Por’ Catalina González P.
Internet tiene varias reseñas de El Parra menos Parra, un documental que ha ganado varios premios el último año. Esto en cambio, es solo un domingo más chileno que la chucha. El tráiler se había ganado mi corazón y, como a esas cosas del corazón no hay ná que hacerles, ni cagando me perdía su última función del IN-EDIT; pero la noche anterior se me cruzó un matrimonio y cada vez que me acercaba a la barra sentía que mi encuentro con Don Óscar Parra Sandoval iba a ser difícil. Como esa huevá no es problema de nadie más que mío, y como las cosas difíciles se supone que son las mejores, eoeoeo. Y al otro día me levanté y caminé.
Vivo a pocas cuadras así que debería haber llegado en poco rato, pero antes de Plaza Italia caché que alguna huevá rara pasaba. Típico. Concha-de-tu-madre. Coches, disfraces, mamás angustiadas y papás escondiendo la lata de cerveza de los pacos, los que actuaban como si un poco más allá estuviera Obama. Y globos. Muchos. Gigantes. ¡Por la chucha! Otra de esas costumbres que se nos pegan como lapas chupasangre. ¿Me estay hueviando que el desfile de monos inflables de una multitienda tiene colapsada la Alameda cuando yo tengo una cita con un Parra? ¿Nadie sabe? ¿Nadie va pa allá? ¿Algún huevón que me acompañe en la travesía? ¿Alguien sabe lo que significa la palabra retail? Camino esquivando pendejos que corren como en ácido, maravillándose con cada puta información de colores que se les cruza, y yo me pregunto si alguna vez habrán ido al circo, o si le digo a la gente que van a dar la historia de un payaso, aquí, ahora, ¿irían? Creo que ni cagando. Paro a comprar agua y me pregunto si esto que está pasando acá afuera es más importante que lo que está a punto de pasar allá adentro, en la sala de Cine UC. Sí, claro. Viva Chile.
La huevá es que lo logro. Me dejo de reflexiones mamonas anti sistema y me instalo atrasito. El director y el productor dicen un par de palabras que no recuerdo exactamente pero apuntan a algo parecido a lo que divagué. Las cosas pueden parecer difíciles pero hay que ir y hacerlas como sea. El documental empieza y los entiendo, esta historia por la chucha que había que contarla. Hay circos que no necesitan colores, los globos de allá afuera estarían de más acá adentro porque el formato elegido es una fiesta diferente, una de pocos amigos que se sientan a tomar por horas en una mesa coja. Óscar Parra pesca la guitarra y nos saca risas, Óscar Parra se desmaquilla y nos deja a todos callados, es él, es Tony Canarito, es el Tata Picarón, y todos dicen cochinadas sin terminar las palabras, no hay para qué, todos pensamos cochino como él. Los garabatos no están de adorno, son un idioma, y mientras lo miro pienso en qué significa un aplauso, una cañita de vino, un apellido, una chuchada bien puesta, una genialidad disfrazada de chiste. Porque eso es. Óscar Parra, el desconocido del famoso clan, es un genio que se disfraza de payaso. Cuando salí era tanta la emoción y el miedo de volver a salir a la jungla de princesas y espaidermans made-in-China, que no pude saludar a una persona que debería haber saludado. Hola. Y por acá vuelvo a darle las gracias al director, Jorge Catoni. Salú! Puta la huevá buena. Poder hacer y mostrar una película es más difícil que la mierda, y esta joya no puede pasar piola. Puta que me hace feliz que haya ganado premios, pero puta que me gustaría que la viera más gente. Quizás deberían darla por la tele o algo así, entre esos comerciales de multitiendas que todos ven. Ahora sí. Viva Chile mierda.
El Parra menos Parra (2014)
Dir. Jorge Catoni
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Publicado por Cha Giadach
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