«Terapia de Pelis»: para cualquier mood en el que estés hoy

Publicado por disorder.cl

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Por Paulina Orellana

Tenemos una nueva sección que emerge en medio de esta pandemia que nos tiene desenfocados, saltando de página en página, de sitio en sitio, buscando contenidos con los que conectar, sin poder realmente conectar con nada. En tiempos de confusión mental y con un exceso de posibilidades en el menú, te traemos lo que necesitas: películas para ese mood particular en el que estás hoy.

¿Amaneciste optimista? ¿El reporte del día te dejó downer? ¿Andas ansiosx? No te preocupes, porque acá analizamos, recomendamos y te enlazamos con lo que tu estado de ánimo necesita. La mejor Terapia de Pelis.

El hoyo (2019)

Director: Galder Gaztelu-Urrutia

País: España

Mood: cuando sientes que puedes enfrentar lo incómodo

¿Por qué para muchos ha sido difícil el confinamiento, la cuarentena o este tiempo “especial”, que gran parte del mundo está viviendo por la pandemia? Hay innumerables razones, pero hay una universal: asumir que la única certeza que tienes en tu vida, es que en algún momento vas a morir. Entonces, ahí vienen esas oscuras preguntas: si llega ese momento ¿habré hecho todo lo que quise?, si aún no llega, ¿tendré tiempo? ¿podré lograrlo? ¿les dije a todo los que quiero, que lo hacía? Darte cuenta de la realidad, es asumir que el mundo es injusto y que no puedes cambiarlo, por más que pidas que sea así, ruegues o reces, atraviesas la angustia y te das cuenta que sí queda algo por hacer: cambiar tú. Actuar.

Iván Massagué es Goreng, un hombre que decide entrar a un lugar llamado El Hoyo, una especie de cárcel, construida de forma vertical, que tiene algo más de 200 pisos, con 2 integrantes por celda, y en la que hay un hoyo al medio, por donde cada día, pasa una plataforma llena (o no) de comida. Y menciono el paréntesis porque esa comida, se va agotando a medida que avanza por los pisos, y cada mes, puedes despertar en la celda 2 o en la 170, por decir algo. Todo esto, lo sabe por Trimagasi (el soberbio Zorion Eguileor, obvio) el compañero de celda que le toca cuando comienza su primer mes, que día a día, le irá contando más detalles de la dinámica de este lugar y todo lo que implica.

Esta película da para varias interpretaciones y tiene muchas alusiones que van desde la política, pasando por lo social, lo humano y lo divino: mucha atención a los diálogos (sobre todo de la primera parte) y los detalles, verdaderos símbolos entrelíneas: El Quijote, el libro que lleva Goreng, nos da muchas pistas (ojo con el pasaje que se lee, cerca del final, pueden googlearlo después de verla). Pero más allá de lo evidentemente incómodo y hasta a veces, repugnante y ¿condenable? que puede tornarse el guión, el recorrido ético-moral de los personajes a medida que avanza la historia es lo más alucinante y perturbador.

Te dejará pensando sí o sí y preguntándote a ti mismo ¿qué harías en el lugar del protagonista? Hay una frase en la peli que habla sobre que «los cambios nunca se producen de forma espontánea». Nada más cierto.

 

La Memoria de mi Padre (2017)

Director: Rodrigo Bacigalupe

País: Chile

Mood: cuando tienes la oportunidad de re-conocer a alguien

Nunca nos imaginamos la paciencia que debieron tener nuestros papás para enseñarnos cada paso, cada letra, cada peldaño del piso cuando íbamos a caer, que nos olvidamos muy rápido encargándonos de nuestras vidas. Hasta que llega el día que la realidad te lo recuerda.
El protagonista, Alfonso (Jaime Mc Manuss) es un guionista de TV, que, debido a circunstancias familiares, y a la muerte de su mamá hace dos meses, debe hacerse cargo de su papá (Tomás Vidiella) con quien nunca ha tenido una relación inmersa en el cariño, si no más bien, a ojos de él, en una fria y distante exigencia.

La historia es el camino que descubre Alfonso sobre la tierna y a ratos delirante fragilidad de su papá, por la ausencia de Esther, su madre, a quien no reconoce su muerte y exige ir a buscarla a la playa. En el camino, Alfonso, se reencuentra con sus propios dolores encerrados en una coraza auto impuesta para no sufrir: su errática y casi nula relación con su hijo que vive en Estados Unidos, se une a la conveniente relación con su polola, la cual tiene un trabajo ideal para no establecer vínculos: azafata.

El trabajo de dirección de fotografía hacen lucir los paisajes como también la atmósfera de un intenso viaje emocional, que avanza a su ritmo, y que va aumentando el interés y la intensidad. Abre infinitas posibilidades, posibles heridas y una reconfortante esperanza. Emociona y alivia.

 

Perfect Sense (2011)

Director: David McKanzie

País: Reino Unido

Mood: cuando necesitas perspectiva sobre lo que está pasando

Esta película, la dejé para el final, porque es tan cierta, que cuando terminas de verla, estás entre que se te caen las lágrimas de emoción, mezclado con pena, con alivio, con un poco de conformidad de saber lo que todos sabemos: por más que queramos, los humanos, somos, podríamos decir una bolsa de plástico en el viento, podemos moldear nuestra forma y así desviar nuestro camino, pero seguimos creyendo que tenemos la ilusión de controlar nuestro destino. Y no lo tenemos. Un poco rebuscada la metáfora, pero es que en verdad quiero decir que tenemos una vida que queremos que pase y otra que simplemente nos pasa, y estamos en ese entremedio, lo que podemos elegir, es que a veces, es mejor dejarnos llevar.

En la historia, una epidemióloga, Susan (Eva Green) conoce a un chef (Ewan McGregor) en medio de lo que parece ser una epidemia global, que provoca alteraciones progresivas en los sentidos de las personas. A medida que avanza la historia, y contrario a todo tipo de películas del género, lo que va a ocurriendo es quizás, lo que probablemente pasaría en la vida real, sin efectos especiales, ni escenas desbordadas, si no más bien, el pánico real que uno imaginaría que pasaría: variado en las reacciones, sorprendentes reflexiones. El mensaje del guión es entregado de la forma más amable y humanamente reveladora. Uno se queda ensimismado mirando los créditos, y como ya lo dije, siente que ruedan de a poco, sin desespero, las lágrimas de la certeza de confirmar lo que siempre hemos sabido.

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