Por’ Diego Calderón.
Vengo llegando de la cuarta región. No me las estoy dando de solidario ni nada, simplemente soy de allá y fui a ver a mis familiares después de la reconocida tragedia con que comenzamos las fiestas patrias de este año. Yo creo que no necesita que le repita lo que ha pasado, pero será mejor que lo haga, así nos ponemos en contexto.
Ya por la 5 norte pasado Los Vilos las consecuencias se hacían notar, la carretera tenía una pista en uso en varias partes por los derrumbes del camino, pero uno siempre espera que al llegar las cosas anden un poco mejor, aunque esta vez no fue así. Entrando a Ovalle, la ciudad me recibió a oscuras y luego de dar 2 o 3 vueltas, ya me encontré con varias grietas, vidrios rotos y letreros luminosos destrozados en el suelo. Cuando llegué a la casa no quedaba loza disponible y pensar en el sonido de todos los platos cayendo al piso quebró mis emociones, imagínense las de mi abuela que vivió sola el 8,4 y pensaba que iba a morir sin compañía.’ Todo esto me tenía mal, pero sinceramente en mi ciudad no se vivió lo peor. Lo peor estaba pasando en otros lugares y yo solo lo veía por la tele.
Viví la entrevista del caballero que vende (o vendía) churros en Tongoy con mucha pena. He mañoseado con sus productos desde pendejo, desde que no tengo memoria. Año tras año, verano tras verano visitando ese balneario al igual que muchas otras personas que se criaron en la ciudad donde me crié yo, y siempre conocíamos santiaguinos, serenenses, coquimbanos y gente de todas partes. Al caballero de los churros definitivamente le iba bien. Tenía rellenos con manjar, con crema pastelera, mermelada, mixtos y con queso. También tenía bañados en chocolate. Ahora no quedaba nada. No quedaban rastros del tagadá donde una vez me saqué la cresta, no quedaba ningún taca-taca, montaña rusa, ni tampoco la feria artesanal donde las niñitas se hacían las famosas trenzas que después perduraban en los albúmes de fotos familiares del verano. No quedaba nada,’ ni el puentecito para bajar caminando a la playa Socos donde se podía ver al dibujante de la arena, donde tantas veces posó para los turistas un Rey León o unos corazones el día 14 de febrero.
No quiero sonar autoreferente, de verdad que no. Me parece de súper mal gusto. Más aún cuando quedan tantas localidades afectadas que no he mencionado, como Illapel, epicentro del desastre, o la zona costera de Coquimbo y La Serena, por donde tantas veces también caminé.
Somos un poroto, somos ínfimos, pequeños y débiles. Y obviamente estos desastres naturales no los elegimos nosotros.
Lo que si podemos elegir, son los personajes que nos gobiernan, como por ejemplo al señor Jorge Pizarro, actual senador por la región de Coquimbo, sector al que representa desde 1998 en diferentes cargos y que hoy ante la catástrofe más grande en la historia de su distrito, se encuentra disfrutando del mundial de rugby 2015 en Inglaterra. ‘ No tengo calificativos, lo dejo a su criterio.
Por si se lo encuentra en una papeleta por ahí, cambiado de distrito, de partido, de país, de rostro. Lo que sea: Jorge Pizarro, DC.
Publicado por disorder.cl
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