Por Juan Pablo Prado. Foto: Frontera/Transistor
Es difícil escribir sobre un festival hecho como a medias, con atrasos y cancelaciones a último minuto, pero que se defendió a punta de excelentes shows sobre los 5 escenarios que tuvo Frontera Festival en su ya, segunda edición.
Hace unas semanas calificaba a este festival como un pequeño Vive Latino y recuerdo ese intento del 2007 de replicar el gigante mexicano que tuvimos en Santiago con lo mejor de la escena hablada en español. Recuerdo que en un mismo día pude ver a Fiskales Ad-Hok, Babasónicos, Jorge González, Zoé, Plastilina Mosh, The Ganjas, Divididos y un largo etcétera que en total sumaban 55 bandas y 12 horas de rock. Suena una locura, pero así fue el antecesor festival de sólo bandas latinas que tuvo Frontera Festival, que este año sólo en materia de horarios, accesos y servicios básicos quedó muy, pero muy al debe, y que de no ser por el certero line up de bandas que tuvo, perfectamente podría haber pasado al olvido.
Confieso que no llegué a la hora, me perdí a Ases Falsos y vi el último cuarto del show de La Floripondio que para mi sorpresa no tenía el nivel de cagada que recuerdo de esas tocatas que organizaba la UTEM en el Parque Almagro. Mala cosa, parece que el festival de a poco empezaba a llenarse de banderitas verdes, amarillas y rojas. Sabía de sobra que este festival estaba bien cargadito a la gente que se despide en Facebook con un “bless”, pero bueno, para escuchar algo más de “malos sentimientos” había que esperar y dedicarse en cuerpo y alma al baile, así que en busca de baile llegué a la Carpa Patagonia que a eso de las 4 tenía a Zonora Point poniéndole weno a punta de rimas y sabrosura. Panorama bien distante de lo que ofrecía El Otro Yo a esa misma hora, que para ser certeros, aburría y mucho. Me esperaba encontrar con viejotes recordando ser adolescentes en medio de un mosh infernal, pero no. Ni la banda ni el público prendieron. Las razones: ni idea, pero en ningún caso fue un augurio de lo que ocurriría durante el día, porque de Manuel García y Ataque 77 para adelante, el gentío que ya repletaba Parque O”’higgins no era más que un coro gigante de cada una de las bandas que estuvieron ese sábado en Frontera.
La tarde caía y Aterciopelados, volvían a pisar suelo chileno con un show preciso y con espacio incluso para la protesta contra Alto Maipo con consignas que se mezclaban con la hinchada fiel de Divididos que aunque no era numerosa, se hacía sentir con los ya clásicos cantintos de barra brava que dice que la Aplanadora del rock & roll, es Divididos la puta que lo parió.
Lo de Divididos fue un cuento aparte: experiencia, poder, virtuosismo y todas los calificativos quedan cortos cuando se habla de un show de estos gigantes del rock en español, porque lo de la aplanadora fue ese ritual de lo habitual que convierte a una simple banda de rock en una leyenda.
El festival ya cerraba y yo hecho mierda después de vivir otra tocata de Divididos colgado de la reja. A lo lejos veía el carnaval que armó Bomba Estéreo, la polvoreda que levantaba 2 Minutos y la histeria que provoca Calle 13 y su discurso auspiciado por Adidas. La decisión era súper simple, me fui a 2 Minutos para ser testigo de cómo Mosca y compañía se cagaban, según sus propias palabras, en cada una de las bandas que estaban ahí. Porque el punk es así y no necesita quedar bien con nadie, ni con Carlos que se vendió al barrio de Lanús. La improvisación y sinceridad de 2 minutos, fue la contraparte perfecta a Calle 13 y sus cuidadas y revolucionarias palabras que canción tras canción tenían un objetivo que era celebrado por una multitud entregada a su espectáculo, que sin la amargura de mis palabras, lo pasaba bien. Porque finalmente eso es lo que importa.
Me voy contento, lo pasé bien e incluso me doy el lujo imbécil de salir del Parque O”’higgins mientras Calle 13 habla de nuestras miserias como si fueran propias sin entender un carajo. Frontera cumplió y pasó raspando el examen. Yo seguiré con la ilusión de que en el tiempo los muchachos de Transistor consoliden este festival como el gran festival latino de este lado del continente, para que ese gran recuerdo del primer Vive Latino del 2007 desaparezca de una vez por todas.
Publicado por disorder.cl
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