
La cita de este pasado domingo en Espacio San Diego prometía, sobre todo si hay una parte de ti que aún no engancha con la adultez ni con la velocidad de la vida pos adolescencia. El lugar, fue el escogido para albergar la fecha del Red Bull Music y que convocó a los nacionales Adelaida y Playa Gótica + el plato fuerte, la banda californiana Wavves.
Es cierto, el público era en gran parte juvenil, pero también una porción importante estaba compuesta por pos universitarios que atraídos por ese efecto flashbackero tan típico del ácido, acudieron al recinto para pegarse una buena surfeada por esos momentos pretéritos donde el ritmo de la vida podía desacelerar a ratos.
Aunque claro, la jornada musical no tuvo nada de desacelerada. Porque tanto Adelaida como Playa Gótica, bandas que abrieron, dejaron el ambiente pasado a intensidad, preparado para lo que venía. Sobre los nacionales hay que decir que en ambos casos y guardando las proporciones de cada trayectoria, su evolución musical es constante, lo mismo que la puesta en escena.
Y lo que vino fue Wavves, donde hubo de todo. O al menos dos aspectos relevantes a nivel musical: el técnico y el pasional. Porque claro, hubo ciertos problemas técnicos que terminaron empañando un poco la presentación de los californianos y alterando el ánimo del vocalista Nathan Williams, quien frecuentemente entre que se disculpaba y justificaba con un público que había partido moviéndose como vendaval humano con los primeros tres temas, hasta que vino el problema con el amplificador del guitarrista Alex Gates.
Ahí la cosa cambió, para mal y para bien. Porque entre la espera para ver si podían rescatarlo, más el tocar dos temas sin primera guitarra, Wavves se empezó a incomodar, al punto que Nathan ya no tomaba unos sorbitos del whisky que tenía en un vaso, sino que lo empinaba directamente de la botella. Pintaba mal o al menos eso parecía, hasta que vino el quiebre, porque de alguna manera se recompusieron, se soltaron y al mismo tiempo que eso iba ocurriendo, el amplificador regresó de la ultratumba.
Lo que vino después forma parte de aquellos conciertos que se vuelven imborrables por todo lo antes dicho y porque de alguna manera superan lo puramente musical, para envolver varios aspectos que van adquiriendo más relevancia. Como la conexión que la banda terminó alcanzando con el público y que se reflejó en la pirueta aérea que Nathan Williams se mandó para aterrizar entre los fanáticos y nadar por largo rato entre la multitud hasta que fue devuelto al escenario para seguir dándolo todo.
Revisa a continuación las mejores imágenes que dejó la visita de Wavves a Chile.








Publicado por Pablo Bustamante
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