiscutible mejoría. Tenía momentos rescatables dónde uno no podía restar mérito a lo hecho, y dónde los constantes insultos a los zombies del juego -hordas de colorines- nos acercaban más y más al alma misma del programa.
Es un juego decente, pero si se le pone a la altura de lo que es televisivamente (y eso que no me he considerado bajo ninguna perspectiva un fan acérrimo de South Park), queda corto, muy muy corto. Daba la sensación de que era un buen actor, mal asesorado. Años de malos guiones, malos directores y malas productoras. Seguro tenía que haber algo más ahí.
South Park: Tenorman”’s Revenge (2012). Xbox Live Arcade.

Digan lo que quieran. Pero, ese mismo año; Fez, Mark of the Ninja, Spelunky, Journey, Sound Shapes y Rayman Origins. Todos lanzados antes de Tenorman”’s Revenge. El 2012 fue el año de la vuelta del plataformero a las nuevas consolas. Todos lo hacían.
Los Simpsons lo hicieron primero.
Otro juego más o menos. Bueno, de ninguna forma. Pero era jugable al menos. Nada más que agregar, fuera de una que otra referencia al programa, un par de carcajadas, y una historia medianamente inteligente.
Era ya evidente. La marca había sido prostituida y vendida más rápida de lo que cualquier gringo pudiera haber esperado. La unión entre South Park y los juegos, era una cuestión bastarda. Quedaba una última ficha, una última esperanza para el idiota romántico que perdona una y otra vez. Las esperanzas estaban “all in” con The Stick of truth.
South Park: The stick of truth. (2014). PlayStation 3, Xbox 360, PC.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=iE9XEIY4aRk[/youtube]
Los constantes retrasos nos hacían dudar. Esto podía transformarse en un caso como el de Duke Nukem Forever. Un fiasco de proporciones. A cargo del proyecto, Obsidian, una desarrolladora más bien sobrevalorada cuya mayor obra era Star Wars: Knights of the Old Republic II, y que bajo el cinturón tenía dos desastres como Alpha Protocol (uno de los peores RPG de la historia) y FallOut: New Vegas, la peor versión de FallOut 3. Difícil tarea era arruinar uno de los mejores títulos de la historia.
Algo estaba claro. Lo de Obsidian eran los RPG. Un género perenne a lo largo de la industria, parecía irreconciliable con la idea misma de South Park. Nadie entendía como podía funcionar, sin embargo, esta vez había algo distinto.
Ya no estaba esta sensación de capitalizar en una moda. El show ya había probado ser exitoso por sí mismo, con 17 temporadas al aire, y no se casaron con un desarrollador que fuera a limitar el proceso creativo, como lo hubiera sido EA u otros. Esta vez Matt Stone y Trey Parker vigilarán de cerca lo que sería la apuesta más ambiciosa de South Park fuera de la TV, incluyendo su película, que es básicamente un capítulo de larga duración; nada nuevo.
¿El resultado?
En términos sencillos, es el videojuego más fiel a su respectivo origen que cualquier otro jamás creado en base a una película o serie. En concepciones arriesgadas, es uno de los juegos del año (y sí, recién empezado y ya es candidato), y es la guinda de la torta a dos consolas que dicen lentamente adiós al rubro. Un retiro digno para dos grandes contendoras.
Debo confesar que si bien no soy el mayor fanático de South Park (a veces siento su irreverencia forzada, poco natural) no dejo de reconocer la influencia cultural del programa, y a la vez la genialidad de sus creadores. He visto una buena cantidad de sus capítulos y cómo tal siento que no hay detalle alguno que pueda haber escapado.
Desde la perspectiva estética, aparece una de las sorpresas más gratas. Es un capítulo interactivo. La animación “cut out” característica de la serie está presente a disposición del jugador. Los movimientos son idénticos, fluidos y traducidos a la perfección en el juego. Ayuda inmensamente a envolverse en la experiencia, a sentirse parte íntegra del bizarro pueblo de Colorado.
El mapeado, que puede recorrerse libremente, significa que por primera vez en la historia los creadores entregan una descripción precisa y acabada de la distribución geográfica de los distintos vecindarios. Los más fanáticos deben estar emocionados, les prometo no saldrán heridos. Esto es South Park como siempre se ha visto, pero como nunca se ha unido.
En cuanto a sonido, es superlativo. No sólo las horas y horas de diálogo grabado especialmente con todas las voces (incluso las de personajes que abandonaron el show hace años), sino los efectos de sonido para todo, incluso la música. Un cantar de gesta épico, de la dulce voz de Cartman, o una serenata hilarante de manos del trovador tartamudo – Jimmy, hacen del juego una experiencia adictiva.
En cuanto a jugabilidad no es sencillamente bueno. Es un gran juego. Nada difícil, poco repetitivo y tedioso escasamente. Es accesible a la mayoría de los jugadores, incluso aquellos novatos de los RPG, un género visto como de alta complejidad tradicionalmente. El sistema y modo de juego, es instintivo, amigable. La curva de aprendizaje es relativamente afable, y fuera del ensayo y error con algunos jefes, es extraño tener que repetir una misión o una escena.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=7yP35-V042c[/youtube]
La historia, original es inmensamente entretenida. Bien escrita y coherente, por decir sólo un par de adjetivos. Animaciones hilarantes cuando corresponden, permiten sumergir al jugador fácilmente en la historia, y hacen que el nuevo personaje, el desconocido chico nuevo que llega al pueblo (que controlamos) no se sienta ajeno, forzado.
Es de principio a fin una genialidad. El cuidado a los detalles es obsesivo. Me aventuro a decir incluso, que en 20 años como jugador, es el título más inteligente que he jugado. No por la jugabilidad, no por su tecnología. Ni siquiera por la narrativa. Es su contenido. Pocos, han sabido entregar tanto, en tan poco. Es más un gracias a su audiencia, que un producto a la venta. Una redención necesaria a un cáncer prolongado.
Cada rincón entrega algo. Es una oda a 16 años de programa, a 17 temporadas que forman parte de la cultura televisiva de dos generaciones, un regalo a los más fanáticos, o a los meros simpatizantes. Es verdaderamente un compilado magistral de lo mejor y más memorable que nos ha dado durante los años este programa.
Cada detalle está cubierto. Desde la descripción hilarante de cada ítem, hasta los cameos más inesperados. Se nota la mano cercana de los creadores, y un trabajo dedicado. Puedo decir con tranquilidad, que si bien es un juego corto (y difícilmente hace sentido volverlo a jugar), fueron 11 horas de puro placer.
Como todo, tiene puntos bajos. El único realmente criticable es la falta real de diferenciación que existe entre los sistemas de clase que se pueden escoger; mención honrosa para una peculiar selección. Tradicionalmente la elección en los RPG varía entre mago, ladrón, guerrero o alguna otra clase. Bueno, lo mismo sucede aquí, pero los acompaña “El judío”.
No recuerdo, en todos estos años, haber pasado por un título sin haber saltado al menos un vídeo de introducción, de cambio de escena, capítulo, etc. Aquí no pude. Necesitaba estar alerta en todo minuto. No recuerdo tampoco, haber reído en voz alta (se le acerca Conker”’s Bad Fur Day) de la forma que aquí lo hice. Es hilarante, por dónde se le mire.
Es incorrecto, grosero, anti semita, anti colorines, fuerte, escatológico, homofóbico, xenofobo, burlesco, cuestionable, censurable, reprobable, escandaloso y asqueroso. Es al fin, South Park. Se caga en todos, y no lo fuerza. Es igual o más South Park, que la serie misma.
Señores, valió la espera. No es un testamento, es un homenaje. En este caso, los Simpsons jamás hicieron algo así.
Publicado por disorder.cl
Archivo: 1853 artículos