
Fotos por Juan Carlos Ponce
Para los fanáticos de Deftones‘ (la banda californiana de indescifrable estilo metalero), lo que pasó desde comienzos de semana en Teatro Coliseo hasta el miércoles pasado, debe haber sido quizás, la mejor manera de celebrar las tres décadas desde que Chino Moreno y Cia iniciaron el viaje musical que los ha llevado a tocar por todo el mundo con seguidores devotos que se entregan por completo en cada show.
Quizás el tener ese nivel de fanáticos es lo que impulsa también a Deftones a exprimir cada resto de energía sobre el escenario en sus presentaciones. Porque convengamos que tocar 3 días seguidos tras una gira previa igual de demandante, es sencillamente como para entrar en el libro de Récord Guinness (más aún si consideramos que en cada uno de los shows el bajista Sergio Vega las hacía de entremés con Quicksand, su otra banda).
Dejando el tema de relación y altísima afinidad público/banda claro, vamos a lo que nos convoca. En el Teatro Coliseo, un recinto que para este tipo de conciertos viene particularmente bien, lo que pasó en la tercera noche de Deftones en Chile fue simplemente un momento inolvidable. Desde el hermoso flechazo tipo Koi No Yokan del 2001 (sensación de encontrar por primera vez eso de lo que te enamorarás), la banda ha venido en repetidas ocasiones y con dispar sintonía entre sus integrantes, todo considerando situaciones personales, la muerte de Chi Cheng, apagones creativos, etc etc etc. Aunque siempre con espectáculos sólidos.
Pero en esta gira en particular y a diferencia de todas las otras ocasiones cada uno de los integrantes andaba, para sorpresa de su público, extrañamente generoso en declaraciones a la prensa, pregonando al máximo lo increíble que era hacer música con amigos durante tanto tiempo y el buen ambiente actual. Había cierto resquemor quizás, algo olía a voladores de luces, pero la realidad era otra y parece que toda esta verborrea tan profunda y natural tenía una base sólida de honestidad.

No vamos a decir que Deftones sonó, en esta pasada, mejor que nunca, porque no fue así, aunque uno presume que se trató más de problemas técnicos que musicales, sumado al desgaste lógico de una voz que lleva tres días seguidos chillando y casi reventando las venas del cuello. Pero una cosa es cierta, el fiato que hoy por hoy ostentan, es por lo menos, llamativo.
Eso mismo hizo que la de hace dos noches, su tercer sold out en el Teatro Coliseo, fuese tan especial. La banda disfrutó sobre el escenario, dando un recital escandalosamente energético y solo apto para verdaderos fanáticos, como mirando a cada uno de los ojos presentes y diciendo: esto va para ustedes csm. Porque la única manera de explicar el extraordinario setlist que Deftones se mandó el miércoles pasado, es lo que decíamos al comienzo. Cuando tienes un nivel de fanáticos tan fundamentalistas como los que tiene Deftones, estos pequeños detalles marcan la diferencia.
Abrir con Head Up fue un regalo impensado. Batir cabezas y afirmarse de quien se pudiese, porque rápidamente vino el salto a My Own Summer. Teatro cayéndose a pedazos y Chino envuelto en una bandera y gritando sobre el público. Una pequeña pausa con finas selecciones del Gore y el corazón que explota con Rocket Skates. Detallar en lo que vino después es algo que puedes leer en muchos otros sitios, pero sí podemos agregar que la inclusión de temas como Mx, When Girls Telephone Boys, Kimdracula y especialmente Teething, fueron la manera perfecta de coronar la noche.
Larga vida a Deftones y a sus fanáticos, que es cierto, ya crecieron y no necesitan estar en la primera línea de batalla siempre, pero se convirtieron en hombres de peso de un cartel en el que antes fueron soldados rasos. El tiempo pasa y no perdona a nadie, pero también nos regala noches para enmarcar.
Revisa las mejores imágenes de la 3a noche de Deftones en Chile a continuación.










Publicado por Pablo Bustamante
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