Corría el año 96 y en Chile nadie conocía Internet, pero 3 jóvenes decidieron hacerle una página web al antipoeta. Se juntaron con Parra, le pidieron los derechos, el dijo no creía mucho en esto pero después dijo que sí. Y ya han pasado 18 años desde esta aventura tecnológica que ganó premios y aun sigue en línea, como ejemplo de emprendimiento literario y tecnológico al llevar la obra de Nicanor a los lugares menos pensados del espectro creativo.
Esta es la historia de la prehistoria. La historia de 3 jóvenes universitarios con una idea y una tarea: darle al antipoeta su propia antiweb
Por Pablo Ronsezvaig, director creativo de «Web & Antiweb: Par(r)a Nicanor»
No recuerdo muy bien cómo nació la idea de hacerle una página a Parra en una época en que Internet sólo había hecho millonarios tal vez a 2 huevones. Paulo Saavedra trabajaba en la Universidad de Chile, en una especie de sótano más precario que la primera oficina que McNulty tuvo en The Wire.
Yo llegué a hacer una práctica de publicidad y tal vez nunca aprendí más de diseño que con Saavedra.
Ahí también estaba Leo Farfán, que hoy es quien dirige a JWT en Chile y con el cuál un día, cansados de hacerles monumentales a los agrónomos de Chile y cansados de hacer metáforas de manzanas, dijimos ¿Por qué no le hacemos una página a Parra?
Hoy creo que nos llamarían emprendedores y no sé quién fue el que terminó haciendo el contacto con Parra.
Recuerdo que Parra había dicho: ¿Y cuánto pagan los CSM? Recuerdo que alguien le explicó que Internet algún día iba a ser importante y que nos invitó a los 3 un día a su casa de La Reina.
Nos convidó cecinas de Chillán. Odiaba que la gente cortara el pan con cuchillo. Nos mostró una pieza de atrás con una pizarra llena de peladas de cable. Hablé un rato con él sobre Kepler y Mesmer. Nos invitó a su living.
Paulo y Leo le explicaron de qué iba lo que queríamos hacer en la página y Parra escuchaba, siempre un poco desconfiado. Sobre todo porque no teníamos plata y no íbamos a pagar nada y necesitábamos publicar cosas de él sin que después nos hicieran un juicio.
Esa fue la primera parte en que lo convencimos. De ahí fueron noches y noches pensando cómo mierda íbamos a lidiar en diseño y en texto con la obra del que llaman antipoeta.
De partida no era como hoy, que para subir algo te metes a un programa y ya tienes casi todo hecho. Recuerdo la pega de Paulo y Leo subiendo y bajando htmls para ver cómo mierda se veían. Recuerdo a ellos cabeceando para hacer los links de las llaves.
Los recuerdo a ellos porque yo sólo me dediqué a opinar del diseño y a escribir.
Esta página fue muy de hacer TDKs en tu adolescencia. De buscar opciones que a a veces no existían. De grabar canciones de la tele, y sin cables, porque no los tenías. O de esperar en una radio a qué pasaran la canción que no sabías de quién era, pero tarareaste la semana entera en tu cabeza.
Me acuerdo cuando nos fuimos de la casa de Parra y nos había dicho que sí, de las caras que teníamos.
Uno en esa época no tenía tantos intermediarios ni marcas que te hagan la gran Corleone acariciando un gato.
Uno no ganaba nada con lo que hacíamos, sólo queríamos hacerlo y lo hicimos.
Después la página ganó premios y Paulo al principio movía por cielo y tierra contactos con servidores para que no la bajaran.
Camilo me pidió que escribiera de esto, no sabía que yo había sido parte de esa página y me dijo: «Grande Pablo. Escribe algo de eso».
Y acá estamos: Lo que más rescato es haber sido de esos pendex que, no sé cómo, a veces van y van y van.
Hasta el día de hoy les agradezco eternamente a Paulo y a Leo ser de esa gente que se queda discutiendo 7 horas hasta decidir que una página se va a llamar «Web & Antiweb«.
Amén, cabros. No me acuerdo quién fue el que le puso el círculo a una de las R de Parra para que se leyera como «Para» y «Parra». Hoy suena muy Arjona pero en esa época era un hermoso gesto.
Publicado por Camilo Salas
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