Por’ Diego Calderón.
Probablemente te sientas impactado o te preguntes cómo se contagia el VIH ahora. La verdad es que se ha transmitido siempre de la misma manera: Por los ojos y por las orejas.
Así es, libérense los cacheros empedernidos y todos los compañeros que se hacen fuertes día a día para vivir con esta odiosa enfermedad, porque la debilidad está en otra parte. Está justo debajo de la estructura ósea más fuerte de nuestro organismo. Lo débil, lo endeble, está en el cerebro.
Hay algo en la forma de criar de la mayoría de las familias que me ha tocado conocer, que es donde se encuentra el meollo del problema (perdonando mi ínfimo análisis sociológico). Sales desde la vagina de tu madre y te ponen de inmediato un chip. Un chip, que por supuesto, nada tiene que ver con lo biológico, sino que con las costumbres aprendidas durante la vida de tus progenitores o quien te crie. De esta forma es como los futboleros tienen las cunas llenas de pelotas, los vegetarianos preparan mamaderas con leche de soya, los gamers compran piluchitos de Mario Bros y los noventeros poleritas de Pearl Jam. Pa”’ qué entrar en ejemplos con los católicos. La lista es infinita y claramente ejemplificadora sobre que no te enseñan a pensar ni en la casa. No te enseñan a ser. Evitan el concepto “ser”. Hay lugares donde da terror, no vaya a salir comunacho el niño que me muero. Te enseñan a obede-cer, que no tengo idea a qué tipo de ser conduce. Ser humano no por lo menos, es como humano a secas.
De pronto vamos creciendo y ya previo a los 10 años estamos cagaos completamente. Sobretodo si la casa está llena de televisores, porque hay que decir que el internet por último te hace investigar, onda si querís mierda, al menos hay que cranearse para encontrarla. Bueno, a los 10 años como les decía, estamos ya saben como, los ídolos, los referentes están en la televisión, y los porqué que daban sentido a la infancia van desapareciendo, van mutando por peinados, tinturas weonas, coreografías de moda y otras barbaridades. Así que imagínense de qué cosas nos vamos apoderando cuando llegamos a la adolescencia, ahí si que llegamos a vivir a Springfield de una. Los bares de Moe te quitan la energía y con el tiempo llegas donde mismo a pasar las penas.
Cuando aparecen las responsabilidades económicas, ya perdimos. Ya no cambiamos nada. Seteados desde pequeños, llega el momento en que todo lo que entra por ojos y orejas nos cautiva, lo entendemos como normal, lo buscamos, lo anhelamos.
Vivimos con el virus por siempre y cualquier mal referente nos podría hacer morir.
Aquí, una escena para que me comprendan.
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Publicado por disorder.cl
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